Por Pablo Arahuete
Igual que en su ópera prima La carrera del animal -2011-, Nicolás Grosso bucea desde una puesta en escena no aferrada a la estructura narrativa clásica como influye la familia en las decisiones de sus componentes. En esta entrevista, el director se explaya acerca de Camino de campaña -2015-, su segundo largometraje que plantea desde la abstracción un universo cargado de opresión y ambigüedad.
Pablo E. Arahuete: – Una característica de tu película es la ambigüedad, tanto en la historia como en los personajes. ¿Fue una decisión desde el comienzo del proyecto sostener esa ambigüedad para darle preponderancia a otra cosa?
Nicolás Grosso: – Al sostener esa ambigüedad que mencionás, uno está abriendo puertas a múltiples estímulos que exceden la mera enunciación de la historia -de los hechos-. O mejor dicho, el relato empieza a componerse de otros elementos para dejar de lado la pura acción causa-consecuencia y empezar a ser, desde la no-enunciación. Los saltos de este relato los da el encuadre, los da el montaje y los da el drama instalado en los actores, y de esta manera es como el relato pasa a ser una sumatoria de capas de sentido que permiten percibirlo como una totalidad. El relato en su totalidad se hace ambiguo. Esto me permite no depender de la estructura clásica o de decisiones morales para que el espectador pueda comprender a los personajes y sus contextos mediante climas y juegos formales
P.E.A.: – ¿Qué rol cumple la familia en tu propuesta?
Nicolás Grosso: – Es ese contexto al que necesariamente llegamos. Siempre la familia es lo que empuja o detiene a los personajes. En ese sentido nosotros como audiencia descubrimos la esencia de ellos a través de su contexto. Y no sólo nosotros, sino que ellos también parecieran descubrirse y reaccionar durante el transcurso del relato. Los vínculos familiares parecieran tener la capacidad de acompañar cada decisión del cúmulo de personajes aislados y ensimismados que la película propone.
P.E.A: – ¿Cómo surgió la estructura de esta suerte de deriva constante de los personajes en un terreno conocido por ellos?
Nicolás Grosso: – La manera que tienen de circular por el pueblo es un viejo recurso del cine que hace de la narración un sistema que funciona por acumulación, para los personajes y para el relato. La deconstrucción espacial y temporal es la que hace de esta acumulación un proceso abstracto, donde la idea de pueblo y comunidad se construye en la cabeza del espectador desde el montaje; la percepción trabaja sobre las distintas relaciones que se dan entre los personajes, inmersos en una idea de campo de batalla.
P.E.A.: – Si bien las locaciones son reales, ¿Cómo construiste el universo de Camino de campaña?
Nicolás Grosso: – Como te decía en la respuesta anterior, el universo de Camino de Campaña se edifica en abstracto. Más allá de los lugares a retratar -siendo estos el principal motivador de la idea de película-, ese universo es gracias al aporte de climas y actuación, de encuadre y montaje. La manipulación de esos espacios y de ese tiempo es la que nos permite generar el artificio narrativo para hacer de la película una idea de universo. Ningún aspecto de este universo se instala desde la mera evocación, porque siempre ésta es artificial, ya sea desde el trabajo de los actores, como desde la fotografía y el sonido.
P.E.A.: – ¿Cuál fue el aporte de los actores entonces, teniendo en cuenta el halo de misterio que atraviesa la trama?
Nicolás Grosso: – El aporte de los actores fue ceñirse a esa artificialidad, y aun así administrar sus recursos y matices dentro de ese límite. Del mismo modo, cada pequeño gesto o cada reacción definitiva hacen al relato permeable a instancias de actuación. Es por eso que ante la ausencia de una estructura narrativa clásica y complaciente, nos aferramos al aporte de los actores como a los factores formales de la imagen, para poder ver la historia un poco más en relieve.
P.E.A.: – Si tuvieras que definir Camino de campaña, ¿cuál sería el tópico excluyente?
Nicolás Grosso: – El tópico es sin dudas el aislamiento. Si bien la familia hace a la historia en cada personaje, cada uno de ellos es ante todo un engranaje aislado de algo que continúa un poco más allá. Filmar esta comunidad también fue pensarla como un gran entramado de excluidos y negadores, antes que nada, para luego sí bucear en cómo cada uno se ve condicionado por el núcleo familiar del que se desprende.