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sábado, 23 noviembre 2024
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Mi vida en Grecia: Sobra el griego

Por Pablo E. Arahuete

¿Quién le dijo a Nia Vardalos que es graciosa? A lo sumo un poco simpática, pero eso no alcanza en Mi vida en Grecia, un tour de force por todos los lugares comunes con la excusa turística de promocionar aquellos parajes que hacen única a la cuna de la civilización occidental pero que en este film están tan mal aprovechados que ni siquiera funcionan como atractivo visual. Tampoco lo hace este desesperado intento de marketing al convocar al gran Richard Dreyfuss con la intención de asociar a su prestigio incuestionable con el más que dudoso de Vardalos.

Lo cierto es que tras la sobrevaluada Mi gran casamiento griego la actriz se convirtió para los norteamericanos en una suerte de vocera de la cultura y las costumbres griegas. Al parecer les encantó por ese aspecto exótico que tiene para los yanquis cualquier expresión de lo foráneo aunque no entiendan absolutamente nada de lo que se trate. Poco importa a los fines prácticos de este film explayarse al respecto más allá de que esta apreciación se vea reflejada con el contingente de turistas mediocres concentrados en todos los estereotipos habidos y por haber: están representados desde el viudo sensible (Dreyfuss), sabio viejo lobo de mar que gana rápidamente popularidad entre los pasajeros, pasando por las españolas divorciadas que buscan desesperadas un hombre hasta los australianos alcohólicos que parecen ganarle en nivel de idiotez a los mismísimos norteamericanos quienes junto a los canadienses juegan el rol de inconformistas. Supuestamente este sería el mayor atractivo de esta comedia dirigida por el avezado Donald Petrie que cuenta con el protagonismo absoluto de Nia Vardalos para desgracia de la teleplatea (no es un error este concepto porque parece hecha para televisión).

Con chistes tan antiguos como las ruinas por las que el tour pasa entre Atenas, Olimpia y Delfos, el conflicto central de la protagonista se relaciona con que ésta ha perdido el “Kefi”, cuya traducción más aproximada debería ser espíritu o pasión y pretende recobrarlo utilizando como pretexto el trabajo de guía turística a la espera de una mejor oferta.

Sin embargo, Georgia (Vardalos) no logra crear el ambiente adecuado de camaradería y aburre a sus pasajeros intentando inculcarles infructuosamente sus conocimientos históricos sobre Grecia y la mitología más allá de su rigidez y personalidad poco abierta. A eso debe sumársele el ya trillado enemigo que no es otro que un guía turístico canchero y obediente a las demandas consumistas de su grupo como así tampoco la chance de encontrar el amor en Poupi, una suerte de Osvaldo Laport greco-latino que cuando no es chofer es filósofo y la ayudará a recuperar el “Kefi” y otras cosas. Lamentablemente entre esas cosas no está la dignidad y mucho menos un buen guion que desaprovecha cada segundo de película como cada plano de Petrie por la majestuosa Grecia.

Título: Mi vida en Grecia.
Título original: My Life in Ruins.
Dirección: Donald Petrie.
Intérpretes: Nia Vardalos, Richard Dreyfuss, Rachel Dratch, Caroline Goodall, Alistair McGowan, María Adánez, María Botto, Brian Palermo y Sophie Stuckey.
Género: Comedia, Romance.
Calificación: Apta todo público.
Duración: 98 minutos.
Origen: EE.UU./ España.
Año de realización: 2009.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de estreno: 08/10/2009.

Puntaje: 2 (dos)

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