Por Pablo Arahuete
El cineasta chileno Miguel Littin apela a la dramatización y al fluir de su propia consciencia y libertad para reconstruir el último día antes del asesinato del presidente chileno Salvador Allende, en manos de las Fuerzas Militares que tomaron el Palacio de la Moneda mientras los aviones bombardeaban no sólo el lugar sino otros pueblos como parte de un golpe militar, donde el General Augusto Pinochet llevaba la voz cantante.
Allende en su laberinto (2014) recorre desde la puesta en escena, para la cual el equipo de producción debió reconstruir los interiores del Palacio de la Moneda en Venezuela al no poder filmar en Chile, los laberintos interiores de Salvador Allende. Lo hace desde el retrato intimista, que recoge cada momento de ese largo día como un verdadero hito. Todo sucedió un 11 de septiembre de 1973 al que paradójicamente -décadas después- le quitó protagonismo en perspectiva histórica el ataque a las Torres Gemelas.
En el transcurso de esas horas, el director de El chacal de Nahueltoro (1969) acopia desde el guión frases y palabras que definen no sólo al símbolo de Allende como la resistencia ante la opresión y la convicción frente a todas aquellas contradicciones internas que se sucedieron minuto a minuto, sino al aspecto humano, a su relación íntima con sus pares y familia, mientras todo ese espacio se coronaba de sangre, bombas y tiros.
Es imposible que la subjetividad no le gane a la objetividad, pero Allende en su laberinto no se erige nunca como una biopic convencional, tampoco como una película tibia y sumaria, sino que representa desde el punto de vista político un sentido mucho más profundo y coherente tratándose de un director como Miguel Littin.
La caracterización de Daniel Muñoz en la piel del presidente es correcta y por tratarse de una composición no mimética logra escapar de las miradas críticas ante sus ademanes o gestos, pero desde la apariencia en base a fotos de Salvador Allende es realmente destacable el trabajo de maquillaje.
La estructura narrativa, que si bien transita por una cronología, también aplica el recurso de capítulos no explícitos pero que ayudan al fluir del relato y enfatizan los momentos de tensión con una mayor eficacia que la que podría malograrse en un montaje distinto o funcional al hecho dramático.
La emoción y la poesía se consolidan en el último acto y se respira desde las imágenes. También se percibe en esa representación el compromiso de un equipo de actores chilenos y venezolanos que supieron desde el primer minuto de qué se trataba este sueño del director chileno, que por fortuna llega a nuestro país.
Título: Allende en su laberinto
Dirección: Miguel Littin
Intérpretes: Daniel Muñoz, Aline Kuppenheim, Horacio Videla, Roque Valdero, Juvel Vielma, Gustavo Camacho
Género: Histórica, Drama
Calificación: Apta para mayores de 13 años
Duración: 90 minutos
Origen: Chile, Venezuela
Distribuidora: Independiente
Año de realización: 2014
Fecha de estreno: 24/06/2016
Exhibe: Tagle, esquina Av. Libertador. Ingreso Plaza República de Chile (embajada). 18 horas, entrada libre y gratuita.
Puntaje 8 (ocho)