Por Emiliano Fernández
El inspector Paul Bellamy (Gérard Depardieu) pasa sus vacaciones junto a su esposa Françoise (Marie Bunel) en la casa veraniega conyugal. La tranquilidad desaparece con la llegada de dos visitas inesperadas solicitando asistencia: primero Noël Gentil (Jacques Gamblin), quien afirma haber causado la muerte de un hombre, y luego Jacques Lebas (Clovis Cornillac), hermanastro menor y alcohólico de Paul. Considerando que las urgencias familiares y profesionales no pueden esperar, hace un intento por ayudar a Jacques mientras comienza una investigación acerca de un incidente automovilístico local.
A pesar de no estar entre lo mejor del maestro Claude Chabrol, Bellamy (2009) es un ejercicio de estilo que permite el lucimiento de un extraordinario Gérard Depardieu en su primera colaboración con el mítico cineasta. Sin descuidar la comedia sutil y acercándose al policial existencial, aquí construye un retrato muy interesante de un hombre relativamente angustiado por todo aquello que no puede controlar y preso de una curiosidad de doble filo que lo conduce a sumergirse cada vez más en el misterio. La presencia de Depardieu domina gran parte del film aunque el desempeño del resto del elenco también es excelente.
Prácticamente el opuesto exacto de Lavardin (Jean Poiret), aquel detective protagonista de Pollo al vinagre (Poulet au vinaigre, 1985) e Inspector Lavardin (Inspecteur Lavardin, 1986), Bellamy es sincero, diplomático e inteligente donde su homólogo de los ’80 era cínico, reaccionario y bastante violento. Si en algo se parecen ambos es en su gusto irrevocable por la gastronomía, la constante apelación al sentido del humor y en esa ferviente obsesión por resolver el caso. Estas tres marcas registradas de Chabrol, aunadas a una incisiva crítica social, enmarcan toda su obra y le dan una coherencia ideológica única.
Lejos del tono lúgubre de La dama de honor (La demoiselle d’honneur, 2004), el thriller político de La comedia del poder (L’ivresse du pouvoir, 2006) y la mixtura de géneros de Una mujer partida en dos (La fille coupée en deux, 2007), en este caso la propuesta abraza un ritmo narrativo amable orientado por un lado al melodrama familiar contenido y por el otro al suspenso en su infaltable vertiente hitchcockiana. El guión de Odile Barski y el propio realizador está plagado de diálogos concisos y remates insertados en el instante oportuno, pero intermitentemente cae en algunos baches que socavan la fluidez general.
Ahora bien, cualquier tipo de inconveniente queda relegado frente al placer que genera el exquisito trabajo en conjunto de dos artistas de este calibre (quizás Chabrol está mucho más en “piloto automático” que Depardieu). Lo cierto es que actualmente casi nadie tiene la capacidad para construir un relato minimalista con tanta sobriedad y buen gusto; sin la clásica necesidad de recurrir a golpes bajos, estereotipos quemados o al típico tufillo intelectualoide modelo “festival clase A”. La hipocresía burguesa y la trivialidad rural se nos aparecen bajo la forma de personajes que piden a gritos un poco de comprensión…
Título: Bellamy.
Título original: Idem.
Dirección: Claude Chabrol.
Intérpretes: Gérard Depardieu, Vahina Giocante, Clovis Cornillac, Jacques Gamblin, Marie Bunel, Yves Verhoeven, Rodolphe Pauly, Marie Matheron y Adrienne Pauly.
Género: Thriller, Crimen, Policial.
Calificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 110 minutos.
Origen: Francia.
Año de realización: 2009.
Distribuidora: Alfa Films.
Fecha de estreno: 04/06/2009.
Puntaje: 7 (siete)
El staff opinó:
–Claude Chabrol con sus 79 años de edad y casi medio siglo con el cine concibe esta película hecha para y a la medida de Gérard Depardieu. Por otro lado vuelve a las raíces de su cine policial en un franco homenaje al escritor Georges Simenon, alguien de quien el propio Chabrol declaró que le importaban más sus personajes que la intriga. Y eso se refleja en este policial chabroliano que bajo el pretexto de un confuso caso de estafa a una compañía de seguros saca a relucir un juego de apariencias, un desfile de máscaras y disfraces que ponen el ojo como siempre en la burguesía provinciana pero que además ayudan a inmiscuirse introspectivamente en la vida del inspector Bellamy (brillantemente interpretado por Depardieu), una suerte de alter ego declarado del propio realizador francés que hace gala del policial lógico deductivo mezclando los tortuosos lazos familiares y las oscuras ambiciones humanas que pueden llevar a cometer actos desesperados y que son difíciles de reparar. Por lejos, uno de los mejores films recientes de este gran realizador de la “nouvelle vague”…– Pablo E. Arahuete (8 puntos)