La saga que iniciara Rápido y furioso en el 2001 debe contemplarse estrictamente como un producto de consumo sólo apto para tuercas recalcitrantes y obsesivos retros de las películas de acción de los setenta 
(como las que homenajeara Quentin Tarantino en A prueba de muerte). El resto posiblemente reciba con indiferencia el reencuentro de Vin Diesel y Paul Walker en Rápidos y furiosos (2009), tercera secuela del film primigenio que sin embargo debe ser la más satisfactoria de la tetralogía si tomamos en cuenta el nivel y despliegue de producción puestos aquí de manifiesto. La trama apuesta a lo seguro con una venganza de por medio y peca de rudimentaria a más no poder. Pero esto es normal: en una peli llena de autos tuneados para correr a la velocidad de la luz lo que le importa al fana son los bólidos (y los bolazos coreográficos que en aras del espectáculo diseñan los especialistas en efectos CGI) y no la historia (adocenada, irrelevante, olvidable). Quien entra a la sala de cine ya sabe como viene la mano y la acepta de buen grado…
Esta rentable franquicia tuvo su origen en el artículo de una revista que el guionista Gary Scott Thompson adaptó libremente para el cine sin que se le caiga ni media idea en el proceso. Con la dirección del limitado Rob Cohen y Diesel/Walker conformando una dupla tan granítica como carismática, el film resultó un éxito mundial lo cual posibilitó la continuación en el 2003 con +Rápido +furioso (con Tyrese Gibson reemplazando a Diesel y con la experta realización de John Singleton). Ya desvirtuada la saga por la ausencia de los actores originales en el 2006 se estrena Rápido y furioso: Reto Tokio con Diesel prestándose para un cameo en el final y con la muy profesional dirección del taiwanés Justin Lin que vuelve a repetir su rol en Rápidos y furiosos. Con tantos altibajos no es extraño que la nueva aventura supere a sus antecesoras. Simplemente esta vez privó un poco más la coherencia y se hicieron razonablemente bien las cosas. Reunir al elenco del filme de Rob Cohen para intentar repetir aquel primer suceso parece elemental pero por un motivo o por otro recién ahora pudo lograrse. Los 72 millones de dólares recaudados en territorio estadounidense por Rápidos y furiosos en apenas tres días así lo demuestran…
Indudablemente hay una trampita en la participación de Michelle Rodriguez en la línea argumental creada por Chris Morgan pero sin ella nada tendría su 
razón de ser. La reaparecida Jordana Brewster sólo aporta su figura esbelta y algunos escarceos amorosos con Paul Walker. Por su parte, el actor de Azul extremo sigue sin zanjar su legendaria inexpresividad aunque Morgan le haya escrito un par de escenas divertidas exclusivamente diseñadas para que los muchachos de la platea festejen como locos. Sin embargo, en su doble condición de productor y protagonista el alma de esta entretenida Rápidos y furiosos es el único e inimitable Vin Diesel. El pelado que diera cátedra en xXx (Rob Cohen, 2002) como un atípico héroe de acción y que demostrara poseer condiciones para actuar con su papel de mafioso en Find me guilty (Sidney Lumet, 2006) quizás no sea el más académico de los intérpretes pero sabe exactamente lo que se requiere para dejar una huella duradera en el género. Diesel (cuyo nombre real es Mark Sinclair Vincent) se apoya en su poderoso físico y en su voz profunda y cavernosa para imponer largamente su imagen de tipo duro a un relato vertiginoso con profusión de chicas curvilíneas, humor machista y una cantidad impresionante de estereotipos. Mexicanos, afroamericanos y latinos en general, “agradecidos”…
Título: Rápidos y furiosos.
Título Original: Fast & Furious.
Dirección: Justin Lin.
Intérpretes: Vin Diesel, Paul Walker, Michelle Rodriguez, Jordana Brewster, Sung Kang, John Ortiz, Laz Alonso, Gal Gadot, Tego Calderón, Don Omar, Mirtha Michelle y Greg Cipes.
Género: Acción, Crimen.
Clasificación: Apta mayores de 13 años, con reservas.
Duración: 107 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2009.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 02/04/2009.
Puntaje: 7 (siete)
