Una vez más la realizadora Caroline Neal ( junto a Horacio Salgán en la foto de portada ) se sumerge en el mundo del tango, y se conecta desde los sentimientos y la música del maestro Horacio Salgán en la intimidad y la singular relación con su hijo César, receptor del legado artístico de una de las figuras más sobresalientes de la música ciudadana. En esta entrevista exclusiva con la directora de Salgán y Salgán, que se estrena el 1 de Octubre, recorremos lo que para ella representa el tango y su experiencia de haber compartido un reencuentro entre padre e hijo donde la pasión es el vínculo de los afectos.
Por Pablo E. Arahuete
Pablo Ernesto Arahuete: ¿Con qué rasgo del tango te sentís identificada?
Caroline Neal: Que pregunta interesante. Me siento identificada con su complejidad musical, su manera de contener en tres minutos tantos elementos distintos—el drama, la pasión, la tranquilidad, la belleza, la nostalgia, la sensualidad. En el baile, me encanta el lenguaje corporal sensual. Leí una vez en el New York Times que definieron al tango como una mezcla del sexo con la meditación. Tal vez no llega a ninguno de esos dos extremos pero hay algo en el baile, especialmente para la persona que sigue, que nos exige estar muy presentes en el momento, como meditación. Una meditación sensual en movimiento. Una conversación sin el obstáculo de palabras. Bueno, además soy inmigrante acá, entonces algo en el tango me conecta con los inmigrantes que hace más de 100 años atrás alimentaron el género joven con sus experiencias de aventura y desarraigo.
P.E.A: Tengo entendido que tu relación con el cine se multiplica en diferentes áreas, que van desde la producción hasta el guión, ¿Cuál de ellas te resulta más atractiva, en términos de las posibilidades creativas?
Caroline Neal: La verdad es que me encanta casi todo. ¿Qué podría ser más divertido que pasar una tarde con el genio Alberto Muñoz imaginando escenas para un guión documental, que por su naturaleza tiene que ser totalmente ficticio porque no podemos hacer un guión sobre hechos reales futuros. Pero ese trabajo tiene que ver con formar un punto de vista con el cual puedo salir a filmar. Lo que imaginamos en el momento de escribir me guía cuando tengo la cámara en la mano.
La filmación ofrece una experiencia de magia en el sentido de que nunca sabés que puede ocurrir en el momento, y el desafío es mantenerse atenta a lo que se desenvuelve. Como el momento que llegamos a Ezeiza con César y su orquesta para el viaje a Roma, y en el café estaban pasando por tele justo el final de la carrera de Fórmula Uno en Monza, en vivo. De repente, yo estaba filmando a César, un campeón de automovilismo, mirando en la tele casi una proyección del camino que él no eligió. Increíble. Si lo escribís en una obra de ficción, todo el público dice “Que cursi! Eso nunca pasaría tal cual.” Pero sí. Sorpresas constantes.
Pero el lugar donde más me sumerjo en aguas profundas tiene que ser en la sala del montaje. Puedo pasar horas sin darme cuenta del tiempo, trabajando en la construcción de una escena. Es como estar en un casino de Las Vegas sin relojes. Editar una película es jugar con un gran rompecabezas, ¿no?
P.E.A: ¿Qué te dejó como experiencia tu primer documental Si sos brujo, una historia de tango (2005)?
Caroline Neal: Fue una experiencia de mucho aprendizaje, como ha sido “Salgán & Salgán” en la construcción de la historia y la estructura. En las dos películas, el contacto con los grandes músicos de tango ha sido un honor y un placer inolvidable.
Y realmente, Si sos brujo me cambió la vida por completo. Me mudé a Argentina, aprendí castellaño, me casé con el protagonista de la pelí (el joven Varchausky, no el maestro Balcarce, por las dudas!), y tenemos una hija ahora de 10 años. E irónicamente, el divorcio de ese matrimonio finalizó en la misma semana que terminé mi segunda película, justo antes de Mar del Plata, el año pasado. Entonces, parece que cada película me deja con un giro importante en la vida. ¿Y ahora qué vendrá con la próxima?
