Por Pablo E. Arahuete
Últimamente Hollywood se ha tomado ciertas licencias para burlarse de algunos valores que otrora hicieron grande a la industria del cine y en consonancia caracterizaron al ultra conservador pueblo norteamericano como por ejemplo: la familia, el sagrado matrimonio y la maternidad, entre otros. Tales pilares culturales cimentaron un templo de apariencias y 
falsedades que no hicieron otra cosa que desnudar aquellos trapitos sucios que los amantes del tío Sam y la Coca Cola procuraron inculcarnos hasta el hartazgo y que levantaron las banderas del cine independiente como su contracara. No alcanzan los dedos para contar la hoy incalculable galería de películas orientadas a resaltar el espíritu navideño, desde las más ingenuas hasta las revulsivas con mensaje incluido pero que en definitiva ocultan el verdadero sentido comercial que se teje en esas tramas edulcoradas y pacatas. No obstante, el cine de Hollywood es un negocio y tal como reza el refrán tampoco es hora de avivar giles y mucho menos de matar a la gallina de los huevos de oro que por dentro destilan precisamente todo lo contrario.
Sin embargo, la nueva comedia americana -que ya tiene sus íconos consagrados como Ben Stiller, Adam Sandler, Judd Apatow, por citar algunos- pertenece a una generación que sabe hasta donde puede subvertir los valores -en tono irónico y cínico a veces- sin alterar el orden establecido. Digámoslo así: la carta de lo políticamente correcto se guarda para el final del juego, en vez de desenvainarla en los primeros minutos. El resultado final es una carcajada contenida que con el correr del metraje se va desdibujando como las posibilidades de encontrar una película redonda que no tenga que confesar pecados con finales moralistas.
Así las cosas, Navidad sin los suegros del director Seth Gordon es, quizá, una de las comedias contemporáneas más ácidas y sarcásticas sobre la Navidad pero que lamentablemente en vez de incendiar el árbol, de una vez por todas, lo robustece y lo hace más grande. En esa nube de humo se evaporan un par de momentos que no tienen desperdicio, como así también un puñado de situaciones jugadas a un ritmo vigoroso que recuerda el estilo de las sitcoms más reconocidas como Seinfeld y otras.
La película que más se acercaría a esta historia, protagonizada por una pareja moderna y atípica, que se opone a los postulados de la cultura tanto como a los convencionalismos, es La familia de mi novia. Y en este caso también son las familias, o mejor dicho los familiares, quienes conspiran contra la felicidad de Brad (Vince Vaughn, graciosísimo) y Kate (Reese Witherspoon, quien demuestra que tiene pasta para la comedia de situaciones). Por tradición, en vísperas de Navidad la pareja huye hacia los países más recónditos a fin de evitar el desagradable encuentro con papá, mamá y hermanos inventando causas de fuerza mayor para evitar cualquier tipo de reproche o sospecha. De esta manera, preparados para disfrutar de unas vacaciones en las islas de Fiji, se ven imposibilitados de tomar el avión por causas climáticas y, como si esto fuera poco, aparecen en la televisión como uno de los tantos pasajeros afectados en las fiestas. Sin otro remedio que el de avenirse a visitar a la parentela, atraviesan un verdadero calvario
cuando deciden pisar la puerta de sus respectivos hogares. Eso implica conocer suegros, hermanos, sobrinos, tíos y hasta la abuelita de Kate que no hace otra cosa que tirarle indirectas al pobre Brad.
Con un elenco de lujo encabezado por Robert Duvall (el padre inculto), Sissy Spacek (la madre sexualmente liberada), Jon Voight (el padre nostálgico y arrepentido), Mary Steenburgen (la madre fanática religiosa), en los respectivos roles de suegros y un ramillete de personajes secundarios de fuste, el guion se encarga de sumar gags y situaciones patéticas a un ritmo ágil que gracias a la química de la pareja protagónica alcanza picos de efectividad durante una primera hora sin desperdicios. Podría decirse que las constantes referencias a la Norteamérica de la era Bush son tantas como las críticas y autoparodias de los valores culturales. Pese al revés que procura lavar con un manto de piedad aquella mirada crítica y profunda de la primera mitad, Navidad sin los suegros es una comedia revulsiva y lo suficientemente divertida como para esbozar una sonrisa cómplice y musitar por lo bajo: me lo temía.
Título: Navidad sin los suegros.
Título original: Four Christmases.
Dirección: Seth Gordon.
Intérpretes: Reese Witherspoon, Vince Vaughn, Robert Duvall, Mary Steenburgen, Jon Favreau, Jon Voight, Dwight Yoakam, Sissy Spacek, Carol Kane, Brian Baumgartner, Kristin Chenoweth, Katy Mixon y Colleen Camp.
Género: Comedia, Drama, Romance.
Calificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 88 minutos.
Origen: EE.UU./ Alemania.
Año de realización: 2008.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de estreno: 18/12/2008.
Puntaje: 7 (siete)
