Por Alex Vekstein
Luego de un fallido primer intento de incursionar en el género con la inverosímil La reunión del diablo, M. Night Shyamalan ha logrado confeccionar con Los huéspedes un divertidísimo film de casi nulo presupuesto que acabó por convertirse en uno de los éxitos de taquilla más contundentes (e inesperados) del 2015.
Rebecca y Tyler (impecablemente interpretados por los dos jóvenes actores Olivia DeJonge y Ed Oxenbould) viajan a la alejada granja de sus abuelos maternos (a quienes nunca conocieron por estar estos distanciados de su hija, Paula), mientras esta aprovecha para irse de vacaciones a un crucero con su nuevo novio. Tanto “Papa” como “Nana” (así se hacen llamar los abuelos de los protagonistas) se muestran adorables y serviciales para con sus nietos, dándoles todos los gustos imaginables y poniendo como única condición que los niños se acuesten a las 9:30 pm. Sin embargo, cuando los chicos deciden realizar un “cortometraje” sobre su estancia en la granja (de aquí se intenta justificar el estilo cámara en mano del film) y no respetar el toque de queda nocturno, se enfrentan a situaciones que desearían jamás haber descubierto: por la noche, sus tiernos abuelos se convierten en dos desquiciados psicópatas que arañan las paredes, hablan solos y corren semidesnudos por la casa revoleando cuchillos.
Shyamalan triunfa en Los huéspedes precisamente por hacer todo lo contrario a lo que venía intentando hacer en sus últimos (y catastróficos) largometrajes: se aleja de los titánicos presupuestos, los excesivos efectos especiales, y aunque no logra morderse la lengua y sí incluye su ya característico “giro inesperado” hacia el final de la trama (que dicho sea de paso, se ve venir a miles de años luz de distancia), incursiona en el género del terror matizándolo con brillantes tonalidades de comedia. Si bien el efecto cámara en mano del film resulta un poco injustificado, este termina resultando intrascendente, ya que el film se apoya en el guión y no en la composición de los planos, como sí ocurrió en El protegido; la remarcable naturalidad de los actores, la sensación de película “indie” filmada en prácticamente una sola locación, y constantes guiños (incluso satirizándose a sí mismo) a su filmografía previa, hace que Shyamalan consiga una película más íntima y menos pretenciosa, acercándolo más al director que supo ser (y supimos amar) cuando nos destrozó las mentes en aquella última escena de Sexto Sentido.
La película hace agua en cuanto a la verosimilitud de la premisa, y no todas las decisiones de los personajes resultan justificadas y ni siquiera coherentes, pero el film sostiene una impronta más recreativa que solemne (al contrario de sus anteriores fallidas películas), y es por esto que Los huéspedes consigue atraparnos con su interesante gancho, haciendo caso omiso a las licencias que se toma para narrar la historia. Para el momento en que “todo es revelado”, los secretos mejor guardados transcurren sin pena ni gloria, y lo que queda flotando en el aire es una agradable sensación de haber sido “gratamente” sorprendidos por un producto que auguraba ser (otra) indeleble mancha en el currículum de un director que comienza a reinventarse.
Título: Los Huéspedes
Título original: The Visit
Dirección: M. Night Shyamalan
Intérpretes: Olivia DeJonge, Ed Oxenbould, Deanna Dunagan, Peter McRobbie, Kathryn Hahn, Celia Keenan-Bolger, Samuel Stricklen y Patch Darragh
Género: Terror
Clasificación: Apta para mayores de 13 años
Duración: 94 minutos
Origen: EEUU
Año de realización: 2015
Distribuidora: UIP
Fecha de estreno: 12/11/2015
Puntaje: 7 (siete)