Cuatro vidas y un destino recuerda a esos filmes primerizos que realizan los estudiantes de cine en los que a falta de buenas ideas se manipula la narración en post-producción para intentar darle al proyecto una cohesión y un virtuosismo que per se adolece por completo. He aquí varias historias fútiles desordenadamente mezcladas un poco a la manera de Amores perros (2000) pero sin la garra ni la convicción de la que hiciera gala la opera prima de Alejandro González Iñárritu. Curiosamente, también Cuatro vidas… ha sido filmada en México por otro debutante, el estadounidense descendiente de coreanos Jieho Lee que ha tomado un proverbio chino que desglosa la existencia en cuatro categorías emocionales (Amor, Felicidad, Placer y Dolor) para estructurar un relato coral tan previsible como de a ratos atrayente. La atracción, valga la aclaración, no surge del todavía rudimentario oficio de Lee sino de un elenco muy bien escogido en el que sobresalen incluso aquellos actores que uno presuponía limitadísimos en roles exigentes (por ejemplo Sarah Michelle Gellar cuya interpretación debe ser lo más destacable de su paupérrima filmografía). Las apariciones de Andy García en su rol de mafioso bordean la macchietta pero los aportes de Kevin Bacon, Julie Delpy, Forest Whitaker y el excepcional Brendan Fraser (que logra toda una creación con el mejor personaje del guion) compensan los excesos actorales del ya cincuentón actor cubano. Es verdad, ninguno de ellos salva al film de caer en la mediocridad más flagrante pero al menos ayudan a que no se convierta en un bochorno total…
El azar y el destino vuelven a darse la mano en esta “nueva” vuelta de tuerca en la que se congregan perdedores, criminales, médicos y una estrellita de la canción –a lo Britney Spears- caída en desgracia. Todos comparten un pasado tormentoso, un presente sin suerte y un futuro incierto que Placer (Brendan Fraser) alcanza a vislumbrar segundos antes de que ocurra (como Nicolas Cage en El vidente). Este toque fantasioso es uno de los detalles argumentales que diferencia a Cuatro vidas… de tantos otros exponentes similares. De todas maneras causa cierta frustración que dicho poder sólo se usufructúe con fines pseudo-filosóficos que la insignificante estatura autoral/directorial de Jieho Lee se encarga de desperdiciar. No obstante, hay pathos del bueno en las caracterizaciones de Fraser y Gellar pese a la improbable pareja que conforman. En la siempre poderosa presencia de Forest Whitaker –esta vez en plan introspectivo- se apoya el director para darle comienzo y fin a una trama enrevesada, solemne y con escaso espacio para el humor.
El sufrimiento cala hondo en los huesos de los protagonistas cuyo derrotero los arrastra a las instancias más extremas para un ser humano. En el clímax de cada historia una sensación de libertad invade a estos personajes simbólicos metaforizada en el vuelo de esa colorida mariposa que -azar y destino mediante- convoca a la tragedia pero también a un principio de redención que permita cicatrizar las heridas del alma. De una vez y para siempre…
Título: Cuatro vidas y un destino.
Título original: The Air I Breathe.
Dirección: Jieho Lee. Intérpretes: Kevin Bacon, Julie Delpy, Brendan Fraser, Andy García, Sarah Michelle Gellar, Clark Gregg, Emile Hirsch, Forest Whitaker, Kelly Hu, Evan Parke, Jon Bernthal, Kari Wuhrer y Diana García. Género: Drama, Cine independiente. Calificación: No suministrada.
Duración: 95 minutos. Origen: EE.UU./ México.
Año de realización: 2007. Distribuidora: CDI Films. Fecha de estreno: 16/04/2009.
Puntaje: 5 (cinco)