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sábado, 23 noviembre 2024
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911: Llamada mortal: A comerse las uñas…

Tener a Brad Anderson acreditado como director en alguna serie garantiza un trabajo bien hecho: hay pocos profesionales que lo superen. Y no pasa vergüenza con ninguno. Así de bueno es el hombre. Los mejores episodios de Fringe, antes de que la arruinaran como a Lost en sus últimas temporadas, fueron dirigidos por Anderson que también dejó su huella en otros shows como Boardwalk Empire, Treme o Masters of Horror. Fuera del ámbito televisivo la situación cambia un poco: sus largometrajes delatan su presencia detrás de las cámaras pero la calidad varía según el proyecto. El Maquinista (2004) y Transsiberian (2008) están por encima del promedio pero La Oscuridad (2010) es una película pésima. Curiosamente junto con El Maquinista es de las pocas obras en la que no estuvo involucrado como autor (sí, Anderson también escribe). 911: Llamada mortal, su último filme, no termina de inclinar la balanza ni para el lado del debe ni para el del haber. Digamos que dejó el juego en tablas, aunque en rigor los mayores aciertos son suyos.

911: Llamada mortal es un típico producto de consumo rápido hollywoodense que iba a ser dirigido por Joel Schumacher con Halle Berry en el rol protagónico. Problemas de agenda llevaron al realizador de El Fantasma de la Ópera a abandonar su puesto. Anderson ocupó su lugar. Estos cambios de última hora no son nada infrecuentes en la Meca del Cine y de hecho la misma Berry estuvo a punto de no ser de la partida. En definitiva, el enroque ayudó a que el producto llegue al público con una solidez artesanal que probablemente Schumacher hubiese sido incapaz de proveer. Porque Anderson, si bien reconozco que no obra milagros, y ahí está La Oscuridad como evidencia, domina la narrativa con la sapiencia de un maestro potenciando los puntos fuertes del guion. El creador de Session 9 (2001) incrementa el suspenso con ese pulso magnífico que ha adquirido rodando decenas de capítulos de TV. Si el último acto de la historia estuviese un poco más pensado sin dudas estaríamos en presencia de un thriller memorable aunque ronde el fantasma de cintas tan disímiles como Celular: la llamada final y El Silencio de los Inocentes.

Por algo no se registraban antecedentes en el cine de cómo opera el servicio telefónico de emergencias: es muy difícil sostener el punto de vista si el actor principal trabaja allí, como es el caso de Hally Berry. Es sencillo sacarlo de ese contexto laboral pero no tanto si se pretende mantener la verosimilitud del relato. Alfred Hitchcock no necesitó vulnerar la lógica para hacer una obra maestra del calibre de La Ventana Indiscreta: recordemos que el personaje de James Stewart no podía abandonar su departamento por estar fracturado. Si la protagonista no fuera Berry sino la chica que secuestra el asesino solucionaríamos el inconveniente pero el filme se vería afectado al perder la escasa originalidad que le aporta la descripción del lugar desde el que se reciben miles de llamados diarios por asuntos de la más diversa prioridad. Muchos de ellos de vida o muerte.

Justamente uno de esos llamados desencadena el conflicto que arrastra la bonita cuarentona Jordan Turner (Berry): el pedido de ayuda de una adolescente sola en casa a la merced de un psicópata se ve trunco por un error tonto de la operadora. En este excelente prólogo (presten atención al tratamiento sonoro) Anderson y el guionista Richard D’Ovidio aúnan esfuerzos y dejan plantada la semilla para lo que vendrá después, elipsis de seis meses mediante, con un caso igualmente dramático que exigirá a Jordan hasta el límite de sus fuerzas, en particular desde lo emocional. Y es aquí donde la película empieza a trastabillar: se supone que los que atienden estas líneas de emergencia están preparados para asistir a la gente con un profesionalismo que Jordan, a medida que va avanzando la tensa trama, va perdiendo en su desesperación por ayudar y redimirse por aquel error fatídico que tanto la obsesiona. Una regla básica que enseña cualquier experto en guion consiste en que cuanto más se compromete al héroe (o antihéroe) en lo personal mayor identificación genera en la audiencia. Para llevar a cabo este consejo D’Ovidio extrae a Jordan de su entorno seguro para que tenga éxito donde el cuerpo policial fracasó: cazar al asesino en su propio terreno.

911: Llamada mortal está actuada con propiedad por un elenco dotado de artistas conocidos, ninguno una estrella exceptuando a Halle Berry, como Abigail Preslin (que ya dejó de ser la “Pequeña Miss Sunshine”), Morris Chestnut, Michael Eklund (un formidable villano), Michael Imperioli o Roma Maffia. Su tarea, y en verdad la logran, es hacer creíble una historia simple cuyo devenir alcanza picos de intensidad en el clímax pero para ese entonces Anderson ya dejó que la película se le escape de control. A Jordan (y por ende al público) le posibilitan un cierre impensado en la vida real: para estos sacrificados operadores cuando se corta la llamada siempre hay otra más entrando. Y bueno, esto es Hollywood… ¿qué le vamos a pedir ahora?

Título: 911: Llamada mortal.
Titulo Original: The Call.
Director: Brad Anderson.
Intérpretes: Halle Berry, Abigail Breslin, Evie Thompson, Morris Chestnut, Michael Eklund y David Otunga
Género: Thriller.
Calificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 94 minutos.
Origen: EE.UU.
Año Realización: 2013.
Distribuidora: Diamond Films.
Fecha Estreno: 11/04/2013.

Puntaje: 7 (siete)

 

 

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