Títuto: Ayotzinapa, crónica de un crimen de Estado
Dirección: Xavier Robles
Clasificación: No disponible
Duración: 101 minutos
Género: Documental
Distribuidora: Independiente
Origen: México
Año Realización: 2014
Exhibición: Jueves 19/11, 19 horas, en el Cine Gaumont, Av. Rivadavia 1635.
Puntaje: 8 (ocho)
Por Pablo Arahuete
Ayotzinapa, crónica de un crimen de Estado es un documental valiente que denuncia la complicidad de las fuerzas de seguridad y el gobierno mexicano en la desaparición de estudiantes como parte de una política represiva contra toda manifestación social.
El título fantasía remite a una tragedia, pero dista mucho de la de los mineros chilenos –aunque fueran 33- sino que se concentra en la historia más reciente de México y alude, en su faz más terrible, al número de estudiantes desaparecidos acaecido en lo que se conoció como la masacre de Ayotzinapa, en septiembre de 2014, en la ciudad de Guerrero.
Omar y José, son dos estudiantes sobrevivientes de la represión policial, pero además la cara visible de un terrorismo de estado que tiene por objeto aniquilar todo tipo de movimiento de carácter social que ponga en jaque las políticas del gobierno de Peña Nieto. El documental, estructurado de manera cronológica, expone con lujo de detalles y testimonios a cámara un relato estremecedor, donde van de la mano el narcotráfico, la corrupción, la represión a los manifestantes que rompieron el pacto de silencio a partir de septiembre, cuando desde el relato oficial se buscó -por todos los medios- relacionar las desapariciones estudiantiles con un acto vinculado al narcotráfico.
Para que el público tome conciencia del contexto socio económico, el realizador Xavier Robles intercala dos voces, que pueden diferenciarse con las historias en primera persona, entre el pueblo y aquellos intelectuales autorizados para dar un panorama global de la situación actual de la política en México.
La riqueza a nivel informativo hace de Ayotzinapa, crónica de un crimen de Estado (2014) un documento de valor periodístico importante más allá de sus características propias en lo que hace a su armado y poética. En ese sentido, a fuerza de síntesis en las imágenes, el intertexto y el metadiscurso, como por ejemplo un aula vacía, alcanza para encontrar desde el punto de vista narrativo la fluidez ante tanta información sembrada con rigor, pero que por momentos podría llegar a saturar, de no existir los intervalos como los que emplea el realizador Robles, director comprometido desde el punto de vista ético con causas sociales y que sabe la potencia del cine como vehículo movilizador de mentes y brazos.
Un detalle no menor surge en uno de los encuadres en el que se lee una frase de Estela de Carlotto, que se resume en la siguiente idea: la verdad siempre se impone sobre la impunidad. Por lo menos para aquellas víctimas silenciosas existe este documental y las voces que no le temen al poder del Estado cuando todo se dispone a callarlas a cualquier precio.