Por Marcos Rodriguez
La historia (real) que se cuenta en Las vidas privadas es más interesante que la película misma. Un cinéfilo diría que ese es el síntoma de una película fallida. Sin llegar a juicios extremos, la sensación que queda es que Tullio Giordana podría haber ido un poco más allá, pero no por eso vamos a rechazar lo que hizo.
Conocido en la Argentina por la miniserie devenida película en partes La mejor juventud, el director Marco Tullio Giordana evidentemente está fascinado por la historia de su país. Como en aquella película, en Las vidas privadas nos cuenta la vida de sus personajes contra el marco de los acontecimientos más amplios; pero esta vez hay una diferencia: no tenemos ahora una saga familiar de personas comunes, sino el trayecto de una pareja de personas muy públicas, reconocidos actores del cine de la época fascista. Cuando arranca el relato, estamos a pocos días de la liberación de Italia y la pareja queda en manos de los partisanos, quienes, a punto de hacerse con el poder, quieren juzgar a estas figuras colaboracionistas. A partir de ahí se nos contará la historia de cómo esta pareja llegó a donde está (y su relación con una tercera figura) y, en paralelo, su destino una vez en manos de los partisanos.
Si bien recurre a algunos facilismos (como repetir imágenes “para que no queden dudas”), Tullio Giordana lleva las riendas de la narración de una forma clara. Se puede percibir una cierta intención de no pasar juicio en el modo de mostrar ligeramente distanciado, pero posiblemente ese sea uno de los mayores problemas de la película: con personajes tan desenfrenados, mostrar excesos de un modo escueto y “racional” nos deja fríos. El corazón de los personajes (el “Sanguepazzo” del título italiano original) nos resulta ajeno porque queda siempre al otro lado de una rigurosa reconstrucción histórica (muy lograda). Por otro lado, sea por una decisión estética consciente o por inclinaciones de talento, el director transmite mucho mejor las escenas “realistas” de contextos de fines de la guerra que los ambientes glamorosos; dicho de otra forma: Mónica Bellucci se nos aparece mucho más como una mujer cansada y conflictuada que como una diva del cine.
De todas formas, esa idea de “no pasar juicio” no es verdaderamente tal. Al construir su relato como historia trágica de un triángulo amoroso (a pesar del continuo “fresco histórico” que incluye mencionar la filmación de Roma, ciudad abierta), Tullio Giordana se termina centrando en el personaje interpretado por Mónica Bellucci (Luisa Ferida, gran diva del teléfono blanco) que, como heroína, resulta justificada en todos los frentes: empezando por esta “locura” del título original, pasando por su amor desenfrenado y su lealtad, y finalmente con un cierto aire de inocencia, porque ella “nunca se interesó por la política”. A pesar de coquetear con distintos temas (el rol del cine en la política, la justicia como venganza, la responsabilidad en tiempos de guerra), no aborda ninguno en profundidad y su película, de un tono llamativamente homogéneo y gris, resulta un poco demasiado larga.
Título: Las vidas privadas.
Título Original: Sanguepazzo.
Dirección: Marco Tullio Giordana.
Intérpretes: Monica Bellucci, Luca Zingaretti, Alessio Boni, Maurizio Donadoni, Giovanni Visentin, Tresy Taddei, Luigi Diberti, Massimo Sarchielli, Paola Lavini y Mattia Sbragia.
Género: Biografía, Drama.
Clasificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 148 minutos.
Origen: Italia/ Francia.
Año de realización: 2008.
Distribuidora: Pachamama.
Fecha de Estreno: 03/09/2009.
Puntaje: 6 (seis)
El staff opinó:
–Las vidas privadas (Sanguepazzo, 2008) en un principio promete analizar la relación entre el régimen fascista y la industria cinematográfica italiana durante la Segunda Guerra Mundial pero progresivamente se va transformando en un típico melodrama sin más centro que los vaivenes superficiales del corazón. El realizador Marco Tullio Giordana no aprovecha del todo a un exacerbado Luca Zingaretti y una hermosísima Mónica Bellucci. La propuesta en conjunto pierde terreno frente a tantas otras películas similares, mucho mejor resueltas por cierto… sin ir más lejos pensemos en la muy interesante Malena (2000) de Giuseppe Tornatore. La falta de desarrollo conceptual, algunas imprecisiones históricas y una media hora de más son rasgos que congelan al film en una medianía poco estimulante. Aún así se agradece el intento de revisitar regiones y tiempos nefastos…- Emiliano Fernández (5 puntos)