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jueves, 21 noviembre 2024
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Los bastardos: Burgueses por una noche

Por Pablo Arahuete

El nombre del director mexicano Amat Escalante se relaciona directamente al de Carlos Reygadas, con quien colaboró en Batalla en el cielo, pero además de este dato el vínculo obedece también a un estilo y forma cinematográfica que busca a partir de un cúmulo de tensión y tiempos muertos desestabilizar al espectador.

Eso ocurría en la sórdida ópera prima de Escalante que pudo verse hace unos años en el Bafici bajo el titulo Sangre y que ahora con su segundo opus Los bastardos (2008) se vuelve a repetir. A diferencia del impacto que generaba la historia de Sangre, en esta ocasión el realizador no logra del todo impactar al hacerse previsible el derrotero mínimo de situaciones por la que pasan los dos protagonistas. Por las características de los personajes, retratados con crudeza y sin medias tintas, las acciones en las que se involucran se anuncian demasiado pese a un restrictivo manejo de la información que un guión bien escrito dosifica eficazmente.

La premisa del relato se instala en la vida miserable de dos inmigrantes ilegales mexicanos (para nada idealizados en su rol de pobres) que en un pueblo de los Estados Unidos intentan sobrevivir a costa de los precarios trabajos que pueden conseguir y que por supuesto deben soportar la explotación de los gringos empleadores alimentando esa gran cuota de resentimiento, producto de las desigualdades sociales. El enemigo es cualquiera que tenga un estatus mejor, por lo tanto las casas de un barrio de clase media son el lugar propicio para robar. Jesús y su cómplice Rubén, un adolescente con quien comparte los trabajos, ingresan a una casa elegida al voleo con una escopeta y de inmediato comienzan a vivir junto a la propietaria, una mujer depresiva y adicta al crack, la fantasía de ser burgueses por un rato: comen, disfrutan la pileta y las drogas. Sin embargo, a pesar de la perturbadora intrusión parecen establecer con la víctima un vínculo que se define más por compartir alucinaciones que por una empatía concreta.

Bajo el ritmo moroso que imprime Escalante a cada secuencia, donde la mínima introducción de diálogos dan paso a la incomunicación como barrera no sólo idiomática sino como una expresión manifiesta del individualismo, se pueden apreciar las fallas de este film sobrevalorado porque a diferencia de su par Carlos Reygadas que hace del minimalismo un recurso narrativo increíble, en este caso son contados con los dedos de una mano los momentos en que realmente se justifique la lentitud, el silencio y la quietud con el consiguiente exceso de tiempos muertos.

Por eso, Los bastardos convence a medias como propuesta de cine minimalista y contemplativo y como película que busca impactar al espectador por su realismo y crudeza.

Título: Los bastardos.
Título Original: Idem.
Dirección: Amat Escalante.
Intérpretes: Jesús Moises Rodríguez, Rubén Sosa, Nina Zavarin, Trevor Glen Campbell, Kenny Johnston.
Género: Crimen, Drama, Thriller.
Clasificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 90 minutos.
Origen: México/ Francia/ EE.UU.
Año de realización: 2008.
Distribuidora: Zeta Films.
Fecha de Estreno: 30/12/2010.

Puntaje: 6 (seis)

El staff opinó:

Los Bastardos (2008) no pasa de ser una versión lavada y sumamente hueca de Funny Games (1997), ahora en clave de “inmigrantes ilegales mexicanos” (el discurso etéreo sobre la violencia posmoderna ha sido trabajado en innumerables ocasiones). El soporífero timing narrativo a la Andrei Tarkovski no se condice con un planteo ideológico muy escueto: la cosa podría haber mejorado si el realizador Amat Escalante -en vez de malgastar todo el presupuesto en la simpática escena final- hubiese contratado a actores profesionales. En síntesis, otro producto festivalero que exuda torpeza y demagogia.- Emiliano Fernández (3 puntos)

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