Por Emiliano Fernández
James Cameron es un gran tecnócrata y su saga más famosa ilustra maravillosamente este hecho. En la lucha post apocalíptica entre hombres y máquinas, por más que para ganarse al público se vuelque a la carne, en el fondo todos sabemos de qué lado está. La utilización vanguardista de los últimos adelantos en efectos especiales, aquella legendaria obsesión con los rubros técnicos y una enorme destreza para las secuencias de acción son ítems que lo han llevado al Olimpo de los cineastas hollywoodenses. Terminator (The Terminator, 1984) y Terminator 2: El juicio final (Terminator 2: Judgment Day, 1991) descollaron en su momento gracias a un cúmulo extraordinario de proezas formales y una aproximación conceptual tan compacta como contundente: había que salvar al “Mesías” de la humanidad.
Pero luego de Titanic (1997) y el reconocimiento subsiguiente por parte de la industria, al canadiense se le dio por encerrarse en su torre de marfil para planear durante una década su esperado regreso al cine de ciencia ficción. Finalmente parece que Avatar se estrena este año, siempre y cuando el señor decida abandonar la sala de edición. Hoy estamos ante la cuarta entrega de la franquicia de los androides exterminadores y las batallas descomunales. Si Terminator 3: La rebelión de las máquinas (Terminator 3: Rise of the Machines, 2003) funcionaba como una suerte de homenaje clase B a las dos primeras películas, Terminator: La salvación (Terminator Salvation, 2009) es un exploitation que mantiene la dignidad y entretiene a fuerza de reformulaciones acotadas, algunas incoherencias y un ritmo certero.
Cerrado el capítulo del “pasado”, ahora debemos ocuparnos del “presente” que propone la historia: lo que sucede después de la devastación nuclear impulsada por Skynet (recordemos que los organismos cibernéticos adquirieron conciencia, se reprodujeron y nunca vieron con buenos ojos a los seres humanos). Así las cosas, John Connor (Christian Bale) es el héroe máximo de la resistencia aunque todavía no la lidera. El general Ashdown (Michael Ironside), su superior, intercepta una señal que puede controlar las máquinas y hasta eventualmente “apagarlas” en pleno combate. Mientras tanto, Marcus Wright (Sam Worthington), un condenado a muerte allá en el 2003, despierta desorientado en este 2018 poco placentero. Sin saber qué fue lo que le ocurrió, sólo desea ajustar cuentas con Skynet.
Para disfrutar del proyecto conviene olvidar que el director McG es el mismo de las desastrosas Los ángeles de Charlie (Charlie’s Angels, 2000) y Los ángeles de Charlie: Al límite (Charlie’s Angels: Full Throttle, 2003). El colmo es que el curriculum de los guionistas John D. Brancato y Michael Ferris es aún peor: Gatúbela (Catwoman, 2004) y Primitivo (Primeval, 2007) rankean en punta en la lista de los engendros vomitivos de la década. Paradojas aparte, la película sale airosa gracias a que las escenas intermedias entre explosión y explosión no comprometen el desarrollo general. En esto tiene mucho que ver el desempeño del elenco, una verdadera catarata de nombres ilustres en el que se destacan los aportes del género masculino (Michael Ironside a esta altura merece un monumento).
A pesar de la importancia de las actrices en las entradas anteriores, en esta oportunidad la balanza se reacomodó hacia los clásicos parámetros del cine de acción. Helena Bonham Carter, Bryce Dallas Howard y Moon Bloodgood demuestran profesionalidad y hacen lo que pueden en roles secundarios. En la ensalada encontramos un poco de todo: numerosos enfrentamientos con un sinfín de robots, una nueva partitura pomposa a cargo de Danny Elfman, un correcto diseño de producción, una fotografía de tonos saturados y alguna que otra “sorpresa” en lo que respecta a la trama. El resultado final es bastante positivo considerando que este será el primer eslabón de una futura trilogía. Por otra parte, las citas a los films de Cameron y el “no- cameo” de Arnold Schwarzenegger son detalles hilarantes (al austriaco le “copiaron” digitalmente la cara). Terminator: La salvación se sobrepone a la pobreza de un guion similar a Mad Max (1979) y actualiza el trasfondo ideológico de la saga, aquellas suposiciones pesimistas en cuanto a nuestro trágico porvenir como especie…
El staff opinó:
-No nos engañemos: Terminator: La salvación podrá ser una pasable película de acción y ciencia-ficción pero como continuación de la saga iniciada por James Cameron en 1984 es directamente una abominación inconcebible. Sin una trama mínimamente coherente, sin personajes bien delineados ni la mínima inspiración para hacer algo digno, el filme de McG por lo menos deja clara dos cosas: Terminator 3: La rebelión de las máquinas no era tan mala y la serie Terminator: The Sarah Connor Chronicles en su segunda temporada tuvo episodios narrativamente cien mil veces más elaborados. Simplemente, una vergüenza…- Diego Martínez Pisacco (2 puntos)
Título: Terminator – La salvación.
Título Original: Terminator Salvation.
Dirección: McG (Joseph McGinty Nichol).
Intérpretes: Christian Bale, Sam Worthington, Anton Yelchin, Bryce Dallas Howard, Moon Bloodgood, Helena Bonham Carter, Michael Ironside y Common.
Género: Ciencia-ficción, Acción, Secuela.
Clasificación: Apta mayores de 13 años, con reservas.
Duración: 115 minutos.
Origen: EE.UU/ Reino Unido/ Italia/ Alemania.
Año de realización: 2009.
Distribuidora: UIP – Sony.
Fecha de Estreno: 03/06/2009.
Puntaje: 7 (siete)