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jueves, 21 noviembre 2024
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Violeta se fue a los cielos: La vida no es una fiesta

Por Emiliano Fernández

Sin lugar a dudas la biografía ha sido históricamente un género bastante problemático en términos cinematográficos que de entrada podríamos dividir en dos grupos específicos, ambos acusados desde siempre de reduccionismo y pobreza general: por un lado tenemos los mamotretos gigantescos que en el caso de las figuras políticas y/ o militares pretenden brindar un análisis tanto del demagogo de turno como de su época, por el otro están los pantallazos etéreos centrados en artistas que atravesaron el clásico proceso de canonización hipócrita que suele llegar post mortem (olvido en su momento, panteón para el porvenir).

Las vidas de los seres humanos, por más dilatadas e interesantes que sean, no resisten una estructura dramática estándar y asimismo pueden tener serios inconvenientes para encontrar un público receptor, principalmente porque los bustos de bronce se derriten ante las múltiples paradojas cotidianas: esta es la única coyuntura en la que no se aplica aquello de que “una imagen vale más que mil palabras”, más bien todo lo contrario. Violeta se fue a los cielos (2011), retrato de la extraordinaria Violeta Parra, es un nuevo eslabón en esta interminable cadena de vallas que permiten repensar los alcances concretos de la ficción.

Estas típicas limitaciones de formato suelen resolverse con un collage de flashbacks y flashforwards, mecanismo hoy utilizado por el realizador Andrés Wood: así nos topamos con un desarrollo que sigue una cierta matriz cronológica, alrededor de una entrevista televisiva, pero que incluye numerosos saltos temporales en función de la interconexión de los distintos períodos considerados. Este ambicioso proyecto abarca toda la existencia de la mítica folklorista chilena, desde su infancia marcada por la miseria, recorriendo sus vaivenes profesionales y su agitada vida familiar, hasta llegar a un desenlace muy trágico.

Basándose en el libro homónimo de Ángel Parra, hijo de Violeta, el mayor acierto de Wood pasa por la selección de Francisca Gavilán como la protagonista: la actriz no sólo es similar físicamente e interpreta ella misma las canciones sino que además transmite con gran convicción la fuerza vital de la cantautora- pintora- bordadora y logra atrapar de inmediato la atención del espectador a puro carisma e inteligencia. La correcta labor del resto del elenco y el excelente nivel técnico son los complementos perfectos para este soliloquio que privilegia la sutileza visual y los pequeños gestos por sobre los macro apuntes detallados.

A pesar de que se extiende un poco más de lo debido, el film resulta un verdadero prodigio dentro de su género gracias a que pone el acento en los lugares apropiados, léase las experiencias circenses, sus peregrinaciones en pos de recopilar tesoros varios de la cultura nativa, sus viajes a Europa, la muerte de su hijita, la relación amorosa con el antropólogo suizo Gilbert Favre, su exposición en el Museo del Louvre y la instalación de la carpa en la comuna de La Reina. Contradiciendo las tendencias populares volcadas al escapismo, Parra denunció las desigualdades sociales y edificó una obra tan excepcional como fascinante…

Título: Violeta se fue a los cielos.
Título original: Idem.
Director: Andrés Wood.
Intérpretes: Francisca Gavilán, Gabriela Aguilera, Cristián Quevedo, Stephania Barbagelata, Thomas Durand, Marcial Tagle, Roberto Farías y Luis Machín.
Género: Basado en libro, Biográfica, Drama.
Duración: 110 minutos.
Calificación: Apta mayores de 13 años, con reservas.
Origen: Argentina/ Brasil/ Chile.
Año Realización: 2011.
Distribuidora: Primer Plano.
Fecha Estreno: 27/10/2011.

Puntaje: 8 (ocho)

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