P.E.A: ¿Cómo surge el proyecto Salgán & Salgán?
Caroline Neal: Los grandes productores Carlos Villalba e Ignacio Varchausky me invitaron a filmar un “making of” de un proyecto suyo, El Año Salgán, 2008. La idea era hacer un pequeño documental de las actividades de ese año: la edición de un libro hermoso de las partituras de los arreglos orquestales de Salgán, nunca antes publicados; un concierto y la grabación de un disco con la Biblioteca Nacional para su serie “Raras Partituras”; y finalmente un viaje a Roma para un festival de tango donde tocaría la rearmada Orquesta Salgán, con dirección y piano de César. Desde el principio, Carlos e Ignacio me dijeron lo fascinante que era la relación entre este padre y su hijo. Tenía la suerte de armar el proyecto con Vanessa Ragone, una productora muy talentosa y fiel compañera de ruta; pedimos el apoyo del INCAA, y nos aprobaron. Y empezamos a filmar y trabajar en el guión con Alberto Muñoz. Dudamos durante mucho tiempo que podríamos realmente llegar a tener una línea narrativa emocional, debido a que los dos Salgán son muy reservados. Pero con el tiempo, nos sorprendieron con su generosidad y su coraje.
P.E.A: ¿Cuándo escuchaste por primera vez el nombre de Horacio Salgán?
Caroline Neal: Estaba bailando tango en Nueva York cuando escuché el nombre de Horacio Salgán. Cuando vine a Buenos Aires para la etapa de investigación para “Si sos brujo”, Ignacio Varchausky me llevaba a ver el Quinteto Real en el Club del Vino. Más que una vez. ¡Que conciertos magníficos! Y aún más, para convencerme a mudarme a Buenos Aires, Ignacio me regaló un viejo cassette (!) del Quinteto Real, como un ejemplo de lo mejor que Argentina tenía para ofrecer. Y yo, al escucharlo, estuve de acuerdo. El Quinteto Real me parecía aún mejor que el helado de súper dulce de leche. Y acá vivo todavía.
P.E.A: ¿Sos partidaria de que el talento se hereda o se nace con él?
Caroline Neal: Mi papá era médico. Entonces, vengo de una familia que cree que hay muchas cosas heredadas, desde capacidades físicas hasta rasgos personales. Encontraron hace poco un gen vinculado con la timidez. No sé cómo definir talento, pero diría que es una combinación de cierto tipo de inteligencia y unas capacidades físicas, pero mezclado con algún interés o pasión, generado por nuestro entorno. César tiene talento no solamente por el piano, pero también como piloto de autos de carrera. Son cosas muy distintas que vibran en él. El piano vemos claramente en su papá, ¿pero, el auto?
El otro día fui a visitar a los Salgán y se habían vestido con ropa casi igual, pero no viven juntos ahora. ¿Qué genera esas coincidencias? El deseo de usar un saco gris y una camisa azul sin corbata ese martes de septiembre no puede ser genético. Pero la manera que sus manos conectan con el piano, tal vez sí.
P.E.A: ¿Considerás al tango como una manera especial de sentir el mundo?
Caroline Neal: Es un lenguaje—musical, literario y corporal. Y seguramente, fue creado y sigue creándose por individuales que sentían el mundo de una manera particular. Más y más, aprecio el arte como la expresión de la individualidad del artista, como si fuera una lente única al mundo. Mi meta es entender cada vez más mi propia lente y tratar de ser fiel a la expresión de cómo veo las cosas. En los tangos que nos tocan profundamente o nos conmueven, o en aquellos que nos hace mover el pie o el cuerpo, encontramos la expresión de esa visión particular, una manera especial e individual de sentir el mundo, expresado en un lenguaje específico, que tiene raíces viejas y sigue en desarrollo.
Muchas gracias, Pablo, por las preguntas tan interesantes! Fue un placer! Ojalá todos pueden venir a ver la pelí–estamos en el MALBA los viernes de octubre a las 22, y en el Arte Multiplex Belgrano apartir del jueves 1ro. Besos,
Caroline