Por Marcos Rodriguez
Guerra S.A. sigue el recorrido hasta un futuro no demasiado lejano de lo que sería el mundo si Estados Unidos sigue la misma política exterior e interior que tuvo durante el gobierno de George W. Bush. Se trata de una obra fallida con un fuerte trabajo sobre el grotesco.
Si quisiéramos definirla, diríamos que Guerra S.A. es una película de denuncia posmoderna. El pariente más cercano que le encontramos es La idiocracia, película muy recomendable dirigida por Mike Judge. Así como La idiocracia trazaba una línea hacia el futuro de cómo sería el mundo si se continúan ciertos aspectos de la cultura norteamericana, Guerra S.A. sigue el recorrido hasta un futuro no demasiado lejano de lo que sería el mundo si Estados Unidos sigue la misma política exterior e interior que tuvo durante el gobierno de George W. Bush. En ambos casos se trata de obras de ciencia ficción con un fuerte trabajo sobre el grotesco.
Joshua Seftel (hasta donde sé, un director desconocido) dispone a los personajes interpretados por John Cusack (en una de sus actuaciones menos interesantes), Marisa Tomei (siempre por lo menos aceptable), Hillary Duff (atractiva, sostiene con bastante solvencia su papel) y Joan Cusack (una de las mejores actuaciones de la película, con pequeños grandes momentos) en un futuro casi presente, en el que las corporaciones multinacionales controlan (desembozadamente) el mundo y la guerra. Y hay una intriga sobre eso.
El perfil cómico aparece desde la primera escena, en la que el uso de música estilo spaghetti wetern nos perfila una película que no va demasiado en serio. Es gracias a ese espíritu satírico que Guerra S.A. consigue sus mejores momentos. Pero la promesa pronto empieza a trastabillar. Seftel no sigue sus propias reglas y si bien sostiene el elemento grotesco hasta el final, lo va gastando hasta dejarlo irreconocible. Un ejemplo sería el personaje interpretado por John Cusack, que en ese comienzo western muestra ecos de Clint Eastwood, héroe pétreo pero con un contexto y ciertos elementos cómicos. En algún momento esa gestualidad mínima pasa a ser otra cosa: el héroe duro que toma shots de salsa picante se nos convierte de pronto en un hombre “perturbado” y “perseguido por su conciencia”, apto para al final llegar a esa lección de vida que Hollywood parece necesitar. Y todo se vuelve muy serio. Pretendidamente serio. La película se hunde. A diferencia de la bastamente superior La idiocracia, Guerra S.A. comete el error de pronunciarse como importante.
Seftel no puede pretender que nos indignemos por una guerra que no existe. Por supuesto, la lectura es muy directa: el Turaqistán de Guerra S.A. es Irak. No se esforzaron demasiado por ocultarlo, la crítica es patente y directa. Decir de forma tan burda lo que dice es como no decir nada, primero porque no va a convencer realmente a quien no esté ya convencido. Por otro lado, la denuncia llega cuando ya los aires han cambiado. ¿De qué sirve denunciar las políticas de Bush en la era Obama? La crítica es muy puntual y quedó desfasada. La habríamos visto (hasta cierto punto) con otros ojos si se hubiera estrenado, por ejemplo, en el 2003, cuando hubiera sido realmente un comentario osado. Hoy lo que hace es repetir algo que es claro para los espectadores que verían esta película: una crítica de bien pensante para reconfortar a los que llegan tarde a criticar una guerra que está terminando. Lo que la podría haber elevado más allá de la coyuntura, el elemento cómico, murió aplastado por el peso de su propia búsqueda de relevancia.
TÍtulo: Guerra S.A.
Titulo Original: War, Inc.
Director: Joshua Seftel
Género: Acción, Comedia, Thriller, Estreno en DVD
Intérpretes: John Cusack, Marisa Tomei, Hillary Duff, Joan Cusack, Dan Aykroyd, Sergej Trifunovic y Ben Kingsley
Duración: 107 minutos
Año Realización: 2008
Fecha Estreno: 19/06/2011
Puntaje 4 (cuatro)