Por Emiliano Fernández
La ópera prima de Scandar Copti y Yaron Shani reúne una serie de particularidades que la convierten en una verdadera anomalía en términos culturales, dicho esto por supuesto sin desmerecer sus logros específicamente cinematográficos. Con un relato coral y una intensidad extrema que recuerdan a la trilogía de Alejandro González Iñárritu y Guillermo Arriaga, la efervescente Ajami (2009) propone un ambicioso paneo por la violencia, el sometimiento y la marginalidad que caracterizan al barrio del título, un notable distrito suburbial de Tel Aviv en el que musulmanes y cristianos conviven a pura reticencia mutua.
Precisamente el rasgo distintivo a nivel temático pasa por analizar las paradojas e ironías que plantea esta singular coexistencia, un tópico que ha sido trabajado en innumerables ocasiones dentro del “molde bélico” pero pocas veces como aquí, adoptando la estructura de los dramas urbanos símil Martin Scorsese. La cámara en mano, la improvisación y un elenco de actores no profesionales son las principales herramientas que utilizaron los realizadores para apuntalar una tragedia de pulso documental que se sumerge de inmediato en la vorágine de los fundamentalismos religiosos, las venganzas rituales y el narcotráfico.
Si bien en conjunto tenemos cinco historias que se entrecruzan en una progresión no cronológica presentando el mismo acontecimiento desde diferentes puntos de vista, la acción se centra en Omar (Shahir Kabaha) y Malek (Ibrahim Frege), dos jóvenes desesperados que eventualmente intentarán vender drogas: mientras que sobre Omar pesa una sentencia de muerte porque el tío de su hermano le disparó a un beduino que pretendía extorsionarlo, Malek necesita una gran cantidad de dinero para el trasplante de médula ósea de su madre. Ambos se verán arrastrados sin remedio por circunstancias que los exceden.
Quizás con treinta minutos menos y un desarrollo más pulido el film podría haber superado a sus modelos Vidas Cruzadas (Crash, 2004) y Gomorra (2008), no obstante mantiene el interés, construye personajes maravillosos a partir de un naturalismo concienzudo y definitivamente merecía la nominación al Oscar a mejor película extranjera. Ajami saca a relucir con inteligencia “el juego de los opuestos” en un contexto de eternos conflictos alrededor de la fe, el territorio, los símbolos y las condiciones socioeconómicas: ya sabemos que la incomunicación desemboca primero en la paranoia y luego en la sangre…
Título: Ajami.
Título Original: Idem.
Dirección: Scandar Copti, Yaron Shani.
Intérpretes: Shahir Kabaha, Ibrahim Frege, Fouad Habash, Youssef Sahwani, Ranin Karim, Eran Naim, Scandar Copti, Elias Sabah, Hilal Kabob y Nisrin Rihan.
Género: Drama, Crimen.
Clasificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 124 minutos.
Origen: Israel/ Alemania/ Reino Unido.
Año de realización: 2009.
Distribuidora: Primer Plano.
Fecha de Estreno: 14/04/2011.
Puntaje: 7 (siete)
El staff opinó:
–Ajami (2009) -codirigida por Scandar Copti y Yaron Shani- se introduce desde la periferia de los suburbios de Palestina e Israel en el conflicto político entre los dos países. La complejidad narrativa del relato (que muestra la idea de que la violencia genera violencia en un enfrentamiento constante entre vecinos) es sin ninguna especulación la mayor virtud de esta obra coral que trae reminiscencias por su estructura episódica a Amores perros, de Alejandro González Iñarritu.– Pablo E. Arahuete (7 puntos)