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jueves, 21 noviembre 2024
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Mala: Venganza de género rioplatense

Los cinéfilos que recuerden la escena del cineclub en El mismo amor, la misma lluvia (1999), el injustamente olvidado filme de Juan José Campanella, podrían formularle al realizador Israel Adrián Caetano la misma frase desencajada que un espectador, en esa ficción, le espetaba al responsable de un cortometraje recién proyectado: “Flaco… ¿qué quisiste decir?”. Y ahí se armaba la bronca porque si hay algo que no les gusta a los cineastas es tener que explicar su obra, ese viejo lugar común de que el “arte” no se explica. No obstante, un caso como Mala, el último opus de Caetano, habría que reconsiderarlo y exigirle al hombre unas palabras que justifiquen semejante desatino. Es tan poco lo que se saca en limpio tras visionar los noventa minutos de puro desconcierto que brinda el uruguayo con su versión sui géneris de un subgénero tan típico de la clase B como “La mujer y la venganza”, que dan ganas de confrontarlo y aclarar los tantos. Porque Mala, el violento derrotero de una sicaria de nombre Rosario a la que insólitamente interpretan cuatro actrices diferentes, se nutre de la reconocida cinefilia de Caetano para construir un relato al que se le pretendió dotar de algunas características más propias del cine de autor. Y me refiero al peor cine de autor, a aquél que deja afuera al público alevosamente para regocijo de cuatro locos sueltos entre los cuales seguramente se encuentran los familiares y amigos del director. Mala fusiona el esqueleto de un exploitation con unas ideas supuestamente avant garde que la desnaturalizan por completo hasta convertirla en un producto híbrido, desabrido. La película no fluye ni interesa, presenta tiempos muertos inexplicables en una historia de este tipo y sólo será recordada por la bizarrísima escena final.

Un Caetano pretencioso como pocas veces se lo ha visto en su carrera parece haber olvidado que la simbología debe estar al servicio de la historia y no al revés. Al menos si pretende que la gente acompañe lo que hace. En un punto es entendible querer escapar de las limitaciones del subgénero pero considero harto difícil que esto suceda. Los filmes de clase B que se aferran a esta temática son al cine lo que el blues es a la música: indefectiblemente debes tocar ciertas notas y escalas y el atractivo se basa más en la ejecución que en las diferencias que puedas encontrar en las canciones. La calidad fílmica del creador de Un Oso Rojo está desconocida en Mala pero los problemas ya vienen desde el desastroso guion que firma conjuntamente con Bruno Hernández y su asistente de dirección Luciana Piantanida. No hay nada que funcione: las escenas de acción casi no existen, el suspenso no llega ni a esbozarse, los diálogos dan vergüenza ajena y la línea argumental es de una chatura imperdonable. La audaz jugada de sumar a Liz Solari, María Dupláa y Brenda Gandini como proyecciones que se hacen los personajes de la asesina interpretada con convicción y garra por Florencia Raggi (la única actuación rescatable, dicho sea de paso) provocan un distanciamiento enorme en el receptor que debe ponerse a elucubrar el significado de cada transformación en lugar de apreciar la escena por lo que es en términos dramáticos.

La trama es tan caprichosa como deshilachada. En un confuso prólogo se supone que Rosario ve cómo un hombre (¿su hombre?) estrangula a su pequeño hijo. Atropelladamente nos enteramos que con el paso del tiempo Rosario se convirtió en una extraña “defensora” de las mujeres golpeadas o abusadas psicológicamente por sus parejas. Por un precio justo Rosario ajusticia sin miramientos a estos machos alfas aunque se juegue la piel en la misión. Y esto es lo que sucede apenas iniciada la proyección: tras asesinar a un político prominente, Rosario se da a la fuga (ridícula por las decisiones de Caetano en materia de puesta en escena y montaje) pero es capturada, retenida en una casa segura y golpeada por la policía. De esta tensa situación es rescatada por María (Ana Celentano), personaje con zonas oscuras que debido a un accidente ha quedado incapacitada para caminar. Esta ex competidora de lanzamiento con ballesta quiere vengarse de su exmarido Rodrigo (Rafael Ferro), a quien culpa de su infortunio, que se ha vuelto a casar y espera un hijo con la pusilánime Angélica (Juana Viale). El pedido de María obliga a Rosario a modificar su forma de trabajo porque la asignación requiere específicamente hacer de la vida de Rodrigo una pesadilla pero no la autoriza a matarlo. Evidentemente esta idea le sirve a Caetano para desarrollar una especie de vínculo entre Rodrigo y Rosario (su alter ego aquí es la veterinaria a la que le presta el cuerpo María Dupláa). Para Rosario quizás no sea exactamente una conexión amorosa sino más bien un replanteo de su visión unívoca sobre los hombres. Sin embargo, el extremo clímax de Mala vuelve a arrojar un manto de dudas con respecto a lo que le pasa a este personaje cuya humanidad fue aniquilada en su juventud debido a una pérdida irreparable.

Que Caetano conoce su oficio es una obviedad sabida por todo el ambiente desde sus primeras obras. ¿Será posible que las atroces incoherencias argumentales, el humor (involuntario) y las desprolijidades técnicas estén ahí como algo exprofeso? El realizador de Crónica de una Fuga declaró que Mala no debía ser juzgada con solemnidad pero para eso le faltó dar con el tono “festivo” y la sabrosa complicidad con la audiencia que sí logró Quentin Tarantino, por ejemplo, con Kill Bill, Vol. 1 y Vol. 2. En mi opinión el experimento de Caetano no salió bien y contemplando el escaso público que su película está llevando a las salas deberá analizar detenidamente en dónde se equivocó. Pese al traspié sigue teniendo carta blanca… por ahora.

Título: Mala.
Título original: Idem.
Dirección: Israel Adrián Caetano.
Intérpretes: Florencia Raggi, Rafael Ferro, Ana Celentano, Juana Viale, Liz Solari, Julián Krakov, Brenda Gandini y María Duplaá.
Género: Crimen, Terror, Thriller.
Calificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 92 minutos.
Origen: Argentina/ México/ Francia.
Año de realización: 2013.
Distribuidora: Buena Vista.
Fecha de estreno: 14/02/2013.

Puntaje: 3 (tres)

 

El staff opinó:

No alcanza para eximir del aplazo a Mala con justificar que su director Caetano buscaba filmar un culebrón violento absolutamente despojado de todo contexto social o de corte realista para jugar con el lenguaje de las imágenes y narrar un melodrama nihilista e irónico donde incluso uno de los personajes se llama Carlos Javier como cualquier personaje de telenovela. Ni siquiera como ejercicio de estilo, este sexto opus convence en su viraje hacia el género o coqueteo meta discursivo con el cine clase B utilizando el tópico de la venganza por amor como base de esta premisa, en que a la idea de la mirada ajena sobre el mismo personaje el director de Bolivia la subraya poniendo a cuatro actrices -que por cierto actúan pésimo- en el mismo personaje de una asesina que sólo mata hombres que hacen sufrir a mujeres. Nada se resuelve de manera razonable dentro de los márgenes de lo aceptable para este tipo de propuestas: no hay violencia en exceso; no hay sexo en exceso ni osadía alguna en mostrar cuerpos desnudos o un poco de sangre. Tampoco la simbología o la segunda lectura pretenciosa sobre la imagen que se proyecta y se bifurca en diferentes tipos de mujeres, supera lo predecible, por no decir lo obvio. Mala es mala, no hay otra explicación.Pablo E. Arahuete (3 puntos)

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