Título: Subte – Polska
Dirección: Alejandro Magnone
Clasificación: Apta para mayores de 13 años
Duración: 98 minutos
Género: Drama, Comedia
Distribuidora: 3C Films Group
Origen: Argentina
Intérpretes: Héctor Bidonde, Manuel Callau, Lidia Catalano, Miguel Ángel Solá
Año de realización: 2015
Fecha de estreno: 10/03/16
Puntaje: 7 (siete)
Por Pablo Arahuete
El debut de Alejandro Magnone apela al costumbrismo del cine argentino con un plus de humor y aggiornamiento en el tono para quitar la solemnidad y el consuetudinario golpe de efecto para explorar, desde una mirada fresca, la vejez, sus achaques físicos y psíquicos junto a las interacciones con el entorno cuando se afronta el último tramo de vida.
Héctor Bidonde en un rol protagónico más que merecido para un octogenario de una inmensa trayectoria se pone en la piel de Tadeusz, un judío polaco nonagenario que tras su participación activa en la guerra civil española como brigadista, y sin chances de volver a su tierra natal, termina arribando al ombligo de América, la Argentina. Primero en la construcción –como tantísimos inmigrantes de la época- y luego como motorman del subte, la estación y el subsuelo formaron parte de su existencia y una vez jubilado mucho más aún.
Sin hijos ni familia, Tadeusz recibe la atención del hijo de uno de sus amigos -también motorman- a quien considera casi como su propio hijo, además de haberlo capacitado antes de su retiro obligado de la actividad. Sin embargo, sus problemas de memoria y de disfunción sexual lo mantienen en un estado de lucha constante contra los discursos de los médicos y del propio muchacho, que insiste en obligarlo a tomar las pastillas.
La puesta en escena es funcional al mundo pequeño de Tadeusz y en ese contexto la estación de subte se transforma en un espacio por el que transitan también los 
fantasmas de un pasado que lo confronta, con su carga de melancolía detrás pero que lleva a la memoria en el núcleo como indicio de expresión de vitalidad y deseo.
Cuando la memoria del anciano fluye, arremete con fuerza el pasado de juventud en pequeños flashbacks (en los que cobra protagonismo la presencia de dos mujeres) donde la reconstrucción de época es correcta y que se intercalan a medida que el relato avanza en la rutina de Tadeusz: el bar, las partidas de ajedrez, las internaciones, las visitas de una amiga con derecho a roce –Lidia Catalano-
Héctor Bidonde compone con economía de gestos un personaje de una absoluta ternura, transmite desde sus expresiones y en lo corporal la fragilidad, pero resalta la dignidad para que la vejez forme parte de un proceso vital y esto lo consigue por el contraste con el personaje interpretado por Marcelo Xicarte,
mucho más joven pero menos despierto y soñador.
No hay que dejar de mencionar buenas actuaciones en los roles secundarios donde la presencia de Miguel Ángel Solá – el amigo italiano que estuvo del lado enemigo en la guerra- o de Manuel Callau -en el rol de canillita de la estación- aportan una cuota de humanidad a la película.
Alejandro Magnone con Subte Polska rasga las cuerdas del drama y la comedia con eficacia para ejecutar la melodía agridulce de la vejez, con las notas justas y sin grandes estridencias.
