Por Pablo Arahuete
Este jueves se estrena El Apóstata (2015), tercer largometraje de Federico Veiroj, que ya tuviera su recorrido festivalero con buenas repercusiones. Entrevistamos al director para entrar a tono con este film en el que la lucha por la libertad conforma gran parte de la motivación de un protagonista que ya no encuentra identificación con la institución Iglesia.
P.E.A.: – Si bien partiste de la base de una historia real, ¿considerás que la temática de El Apóstata puede encontrar identificación con una pelea individual por expresar el derecho de la libertad?
Federico Veiroj: – La historia nace de un caso real de intento de apostasía en Madrid, pero la película siempre se pensó como una fantasía sobre el aquello y no como una cronología de datos o un manual sobre el asunto. Creo que es un tema y una actitud -la de apostatar- con los que pueden encontrarse identificación con cantidad de ejemplos. Expresar el derecho a la libertad sí que puede ser una interpretación al final de la trama, pero creo que también pueden existir otros encuentros e identificaciones de todo tipo que prefiero dejar en el misterio para el espectador. Dicho lo anterior, me aventuro a afirmar que el público de todas las edades encontrará algún tipo de identificación, ya que los cuestionamientos del personaje central son cercanos, universales, y a veces hasta graciosos.
P.E.A.: – ¿Cuál es la motivación del personaje de Álvaro en función a la institucionalidad eclesiástica?
Federico Veiroj: – No estoy seguro de haber entendido la pregunta. Pero el personaje de Gonzalo Tamayo desea dejar de ser miembro de una institución que no lo representa, y está dispuesto a sortear todos los obstáculos necesarios para lograr su cometido, sea en el plano de lo terrenal, de lo simbólico o de lo imaginado…
P.E.A.: – Por momentos, el tono adopta ciertos rasgos caricaturescos o grotescos que empalman con un plano simbólico siempre desde el punto de vista del protagonista, ¿fue buscado por vos con el objeto de ridiculizar esa espiral burocrática por la que atraviesa el personaje o tuviste en mente otra cosa?
Federico Veiroj: – Pienso en las variaciones de tono como parte de un mismo personaje que atraviesa la máxima tranquilidad, la euforia, la escucha, la fantasía, y lo terrenal. Las partes a las que imagino se refiere la pregunta al decir grotesco fueron pensadas desde el guión y no precisamente para ridiculizar a la burocracia eclesiástica ni los preceptos de la propia Institución, sino justamente para enfatizar la fuerza, el poder y lo hondo que la religión ha calado en nuestro personaje central. Era imposible no dejarse llevar por las diversas capas que el propio proceso de revocación provocaba en Gonzalo Tamayo, era muy tentador verlo llegar a fondo en su decisión frente a las negativas; y desde luego elegimos apoyarnos en el humor.
P.E.A.: – Ya en tu segundo opus, La vida útil (2010), debiste recurrir a una co-producción para terminar el film, ¿en el caso de El Apóstata (2015), la-co producción es mucho más importante y por ende estuviste más condicionado?
Federico Veiroj: – En La vida útil hice una co-producción porque la película obtuvo un premio de post producción que incluía un arreglo con una productora española que entraba en co-producción.
En este caso, se planteó enseguida un esquema de co-producción para el guión, rodaje y post producción. Fue necesario y especialmente condicionante en el mejor sentido, porque la idea era filmar toda la película en España, con actores españoles y técnicos compartidos entre España y Uruguay, con post en ambos lados y en Francia también. Fue un lujo de combinación, que ojalá pueda repetir algún día.
P.E.A.: – ¿Cómo es el público uruguayo en su relación con el cine local?
Federico Veiroj: – En la actualidad percibo que hay menos curiosidad de la que yo desearía, pero creo que tiene que ver con todo el cine y con las artes en general.
P.E.A.: – ¿Qué ventajas te proporcionó que el protagonista no tuviera experiencia en actuación antes de este desafío?
Federico Veiroj: – En este caso me aportó que al ser un amigo íntimo, conocía su abanico emocional, y sabía que para componer el retrato de este personaje tenía que recurrir a esas emociones y expresiones para llegar lo más profundo posible.
P.E.A.: – Si tuvieras que establecer un paralelismo entre tu debut con Acné (2007), pasando por La vida útil y ahora El Apóstata ¿qué te aportó cada una de esas miradas en lo que a los temas se refiere y los conflictos existenciales que atraviesan los protagonistas, sobre todo en su interacción con el entorno?
Federico Veiroj: – El aporte que me ha hecho cada película y en total, es la ampliación de la curiosidad. Por haber tenido esas experiencias tengo ganas de contar nuevas historias con nuevos conflictos y entornos con otras particularidades; o sea, continuar utilizando al medio de expresión con nuevas combinaciones.