Por Pablo E. Arahuete
Cuatro minutos (2006), segundo opus del alemán Chris Graus, no es un típico drama carcelario femenino bien narrado y actuado, sino que se trata de un film -entre otras cosas- sobre la autodeterminación. Y qué mejor teatro de operaciones para explorar esta idea que el atroz encierro de la cárcel, lugar donde la identidad de cada reclusa se diluye detrás de las rejas, y la lucha por imponerse sobre el otro forma parte de la gimnasia perversa a la que las somete un sistema regido por la ley del castigo y del premio. No es un error pensar de tal manera esta historia inspirada en la vida de frau Traude (excepcionalmente interpretada por Mónica Blelbtreu), una veterana profesora de piano que pasa sus días intentando sacar algún que otro talento escondido de las convictas. Así, descubre a Jenny (Anna Herzsprung, vibrante y conmovedora actuación), una joven con tanto ímpetu como violencia encima, quien demuestra ante la atónita docente una capacidad increíble para interpretar complejas partituras de músicos clásicos como Mozart, Beethoven y Shumann (arregladas para el film por la joven compositora Annette Focks).
Con el mínimo apoyo de las autoridades carcelarias y bajo el recelo de sus compañeras de celda, la impredecible Jenny se gana la confianza de su profesora y acepta seguir a rajatabla sus estrictas normas y reglas con el objetivo de triunfar en una competencia juvenil que la anciana asume como desafío, y de algún modo -que se verá en el devenir de los acontecimientos- como una suerte de chance para expiar culpas de su pasado durante la segunda guerra mundial. Sin embargo, la prometedora pianista no encuentra en el piano una posibilidad de escape, sino un vehículo capaz de transmitir sus estados emocionales, teñidos de crudeza y drama personal que dista mucho de la cadencia de las sonatas que puede llegar a ejecutar. Jenny castiga las teclas igual que se autoflagela cada vez que transita por algún conflicto. Quizás esa entrega es lo que conmueve a frau, cuya rigidez y frialdad la vuelven ante sus semejantes como una muralla impenetrable. Por eso, el film de este periodista y docente logra transmitir con rigor y emoción el vínculo entre la mentora y la alumna, o sencillamente entre dos protagonistas femeninas separadas por la distancia de la edad pero unidas en el dolor y en el encierro.
El relato pendula en un ritmo sostenido con la misma fuerza que una aguja de un metrónomo. Así de justa y perfecta es la trama que apela al recurso del racconto en paralelo con el presente para configurar el personaje de la profesora; y en el caso de su discípula, lo hace por la vía confesional con picos de verdad cinematográfica e intensidad que no tienen desperdicio, así como el desenlace de una fuerza inusual. Puede decirse que no sólo la solidez del guion, también escrito por Chris Kraus, excede el tono y los tópicos de las historias carcelarias, sino que además aporta un racimo de personajes secundarios vistosos -y no decorativos- y por sobre todas las cosas la magistral actuación del dúo protagónico, quienes en cada escena realmente se sacan chispas.
Una película bien filmada, a veces es algo similar a una partitura conocida pero bien ejecutada. Las notas del piano clásico se mezclan de una forma desgarradora con los roces y los golpes de la vida en una fuga donde no hay ninguna salida.
Título: Cuatro minutos.
Título original: Vier Minuten.
Dirección: Chris Kraus.
Intérpretes: Monica Bleibtreu, Hannah Herzsprung, Sven Pippig, Richy Müller, Jasmin Tabatabai, Stefan Kurt, Vadim Glowna, Nadja Uhl y Peter Davor.
Género: Drama.
Calificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 112 minutos.
Origen: Alemania.
Año de realización: 2006.
Distribuidora: Alfa Films.
Fecha de estreno: 28/12/2008.
Puntaje: 8 (ocho)