Por Emiliano Fernández
Esta secuela arranca con un problema insalvable desde el vamos. Esperando la carroza (1985) es quizás la mejor película de la historia del cine argentino: esta afirmación de temeraria no tiene nada porque nunca hubo ni nunca habrá muchos exponentes nacionales de calidad para destacar. La original fue creciendo con los años hasta convertirse en un clásico absoluto dentro del imaginario popular, sobre todo en el de su blanco principal, la inmunda clase media porteña. En aquel film se dio una conjunción tan extraña como exitosa que abarcaba al frondoso elenco, el libro de Jacobo Langsner y la dirección de Alejandro Doria. Por supuesto la identificación social vino por el lado de la defensa de la vejez, encarnada en la figura de Mamá Cora (un insuperable Antonio Gasalla), y la colección de actitudes miserables de cada uno de los integrantes de su malograda familia. Como no existe forma de invocar semejante pasado y salir bien parado, parece que el equipo de realizadores decidió redondear una suerte de “nota al pie” 24 años después.
Podemos adelantar que el resultado final no es todo lo desastroso que podría haber sido; en Argentina siempre es posible caer más bajo. La anécdota central ahora involucra una velada organizada por Antonio Musicardi (Luis Brandoni) y su esposa Nora (Betiana Blum) para festejar su aniversario de casados. Además de los mencionados, repiten roles Juan Manuel Tenuta (Sergio), Mónica Villa (Susana), Lidia Catalano (Emilia) y Andrea Tenuta (Matilde). Roberto Carnaghi reemplaza a Julio De Grazia en el papel de Jorge y se suman en secundarios los muy poco expresivos Facundo Espinoza, Dolores Fernández y Gabriela Mandato. En este caso la pirámide económica se nos aparece estratificada en tres grupos: por un lado están los anfitriones, una pareja burguesa que gusta del aparentar y vive de la corrupción política/ sindical, por el otro tenemos al matrimonio de Jorge y Susana, piojos resucitados testaferros de los anteriores, y finalmente contamos con la línea más humilde encabezada por Sergio (clase media baja envidiosa) y Emilia (cavernícolas marginales).
Desde ya que el choque de intereses funciona apenas como una excusa para un “grandes éxitos” del ser cultural autóctono con el claro objetivo de retratar las bajezas, estupideces y actos fallidos de los habitantes de nuestro país. Todo lo que engrandecía al primer film aquí desapareció casi por completo: el guion de Langsner carece de la fuerza suficiente para movilizar al espectador, la trama es tan elemental que por momentos anula el desarrollo de personajes y la propuesta en general no consigue escapar de la claustrofobia teatral, encerrada en la casona de Vicente López en la que transcurre la “celebración”. Pero lo peor es que se nota demasiado el paso del tiempo, las situaciones harto previsibles y la falta de ideas novedosas, aún con algunos chispazos de perspicacia en lo que hace a los diálogos. El grotesco nacional valioso, aquel que incluye fundamentos ideológicos y crítica social, estaba representado en la original no sólo a través de los geniales intercambios entre los protagonistas; también resultaba fundamental la presencia del comodín, la anciana madre.
Esto nos lleva directamente a las no- intervenciones de Gasalla y China Zorrilla. Según el productor bailantero Adrián Serantoni y el anodino director Gabriel Condrón, Zorrilla no pudo participar por cuestiones de salud y los años llevaron a Mamá Cora al ataúd. Parece que ni siquiera convocaron al cómico… ¿será verdad? Debemos considerar que el público en su enorme mayoría relaciona al título con el personaje, por lo que la desaparición se hace muy patente y cae como un baldazo de agua fría. Más allá de la condena simplista por innecesaria, oportunista y/ o redundante, Esperando la carroza 2 (2009) sufre de pequeñismo conceptual noventoso, una puesta en escena correcta aunque de poco vuelo y distintos déficits interpretativos desde su origen. La “vieja camada” de actores hace lo que puede con el material y le pone el corazón al proyecto, mientras que los más jóvenes no se hallan en un registro que definitivamente no comparten. En esta coyuntura las buenas intenciones no alcanzan. Se extraña aquel maravilloso eje narrativo: la vejez como estorbo.
Título: Esperando la carroza 2: Se acabó la fiesta.
Título original: Idem.
Dirección: Gabriel Condrón.
Intérpretes: Betiana Blum, Luis Brandoni, Roberto Carnaghi, Lidia Catalano, Facundo Espinosa, Dolores Fernández, Gastón Grande, Gabriela Mandato, Andrea Tenuta, Juan Manuel Tenuta y Mónica Villa.
Género: Secuela, Comedia.
Calificación: Apta para mayores de 13 años.
Duración: 88 minutos.
Origen: Argentina.
Año de realización: 2009.
Distribuidora: Primer Plano.
Fecha de estreno: 02/04/2009.
Puntaje: 4 (cuatro)