Con los años Jim Carrey ha instaurado un estilo propio en el cual confluyen la gestualidad imposible y la expresividad corporal frenética, con una energía digna del demonio de Tasmania. A veces más cerca de lo escatológico, sexual o políticamente incorrecto (Tonto y retonto, Irene y yo y mi otro yo) y a veces elaborando un humor más ATP (La máscara, El Grinch) el sello del canadiense quedó marcado a fuego en la comedia yanqui de los últimos lustros. Los pocos papeles dramáticos que ha afrontado en su carrera para evitar el encasillamiento no lo han dejado mal parado pese a los prejuicios de propios y extraños. La actuación de Carrey en The Truman Show, El mundo de Andy y Eterno resplandor de una mente sin recuerdos sólo puede ser calificada como brillante. Sin embargo, pese a que cada uno de esos filmes superan el mero entretenimiento, los fanáticos del actor de Todopoderoso esperan con especial interés esas comedias alocadas en las que su ídolo desata su histrionismo por una hora y media con resultados regocijantes. Si bien llama la atención tanta morisqueta en un hombre que ya cuenta con 46 años de edad (¿adolescente tardío?, ¿edad del pavo insuperable?) hay que admitir que la flamante ¡Sí señor! es una de sus propuestas más logradas gracias a una idea conceptualmente brillante y a la loable química generada con su co-estrella, la querible Zooey Deschanel. Por cierto, es un placer ver a esta actriz del cine independiente -hija del celebrado director de fotografía Caleb Deschanel y hermana menor de Emily “Bones” Deschanel- en proyectos más comerciales que los habituales (sería mejor olvidar su participación en el mega bodrio de M. Night Shyamalan El fin de los tiempos).
Así como en Mentiroso, mentiroso el protagonista no podía dejar de decir la verdad, en ¡Sí señor! el personaje principal es incapaz de decirle que no a nada. Esta situación lo arrastra a vivenciar experiencias insólitas y a conocer al amor de su vida. ¿Qué induce al más negativo de los mortales a decirle que sí a todo lo que le proponen? Muy fácil: un programa de autoayuda dictado por el gurú Terrence Bundley (el veterano Terence Stamp divirtiéndose un poco para variar) al que nuestro héroe concurre sin saber muy bien en lo que se está metiendo. Luego del prematuro divorcio de su ex, Carl Allen sólo vive para trabajar. Luego de una triste jornada como gris empleado bancario regresa a casa, asiste al videoclub y mira DVD’s tirado en el sillón del living mientras la existencia le pasa de largo. Su amigo Peter (Bradley Cooper, el recordado Will Tippin de la serie Alias) procura ayudarlo de todas las formas posibles pero termina siendo un ex compañero del banco quien da con la tecla al invitarlo a una clase del curso “Yes Man” que consiste básicamente en decirle que sí a cualquier cosa para ponerle límite a una mentalidad cerrada y poco abierta a los cambios. Carl toma la iniciativa a duras penas pero se convence de que es peor negarse porque, tal como le advirtiera Bundley, una especie de justicia divina castiga a los renuentes. No obstante, el hecho de prestarse a participar en un montón de actividades –algunas de ellas con su aparatoso jefe, toda una creación del actor neozelandés Rhys Darby- lo sacan de su aburrida rutina hasta finalmente cruzarse con la excéntrica Allison que además de cantar canciones insólitas junto con su banda Munchausen By Proxy (impagable la que reza: “No me llames a las 23, llámame a las 22.59”) encabeza un grupo de aficionados que mezcla el footing con la fotografía en un mismo ejercicio. El revés sentimental que se vislumbra cerca del final obedece al más estricto de los manuales de las comedias románticas y en ¡Sí señor!, por una vez, no luce forzado para que la reconciliación decrete el Happy End habitual.
Con el tiempo Jim Carrey se ha dado cuenta de que su contribución en este tipo de comedias es menos nociva y repetitiva cuando no se abusa de su fabulosa expresividad. Por otra parte, su presencia en estos vehículos concebidos rigurosamente para su lucimiento cada vez son más esporádicos. Motivo por el cual, si el filme lo amerita como en este caso, se disfruta más la desopilante combinación de humor físico con gags que sin inventar la pólvora cumplen sobradamente con su propósito: hacer reír a mandíbula batiente. Escenas como la del suicida cantor, el recital de Allison o la sesión de la “conversión” de Carl (donde sorprende la vis cómica de un actor tan serio como el inglés Terence Stamp) seguramente estarán entre lo más divertido del año. Para redondear el producto los productores han contratado al grupo alternativo estadounidense Eels que ha aportado nueve canciones a la atrayente banda de sonido. Como bonus track para los seguidores de la música pop y rock de los 80’s tenemos uno de los mayores hits del clásico grupo californiano Journey: “Separate Ways (Worlds Apart)” engalana con su ritmo retro el obvio, y no por ello menos gozoso, clímax de la película. Un lujo total…
Título: ¡Sí señor!.
Título Original: Yes Man.
Dirección: Peyton Reed.
Intérpretes: Jim Carrey, Zooey Deschanel, Bradley Cooper, Terence Stamp, Fionnula Flanagan, Molly Sims, Danny Masterson, John Michael Higgins, Rhys Darby, Sasha Alexander.
Género: Comedia, Romance.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 104 minutos.
Origen: EE.UU./ Reino Unido.
Año de realización: 2008.
Distribuidora: Warner Bros.
Fecha de Estreno: 15/01/2009.
Puntaje: 7 (siete)