Por Francisco Nieto – Corresponsal www.CineNuevaTribuna.es – España
En 2008 J. J. Abrams produjo Cloverfield (2008), siendo Matt Reaves el realizador, un curioso experimento narrado a través de, se supone, una cámara de vídeo. La idea base era contemplar cómo el terror iba dominando a una ciudad, y sobre todo a un grupo, reunido para una fiesta de despedida ante la llegada de una tan sorprendente como inesperada aparición. Al fin y al cabo una especie de representación de una angustia colectiva ante un oscuro futuro.
Parece ser que J. J. Abrams llevaba años intentando hacer una segunda parte de aquel film, sin que diera con la idea que hiciera posible el proyecto. Es ahora, ocho años después, cuando surge un intento de continuidad, digamos en idea exclusivamente, sobre aquel monstruo destructor venido de no se sabe dónde.
Abrams entre juegos galácticos, personajes perdidos en el laberinto de sí mismos o presencia de monstruos de acá o de allá, tiene como fin el utilizar una cámara (la que sea) para captar —o hacer posible que otros capten— angustias, dudas y querencias de unos personajes que sobre todo tratan de jugar a hacer un cine inspirado en otros del
ayer. En ese sentido tanto Cloverfield como Super 8, esa sí, dirigida por el propio Abrams, certifican la propuesta.
Como dato curioso hay que indicar que el rodaje, y título del filme, se mantuvo en secreto durante tiempo. Se evitaba dar pistas para impedir adivinar la llegada de la nueva entrega Cloverfield, por eso al proyecto inicial se le dio un curioso nombre: Valencia. Nada nuevo, el jugar al despiste con los títulos. Uno de los casos más recordados es Sunset Boulevard (El ocaso de una estrella) a la que se dio el título previo, para que no se supiera de qué iba, de Una lata de judías.
Huir de los peligros, de los fantasmas interiores o exteriores, peligros reales o imaginarios va a resultar una misión inútil para Michelle, quien en vez de enfrentarse a sus problemas decide marchar no sabe muy bien dónde. Un comienzo excelente da pie a la pesadilla de la mujer: aunque dudando decide romper la relación con Ben (al que no veremos, sólo escucharemos a través de una llamada al móvil) y con su coche se
lanza hacia destino desconocido. Un noticiero en la radio, como sin importancia, habla de una serie de sucesos extraños sobre los que se informará. Un móvil que suena, una mujer nerviosa al volante de un coche sin destino fijo, la noche cerrada. Y de pronto, el coche que choca.
Un prólogo maravillosamente contado, con las únicas palabras de Ben pidiendo a la mujer que vuelva. Planos diferentes del personaje, del coche y una banda sonora perfecta dan paso a unos muy buenos títulos de crédito (concluidos el final de igual manera) abren sorprendentemente la película con intensidad y ritmo. Hay cine y de calidad en el inicio, lindante con las grandes películas de clase B. Lo que vendrá detrás no restará valor a este inicio sino que al menos a lo largo de una hora lo reforzará.
Todo el resto del filme, menos los planos finales, van a transcurrir en una casa perpetrada como una gran fortaleza, propiedad de un extraño personaje, Howard (excelente John Goodman), mesiánico y apocalíptico, individuo con una historia imaginada más que real, encerrado en un búnker para poder huir de la destrucción que, según cuenta, asola al exterior en forma… de ataque, bacteria o vaya a saber qué.
La mujer en fuga de su vida, de una relación, de un mundo, para liberarse, se encuentra encerrada por alguien que dice haber salvado su vida después del accidente. Imposible salir al exterior. Encadenada primero, adiestrada (quizá amaestrada) posteriormente, siente pasar un tiempo que fuera continúa o se ha parado. Junto a ella, otro joven. Los tres únicos personajes del filme (si exceptuamos una mujer que en un momento tratará, horrorizada y quemada, de entrar en la casa) en los que, y desde lo que, se vive una tensión. Dominio y sumisión. Lucha por encontrar la libertad y dificultad de salir de tal lugar.
¿Cuál es realmente la realidad? ¿Howard es un salvador, un criminal o un loco?
Un guión preciso, con vueltas y revueltas generadoras de interés y tensión van marcando la narración para llevar a una tercera parte en la que aparecerá la destrucción del entorno, del todo. Una parte-epílogo no a la altura de todo lo anterior al ser demasiado simplista y, además, donde cantan unos efectos que no hacen más que puntear con claridad el carácter de serie B del producto. De todas formas, en este acto final, o mejor en el cierre del filme, dejándolo abierto a una nueva secuela, se llega a una solución-compromiso que aquí no develaremos.
Título: Avenida Cloverfield 10
Título original: 10 Cloverfield Lane
Director: Dan Trachtenberg
Calificación: Apta para mayores de 16
Género: Thriller
Duración: 103 minutos
Origen: Estados Unidos
Intérpretes: Mary Elizabeth Winstead, John Goodman, John Gallagher Jr., Douglas M. Griffin, Suzanne Cryer, Bradley Cooper, Sumalee Montano, Frank Mottek, Jamie Clay, Cindy Hogan
Año realización: 2016
Distribuidora: UIP
Fecha estreno: 14/04/2016
Puntaje 7 (siete)