Por Emiliano Fernández
El documental expositivo educativo es un género que históricamente ha tenido poco para ofrecer por fuera del circuito escolar en términos de riqueza artística o simple representación cinematográfica. Esta situación sin lugar a dudas responde a criterios pragmáticos muy enquistados en el medio: la pedagogía reduccionista y la linealidad de los relatos son características infaltables a ojos de realizadores que menosprecian las capacidades receptivas de los niños en general y del público promedio de este tipo de propuestas. Por suerte La Tierra (Earth, 2007) escapa a esta clasificación y si bien adopta algunos vicios clásicos del formato, los administra a discreción y con el pulso correcto.
Para aquellos que no lo sepan, esta es una adaptación de 90 minutos para la pantalla grande de lo que fue la serie televisiva inglesa Planet Earth (2006), compuesta por 11 episodios de una hora cada uno. En esta ocasión a la financiación original de la BBC se sumaron capitales fundamentalmente estadounidenses y se consiguió una distribución mundial a través de la Disney, lo que dice mucho sobre el perfil naturalista- ATP del producto final. Mientras que las imágenes sorprenden por su gran belleza y asombrosa meticulosidad, la banda sonora no corre la misma suerte. Pese al estupendo desempeño del locutor (el genial James Earl Jones), sus comentarios resultan un tanto elementales considerando el material.
Precisamente uno de los productores es el Discovery Channel, un precursor en esta perspectiva tan difundida en la actualidad: los “documentales de revelación” que ponen al entretenimiento en un lugar central y comienzan su argumentación desde cero. El film propone un recorrido sumario por los distintos ciclos vitales de nuestro planeta combinando la expeditiva modalidad biológica con la clásica humanización de los seres vivos. Así tenemos macro datos de fácil acceso intelectual y una serie de pequeños episodios que involucran a determinados mamíferos bien conocidos por todos en su lucha por la supervivencia (en especial osos polares, elefantes africanos y enormes ballenas jorobadas).
De norte a sur y de invierno a verano, las transformaciones de la flora y la fauna están a la orden del día. Escenas “hilarantes” con las crías como protagonistas principales dan paso a instantes “de suspenso” inspirados en las incursiones de los depredadores, “dramáticos” originados por la falta de alimento o “celebratorios” en función de la ansiada concreción de algún objetivo excluyente del devenir vital. La antropomorfización está relativamente bien trabajada y no cae en los boberías típicas de algunos programas del Animal Planet, por poner un ejemplo. Otro punto a favor es la decisión de apenas nombrar el calentamiento global y dejar que el poderío visual dirija el impacto emocional necesario para concientizar.
Por supuesto el combo podría haber sido mucho mejor en lo que a la complejidad de la exposición se refiere pero aún así no deberíamos desperdiciar la oportunidad de apreciar un paneo certero por sobre un mundo que nos rodea y siempre evitamos a conciencia, presos del egoísmo o una inmunda mentalidad instrumental. El trabajo de Alastair Fothergill y Mark Linfield entrega sencillez discursiva y una fotografía verdaderamente espectacular sin caer en la habitual explotación de los recursos analizados o las carnicerías primordiales: dentro del “medio pelo” del hoy, esto ya es bastante. Sólo resta disfrutar de la versión subtitulada y comprobar una vez más lo hermoso que era todo antes de nuestra llegada…
Título: La Tierra.
Título original: Earth.
Dirección: Alastair Fothergill, Mark Linfield.
Narrador: James Earl Jones (versión original), Agustín Pichot (versión argentina).
Género: Documental BBC & Discovery Channel.
Calificación: Apta para todo público.
Duración: 96 minutos.
Origen: Reino Unido/ Alemania/ EE.UU./ Francia.
Año de realización: 2007.
Distribuidora: Buena Vista – Disney.
Fecha de estreno: 22/04/2009.
Puntaje: 7 (siete)