Gabriel Arregui explora el mundo interior de un solitario y deja en manos del “Chino” Darín y María Duplaá la difícil tarea de hacer convincente una relación que tiene sus picos altos, incluso en erotismo, y sus altibajos.
En esta entrevista exlusiva, charlamos con el director sobre su largometraje Uno mismo.
Pablo E. Arahuete: – Parte de la película transcurre en la mente del protagonista ¿Lo pensaste como una alternativa a la realidad o para reforzar la idea del título?
Gabriel Arregui: – El título del guión en principio era Uno, pero ya se había estrenado una película con ese nombre y mutó a Uno mismo. Este cambio me llevó a reescribir parte de la historia, en la que un personaje solitario vive una historia de amor, que tiene un sólo punto de vista: el de UNO y su mente. UNO sabe que es la mujer indicada pero le es difícil amar a alguien tanto como a UNO MISMO.
P.E.A.: – ¿Cómo llega la pareja protagónica al proyecto?
Gabriel Arregui: – A ninguno de los dos los conocía personalmente. Primero, se sumó Chino Darín. Le llegó el guión a través de su representante, y fue algo casi instantáneo juntarnos, charlar acerca del guión y ponernos de acuerdo en que interpretaría a UNO. Con el personaje femenino costó llegar. Una tarde, mi asistente de dirección me mostró cortos con María Dupláa que me gustaron. A ella le encantó el guión y su personaje, así se sumó al proyecto. Ambos tuvieron buena vibra de entrada, y fue muy bueno trabajar con ellos, pues son grandes actores, jóvenes, bellos, con muy buen humor, y se entregaron de lleno a lo que pedían sus personajes.
P.E.A.: – ¿Pensaste en un film sobre las crisis en la convivencia o sobre la soledad?
Gabriel Arregui: – Más que nada en la soledad. Mucha gente se acostumbra a estar solo y después obviamente le cuesta abrirse a otra persona, a compartir tiempo y espacio. Ahora mucha gente joven se va a vivir sola y luego quizás forman una pareja, contrario a lo que era antes, que te ibas de tu casa a convivir o casado. Y eso me llama la atención y me motiva a crear este tipo de historias mínimas e intimistas.
P.E.A.: – ¿A qué se debe el hecho de no conocer el nombre del protagonista y de su novia?
Gabriel Arregui: – Me pasa que conozco mucha gente por su sobrenombre, no sé, “Tano”, “Mono”, y su nombre real pasa al olvido. Además, no aparecían en mi mente nombres reales como para llamarlos, y en sí, ningún personaje en la película tiene un nombre formal, ¡su amigo se llama Bigote! Además, la historia gira en torno al interior de cada uno, de cada una, y bueno, UNO y UNA le empezó a sonar adecuado a mi oído y a mí me sonaban como nombres auténticos.