Por Emiliano Fernández
Un Pedro Almodóvar en la cumbre de su madurez nos entrega una obra tan rica como atrapante sin traicionar sus obsesiones habituales. Su musa, esta vez, es la brava Penélope Cruz.
Harry Caine (Lluís Homar) es un guionista ciego relativamente exitoso que vive cómodo protegido por su asistente Judit García (Blanca Portillo) y el hijo de ésta, el servicial Diego (Tamar Novas). De repente en su departamento se presenta un joven bajo el seudónimo de “Ray X” (Rubén Ochandiano) para solicitarle que dé forma concreta a una historia que ambos recuerdan muy bien. Diego es testigo de la respuesta negativa de Harry y de a poco nota la reticencia no sólo de él sino también de su madre en lo que respecta a hablar del asunto. Cuando durante una ausencia de Judit el muchacho combina por accidente sustancias non sanctas y termina en una convalecencia asistida por Caine, aprovecha la situación para indagar sobre ese secreto que sólo genera aflicción entre sus allegados.
Así descubrimos lo que sucedió catorce años atrás durante la realización de la película Chicas y Maletas, época en la que se conocen y mantienen un frenético romance Magdalena (Penélope Cruz) y Harry. Ella soñaba con ser actriz y estaba casada con el magnate Ernesto Martel (José Luis Gómez); él era un director famoso y todavía utilizaba su nombre real, Mateo Blanco. Atormentado por celos compulsivos, Martel financia el proyecto y envía a su propio hijo con una cámara para que registre las conversaciones de la pareja bajo la excusa de disponer a futuro de un documental sobre el backstage… Sin lugar a dudas Los abrazos rotos (2009) es una de las propuestas más sencillas y compactas del siempre genial Pedro Almodóvar, uno de los pocos artistas que aún se destacan del resto.
Con varios elementos en común con su anterior opus Volver (2006), aquí decide revivir la impronta melodramática y por momentos tragicómica del neorrealismo italiano. Si bien la presencia de Penélope Cruz traza una importante línea de continuidad, en esta ocasión los personajes masculinos también gozan de un interesante peso específico y en última instancia equilibran la balanza de los sexos. No falta ninguna de las obsesiones del manchego: la cotidianidad familiar, las pasiones incontrolables, la ridiculización de las diatribas conservadoras, la promiscuidad, las venganzas del corazón, el amor a través de los años, las drogas, la cinefilia exuberante, los contextos represivos católicos, los culpables parciales, la homosexualidad en todas sus vertientes, los cambios de identidad y la muerte.
Desde la economía de los títulos iniciales y el mismo desarrollo de las primeras escenas se percibe que estamos ante un triangulo amoroso enriquecido con detalles hilarantes y trabajado a partir de un clasicismo bastante prudente. Combinando la melancolía fatalista de La flor de mi secreto (1995) y una estructura entrecruzada símil policial a la Carne trémula (1997), el film deja de lado en buena parte el desparpajo caótico de los “años Carmen Maura” (etapa de despegue) y ofrece algunos paralelos con los “años Victoria Abril” (período de transición). Por supuesto estas categorías no son inamovibles y admiten excepciones, pero a rasgos generales podemos decir que en este nuevo ciclo dominan los formatos tradicionales, una compleja reflexión sobre la vejez y la figura de Penélope Cruz.
Las referencias internas y externas atraviesan el relato con naturalidad: Chicas y Maletas alude a Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988), en un televisor vemos un fragmento de Viaggio in Italia (1954) y Mateo acusa al hijo de Martel de parecerse peligrosamente al protagonista de Peeping Tom (1960). Almodóvar demuestra una vez más su extraordinario talento en lo que hace al guión, el diseño de producción, la edición, la selección musical y la dirección de actores. De hecho, regresan en cameos colaboradoras históricas como Rossy de Palma, Lola Dueñas y la inefable Chus Lampreave. El proceso de creación artística, la marginación social, los vaivenes del deseo y un tono autobiográfico se unen en una trama que explicita los sacrificios que a veces conlleva “el corte del director”…
Título: Los abrazos rotos
Director: Pedro Almodóvar
Intérpretes: Penélope Cruz, Lluís Homar, Rubén Ochandiano, Blanca Portillo, Marta Aledo y Agustín Almodóvar
Género: Drama, Romance, Thriller
Duración: 127 minutos
Origen: España
Año Realización: 2009
Distribuidora: UIP
Fecha Estreno: 01/10/2009
Puntaje 8 (ocho)