Por Pablo Arahuete
Un retrato, un homenaje, un documental muy personal, todos estos elementos encajan adecuadamente en Favio: crónica de un director (2016). El origen fue una entrevista inédita de Alejandro Venturini como parte de un proyecto que buscaba entre otras cosas darle voz al pensamiento de directores argentinos. Luego, la desaparición física de Leonardo Favio torció el destino y la reconfiguración derivó en un documental rico en anécdotas e historias del propio director, sus actores y sobre todas las cosas su manera de entender el cine. De todo esto hablamos con Alejandro Venturini en esta entrevista exclusiva.
Por Pablo Arahuete
Pablo Arahuete:– ¿Cómo se transforma una entrevista inédita en un documental, teniendo en cuenta tu admiración por Leonardo Favio antes de comenzar este proyecto?
Alejandro Venturini:-Lo primero fue tratar de analizar bien lo dicho por Leonardo Favio en la entrevista, porque yo presentía que había algo que me llegaba de sus palabras pero tenía que poder ponerlo en un contexto e incluir todo dentro de una estructura, convertirlo en guion de alguna forma. Así fue como empecé a desmenuzar sus respuestas y traté de agruparlas temáticamente, de forma que obtuve siete capítulos, algo que se conservó hasta llegar a la sala de edición. Después, se sumaron las entrevistas a todos los que trabajaron con él y fui seleccionando los fragmentos de películas que mejor plasmaban lo que se estaba hablando, por lo que de a poco se fue obteniendo las dos horas que hoy se ven en cine.
P.E.A.:-Si tuvieras que elegir de aquella entrevista un momento y un clima ¿Qué recordás sin hacer mucho esfuerzo de memoria?
Alejandro Venturini:- Cuando se puso a hablar de Mendoza y todo lo que le generaba a él su tierra natal se generó un clima único, casi como que nos transportaba a Cuyo con su mirada y sus palabras. Incluso tenía una foto increíble de Juan Carlos Villareal -su fotógrafo desde “Gatica…”- de unos gitanos que están en un rancho en Luján de Cuyo idéntico al de “Aniceto”.
P.E.A.:-¿En qué aspectos considerás que la condición de autodidacta de Leonardo Favio tuvo influencia sobre su propia manera de entender el cine? ¿Cómo lo ves reflejado en sus películas?
Alejandro Venturini:- No sabría especificar aunque hubiera sido una buena pregunta para hacerle. Creo yo que el ser autodidacta le permitió tener una forma de ver el cine un poco más ajena a las convenciones del lenguaje, quizás por eso iba tan a la vanguardia y demostró estar avanzado a su tiempo. Por ejemplo, el testimonio de Natalia Pelayo que cuenta que él hablaba con la jerga del ballet es un dato que refleja perfectamente su obsesión y perfeccionismo en todo lo que hacía, y quizás por eso nadie filmó un musical como lo hizo él.
P.E.A.:-¿Cuándo viste por primera vez uno de sus largometrajes? ¿Cuál fue? ¿Qué te produjo tomar contacto con esa mirada?
Alejandro Venturini:- Sinceramente no recuerdo si fue “Crónica de un Niño Solo” o “El Dependiente”, pero cualquiera de las dos que fueron realizadas en sus inicios me parecen películas excepcionales donde la ternura y la oscuridad se entremezclan a nivel narrativo, y estéticamente están tan elevadas que envejecieron perfectamente porque hasta el día de hoy tiene recursos técnicos y de montaje que se siguen utilizando, no son parte de una época sino de todas.
P.E.A.:-En una entrevista radial elegiste a El dependiente como tu película favorita de Leonardo Favio, ¿Cuántas veces la viste?
Alejandro Venturini:- Ya perdí la cuenta y más después de “manipularla”, en cierta forma, en la isla de edición cuando estábamos realizando el montaje del documental. Incluso pasó algo curioso porque habíamos terminado un primer corte y antes de realizar el corte final de la película encontró Paloma Chiodo, la productora, una copia en mejor estado de “El Dependiente” y cuando vamos a los minutos y segundos que necesitábamos no encontrábamos la parte que habíamos puesto y nos dimos cuenta de que eran dos versiones distintas. Luego nos enteramos que Favio estuvo montando y corrigiendo escenas de su filmografía durante los últimos años y parece que ésta última era la versión final que él reeditó luego de 40 años.
P.E.A:- ¿Cuánto tiempo demandó la investigación? ¿Cuál fue tu criterio de selección de los testimonios?
Alejandro Venturini:- La investigación fue alrededor de dos años, intensificada en el último año antes de comenzar a filmar, aunque lo maravilloso del género documental es ir encontrándose con muchas cosas en el camino, incluso los testimonios, miles de anécdotas, lugares que conocimos y demás. Así fue que nos quedaron 40 horas de material y fuimos seleccionando lo que era más interesante y, de alguna forma, dibujé más fielmente cómo nosotros lo veíamos a Favio y su cine.
P.E.A:- Imagino que el peso de la ausencia de Leonardo Favio te generó a nivel narrativo varias incertidumbres, ¿Cómo determinaste la inclusión de fragmentos de tu entrevista y por dónde pasó la idea del fuera de campo sonoro?
Alejandro Venturini:- Busqué no distraer de lo que Leonardo Favio tenía para decir y me dijo en la entrevista, más allá que no lo teníamos en imagen en el encuentro que tuve ya que fue sólo captado en audio, hay un porcentaje que sí lo tenemos porque pertenece a una entrevista filmada que le realizó José Martínez Suarez para Argentores. De todas formas daba mayor omnipresencia y para ver está su obra, que a mí parecer, tiene una potencia visual mucho mayor.