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jueves, 21 noviembre 2024
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Identidad sustituta: Es sintético, no raspa

Por Pablo Arahuete

Una de las tantas máximas acuñadas por el gran Groucho Marx rezaba algo así como que de haber existido un club presidido por él mismo nunca hubiese aceptado ser miembro. Parafraseando un poco al líder de los hermanos Marx podría pensarse algo similar respecto a la clonación tan en boga en estos tiempos post-modernos y hacerse la siguiente pregunta:¿qué sentido tendría clonarse cuando la versión mejorada de nosotros mismos conservaría nuestros defectos y todo aquello que detestamos de nuestra personalidad? Pongamos como ejemplo a una persona poco agraciada estéticamente, no daría como resultado un Brad Pitt sino -por el contrario- un feo al cuadrado y así podríamos poblar el planeta de las mismas cosas que aborrecemos.

Identidad sustituta propone una solución a este problema pensando en un presente alternativo donde cada persona podría manejarse en la vida a través de un robot conectado o mejor dicho interconectado directamente con el cerebro de su usuario. Algo así como una oda al sedentarismo y a la pasividad, bajo la idílica premisa de que los seres humanos una vez satisfechos en sus deseos serán buenas personas. Sin embargo, siempre existirán aquellos que no puedan acceder a las bondades del progreso y alimenten un resentimiento que los llevará tarde o temprano a destruir la gallina de los huevos de oro. Por eso, quizá una de las pocas buenas ideas de esta película, la de la diferencia entre aquellos que tienen un robot y los que no, sobreviva pese a todas las torpezas del guión. Así como al corte que quedó de una especie de sala de operaciones en la que muchas manos tuvieron acceso sobre el material original haciendo abuso de las tijeras y dejando como resultado este pastiche que se ve en pantalla.

Así las cosas, muy poco puede analizarse cuando son evidentes las fisuras, los baches narrativos, las zonas difusas y pseudo-filosóficas por las que transita la trama que tiene como protagonista a Bruce Willis en un doble rol de humano y máquina, siendo esta última una versión auto-paródica de sí mismo; un villano devenido Dios cibernético que opera en las sombras y como no podía faltar un nutrido grupo de marginados, o sea pobres, feos y negros que vienen a jugar el papel de resistencia. Todo eso en poco menos de 90 minutos a los cuales sí debe sumársele un buen par de escenas de acción donde la buena dirección de Jonathan Mostow (aquel de Terminator 3 – La rebelión de las máquinas) se realza por el buen uso de la técnica digital.

Título: Identidad sustituta.
Título Original: Surrogates.
Dirección: Jonathan Mostow.
Intérpretes: Bruce Willis, Radha Mitchell, Ving Rhames, Rosamund Pike, Michael Cudlitz, James Cromwell, Boris Kodjoe, Valerie Azlynn, Jack Noseworthy, Rachel Sterling.
Género: Ciencia-ficción, Acción.
Clasificación: Apta mayores de 16 años, con reservas.
Duración: 89 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2009.
Distribuidora: Buena Vista.
Fecha de Estreno: 22/10/2009.

Puntaje: 4 (cuatro)

El staff opinó:

-Interesante rip-off de Blade Runner (1982) que nos presenta a una humanidad sumida en la agorafobia y la adicción cibernética. Un guión flojo al que le falta bastante desarrollo está compensado en parte por la prolija realización de Jonathan Mostow y la eterna profesionalidad del gran Bruce Willis. El film por suerte es más que un simple vehículo para el lucimiento de la estrella y adopta con relativo éxito el formato narrativo del policial negro. Idas y vueltas de la manipulación corporativa y el armamentismo norteamericano en medio de tiros varios y sustitutos más reales que virtuales…- Emiliano Fernández (6 puntos)

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