Por Emiliano Fernández
Woody Allen continúa con su etapa fílmica europea con esta brillante comedia de enredos sentimentales en la que se distingue con luz propia la ganadora del Oscar Penélope Cruz acompañada por un gran elenco femenino. La presencia de Javier Bardem tampoco pasa desapercibida…
Y Woody lo hizo otra vez. Cada nuevo emprendimiento del neoyorquino viene a reconfirmar su inagotable talento en lo que respecta a la construcción cinematográfica. Ya conocemos de antemano las características fundamentales de su obra, sólo aquellos que en verdad las acepten podrán disfrutar del convite: todas sus películas son similares en términos formales, siempre analizan los mismos tópicos y eventualmente podemos concluir que representan ejercicios de estilo por parte de un realizador increíble, a esta altura mucho más que mítico. Allen tiene en claro lo que pretende y sabe cómo transmitirlo al espectador respetando sus clásicas marcas registradas y la complejidad de los temas tratados. A los 73 años sigue sorprendiendo con films magistrales que rebosan sinceridad y destreza narrativa.
Vicky Cristina Barcelona (2008) constituye un quiebre en relación a la anterior “trilogía criminal británica”, compuesta por Match Point (2005), Scoop (2006) y El Sueño de Cassandra (Cassandra’s Dream, 2007). Mientras que antes contábamos con historias centradas en antagonismos sociales o directamente en las miserias de las clases altas, ahora disfrutamos de un relato sofisticado de índole existencial sobre entrecruzamientos románticos, ideologías incompatibles y círculos viciosos psicológicos que parecen estar condenados a repetirse hasta el infinito. Con referencias implícitas a sus trabajos de fines de los setenta, el director vuelve a poner el ojo en la burguesía artística- intelectual para en este caso trasladarla a España y desmenuzar sus tristes hipocresías y callejones sin salida.
Vicky (Rebecca Hall) y Cristina (Scarlett Johansson) son dos buenas amigas con personalidades un tanto discordantes. La primera es conservadora y práctica, la segunda impulsiva y ambivalente. Vicky está a punto de casarse con Doug (Chris Messina), un ejecutivo adinerado y bastante aburrido que le garantiza una vida ideal. Cristina acaba de separarse y se siente muy insegura en cuanto a su futuro. Ambas visitan Barcelona durante el verano hospedándose en la casa de un pariente lejano de Vicky, Judy Nash (Patricia Clarkson). La rutina turística desaparece cuando conocen al pintor Juan Antonio Gonzalo (Javier Bardem), quien las seduce y convence de pasar un fin de semana en Oviedo. Allí les contará acerca de su ex esposa, la extremadamente pasional María Elena (Penélope Cruz).
Con la excusa de que Vicky está completando un master sobre cultura catalana, el cineasta ofrece una bellísima sucesión de tomas de la ciudad del título, sus alrededores y las distintas obras de Antonio Gaudí (desde ya que la municipalidad brindó todo su apoyo a la producción). Vicky Cristina Barcelona es una comedia agridulce del corazón que no defiende ninguna de las posiciones y/ o puntos de vista de los protagonistas. Allen deja pasar la tentación de destruir por completo las motivaciones de cada uno de sus seres y opta por tratar de comprenderlos aún en sus falsedades, compulsiones equidistantes y atropellos éticos. Esto incluye a su alter ego de turno, el personaje de Johansson: una realizadora fracasada y pretenciosa que sólo ha dirigido un corto de 12 minutos acerca del “amor”.
Aunque el elenco en conjunto es maravilloso sobresale en especial la actuación de una aguerrida Penélope Cruz, aquí por suerte expresándose más en castellano que en inglés. La frescura y el encanto resultan funcionales a una trama que pone el acento en las relaciones de pareja sin obviar la enorme influencia que acumula la atracción sexual. Nuevamente el espléndido guión crea diálogos y situaciones de una lucidez extraordinaria: en una escena Gonzalo cita a María Elena para afirmar que “sólo el amor insatisfecho puede ser romántico”. La alegría se nos aparece como momentánea y la vida repleta de displaceres asumidos a plena conciencia… lo que no impide que Woody se ría de esta severa volatilidad, diga que en el fondo el cine no le interesa y luego se aleje sin ningún apuro.
Título: Vicky Cristina Barcelona
Director: Woody Allen
Género: Comedia, Drama, Romance
Intérpretes: Rebecca Hall, Scarlett Johansson, Javier Bardem, Penélope Cruz, Chris Messina y Patricia Clarkson
Duración: 96 minutos
Origen: Estados Unidos, España
Año Realización: 2008
Fecha Estreno: 05/02/2009
Puntaje 9 (nueve)
El staff opinó:
-Al juzgar por los resultados de sus últimas películas, da la sensación que Woody Allen está cada vez más cerca de un estándar aceptable pero que por ninguna razón se puede equiparar con sus obras más reconocidas. Da la sensación que películas como Vicky Cristina… puede hacer diez por año, sobre todo con el capricho de la voz off que lo acerca más al terreno literario que cinematográfico. Es culpa del propio director de Zelig malacostumbrar a un público exigente como así también esquivar de manera inteligente aquella profundidad que parece olvidada en el tiempo. Sin duda estamos en presencia de un Allen menor que encontró la excusa de un viaje turístico por España para hablar de las mismas cosas de siempre, eso sí con un elenco de lujo.- Pablo E. Arahuete (6 puntos)
-Tras el alarmante declive artístico evidenciado en sus últimos filmes Vicky Cristina Barcelona nos devuelve a un Woody Allen inspirado y a la altura de sus pergaminos. En mi opinión el único Woody auténtico y con estilo netamente personal es éste, el de las comedias. Cuando se coloca la máscara del humor el pequeño neoyorquino cobra vida con naturalidad, frescura e inteligencia. Por el contrario, cuando la intercambia por la del drama, sólo alcanza a penetrar tímidamente en el universo de realizadores superiores como Bergman –a quien admira hasta el plagio- quedando sus esfuerzos siempre a mitad de camino. Pese al extraño, y literario, recurso de la narración en off en tercera persona Vicky Cristina… atrapa de entrada, divierte constantemente con los enredos sentimentales de sus personajes y deslumbra por el nivel de un elenco superlativo en el que una enloquecida Penélope Cruz le da el salto de calidad definitivo al film en su segunda mitad. Woody nos debía desde hace tiempo una buena comedia para disfrutar con ganas. El saldo final termina reivindicándolo largamente de sus desaciertos más recientes. Por suerte, al viejo mago todavía le quedan un par de trucos en la galera…- Diego Martínez Pisacco (8 puntos)