Por Pablo Arahuete
En Los pibes (2015), documental de observación de Jorge Leandro Colás,conviven dos conceptos que parecen opuestos pero que en realidad se encuentran anexados a una misma realidad: El fútbol y el negocio con la venta de jugadores. La particularidad se encuentra en el medio de estas dos realidades, los chicos que sueñan con jugar en primera y los padres que depositan sus esperanzas económicas en ellos. En esta entrevista pudimos indagar con mas profundidad con su director y dejar planteadas algunas preguntas de difícil respuesta
Pablo E. Arahuete: -¿Por qué elegiste Boca Juniors en relación a otros clubes, donde sospecho deben ocurrir las mismas cosas en base a la propuesta general de Los pibes (2015)?
Jorge Leandro Colás: -Entramos al mundo de las pruebas casi por casualidad. Con nuestra productora hacemos algunos videos y pequeños documentales para las redes sociales de Boca Juniors. A partir de esta situación, un par de años atrás, nos encargaron grabar unas breves entrevistas con algunos miembros del equipo de captación del club. Lo hicimos, nos resultaron interesantes, pero fue en el momento de grabar algunas “imágenes de relleno” para esas entrevistas, cuando conocimos el ámbito de las pruebas. Y ese día, casi en forma inmediata, dije: “acá hay una película”. Es cierto que todos los clubes hacen pruebas, tienen sus departamentos de captación, o por lo menos, algún encargado de la búsqueda de jugadores. Lo que pasa en Boca, al tratarse del club más popular de Argentina, es que todas las tensiones que se generan en el ámbito de la prueba, se exacerban. Se ve en el enfervorizado deseo de los chicos por probarse o en la presión de los padres para que sus hijos puedan jugar en un club grande.
P.E.A: -El comienzo del documental impacta por su imagen, chicos categoría 96 amontonados esperando entrar al club. Si tuvieras que resumir, ¿cuáles son las motivaciones comunes de todos esos chicos y de sus padres?
Jorge Leandro Colás: -Creo que se trata de chicos que prácticamente nacieron con una pelota de fútbol en sus pies, juegan al fútbol desde siempre y sus ídolos o modelos a seguir son Riquelme, Messi o Tévez. Por lo tanto, siento que es lógico que se enloquezcan ante la posibilidad concreta -y remota también- de jugar en un club como Boca, del que además, la mayoría son hinchas. Quisiera ser ingenuo y pensar que muchos de esos chicos y sus padres asisten a las pruebas pensando en el desarrollo personal y profesional o la posibilidad de hacer lo que les gusta en un lugar que les brinda unas buen marco para ello. Pero es muy probable que sobrevuele la idea de fama, el éxito y el dinero. Tal vez sea entendible que pase eso en la cabeza de los chicos de 10, 12 o 15 años, pero a veces ves que eso pasa en igual o mayor medida en los padres.
P.E.A: -Resulta llamativo, por lo menos a primera vista, cuando aparecen los padres el grado de templanza para arengar a sus hijos ¿creés que esto se debió a la presencia de una cámara? ¿Cómo manejaste las situaciones de mayor tensión?
Jorge Leandro Colás: -Debo decir que a nosotros también nos llamó la atención cierto nivel de contención de parte de los padres. Veníamos con algunas ideas preconcebidas sobre el tema, e incluso durante el proceso de investigación y acercamiento a los personajes, habíamos vivido alguna situación entre confusa y violenta protagonizada por algún padre. Posiblemente fuera la presencia de la cámara que los recatara un poco o la duración reducida de las pruebas que no permitiera una explosión mayor. En este sentido, puedo decir que encontrábamos a dos tipos de padres, los padres que acompañan el deseo de los chicos y que intentan contenerlos, y los padres, que ante la posibilidad de que sus hijos puedan jugar en Boca, parecían enceguecidos por sus propias frustraciones, presionándolos, gritándoles que corran, marquen o presionen.
P.E.A: -Algo que queda reflejado en Los pibes (2015) es el enorme contraste entre el sentido social de un club y el negocio del fútbol profesional, ¿Qué pesó en vos a la hora de definir el enfoque de este documental?
Jorge Leandro Colás: -Me parece que en el ámbito de las pruebas, comienza a mezclarse clara e irreductiblemente el deporte con el negocio. Nuestra premisa original fue siempre tomar como eje narrativo a los cazadores de talentos, queríamos mostrar, a partir de ellos, todas las etapas del proceso de selección: desde las primeras pruebas hasta el fichaje de los elegidos.
P.E.A: -¿Creés que ambas energías pueden convivir en un mismo territorio o una termina ganándole a la otra?
Jorge Leandro Colás: -Por momentos algunas secuencias exhibían el costado más institucional y social de un club de fútbol. Pero también iban apareciendo una y otra vez, pequeñas situaciones que hacían enfrentar a los chicos con una realidad dura y mercantil, con leyes propias de mercado. A los pibes se los identifica y valoriza por el año de nacimiento, la condición física o el puesto en el que juegan. Y esas dos aristas –el deporte y el negocio- conviven en un mismo mecanismo bastante cruel y expulsivo en donde los captadores ven a unos 40.000 niños o adolescentes por año y sólo unos 10 ó 12 quedarán en las divisiones inferiores del club
P.E.A: -¿Cuánto tiempo te llevó de rodaje y cuál fue tu criterio de selección de las imágenes para trazar este derrotero sin hacer foco en ningún caso en particular?
Jorge Leandro Colás: –El rodaje, si bien eran jornadas aisladas, duró algo más de un año y medio. Durante el 2014, grabamos todas las pruebas que se hicieron en la cancha de Boca y en La Candela, el histórico predio que el Club tiene en San Justo. Durante el año 2015 iniciamos el montaje, mientras seguíamos en paralelo el rodaje, registrando cosas puntuales que nos parecía que le faltaban a la película: situaciones de oficina, el costado burocrático del proceso y las pruebas en clubes de baby fútbol o en clubes del interior del país. El objetivo fue mantener siempre el eje central en el punto de vista de los captadores, buscando variedad de personajes y situaciones, que haya una progresión dramática, que haya momentos de tensión y momentos de distensión, que cada escena tenga su clima propio.