Por Marcos Rodríguez
La idea era un tanto extrema: encerrar al espectador con su pareja de protagonistas en una serie de lugares chiquitos (un taxi, una sala de emergencias de hospital, la oficina de un mafioso) durante el trascurso de una noche de lluvia en Botogá. Era una apuesta fuerte y salió mal.
Un taxista (que queda enredado con el crimen organizado cuando intenta averiguar cómo fue asesinado su hermano hace quince días) se cruza en un momento con una mujer que parece querer estar siempre de fiesta (o por lo menos, no volver nunca sola a su casa). Una serie (bastante inconexa) de situaciones (entre las cuales más de una vez aparece la necesidad de esta mujer de no quedarse sola) hace que sigan juntos toda la noche, la cual finalmente termina mal.
Son varias las razones que hacen de este deambular algo aburrido: desde los personajes mal delineados (el taxista parece pasarse de bueno, la mujer se deshace de lo deshilvanada que está), las situaciones poco interesantes, los diálogos que no fluyen, los planos pegados a la cara, la música “cargada de sentido”, los momentos estático/poéticos (que a lo mejor emocionarían si estuviéramos enganchados pero resultan simplemente molestos), las escenas sórdidas (como la escena sexual del principio, un poco pegajosa y completamente injustificada, que quiere delinear con un trazo muy grueso a su protagonista), lo inverosímil de la cadena de situaciones que termina llevando a los protagonistas a un secuestro sin sentido.
Se quiere esparcir una idea de desprotección sobre todo esto, casi como de testimonio, de abandono existencial que viene a compensar esta improbable historia de amor. Por eso la sordidez, por eso los personajes no se cansan de decir “Esta zona es peligrosa”. Por eso tenemos la escena (totalmente gratuita) en la sala de emergencias del hospital, en la que vemos a una mujer entrar con su novio completamente ensangrentado: ella se queda afuera, esperando, la protagonista se acerca para acariciarle el pelo (para demostrar con ese gesto canino toda la compasión de la que ella es capaz), después el chico se muere y la novia desconsolada se pierde en la noche. “Ah, qué terrible es la vida”, parecen querernos decir. Todo es oscuro, mojado, intrincado, azaroso, absurdo, triste.
El que quiera sentirse existencial con el recuerdo de lo fea que era la vida podrá encontrarle sentido a La sangre y la lluvia. El que no, comprenderá que lo único feo es esta película.
Título: La sangre y la lluvia.
Título original: Idem.
Director: Jorge Navas.
Intérpretes: Gloria Montoya, Quique Mendoza, Hernán Mendez, Weimar Delgado y Julio César Valencia.
Género: Crimen, Drama.
Duración: 107 minutos.
Calificación: Apta mayores de 18 años.
Origen: Colombia/ Argentina.
Año Realización: 2009.
Distribuidora: Independiente.
Fecha Estreno: 29/07/2010.
Puntaje: 3 (tres)