Por Giuliana Bleeker
En los últimos años, las series inglesas han adquirido una importante relevancia a nivel mundial. El reciclaje constante dentro del cine hollywoodense ha hecho que los espectadores se vuelquen aún más a las ficciones de la pantalla chica y sucesivamente, hacía series con complejidad narrativa como las que presenta el continente europeo. Dentro de este marco es donde aparece Black Mirror, una revelación del mercado televisivo que propone una mirada crítica acerca de cómo la tecnología ha modificado nuestra manera de relacionarnos y sus posibles consecuencias en un futuro no tan lejano.
El hombre detrás de la idea
El 4 de diciembre de 2011 fue la fecha en que Reino Unido conoció el primer episodio de esta producción de ciencia ficción creada por el escritor Charlie Brooker. Antes del éxito de Black Mirror, Brooker era columnista del diario The Guardian, autor de varios libros y había logrado introducirse en el mundo audiovisual con su primera serie de sketches bautizada Spoons (2005) y luego en 2009 con la ficción de terror Dead Set, cuyo argumento se basaba en un apocalipsis zombie donde los únicos sobrevivientes eran los participantes de la casa de Gran Hermano (Si, por suerte hablamos de ficción). Charlie Brooker ha tenido una visión ácida sobre los productos televisivos durante toda su carrera y su serie de 2011, How TV Ruined Your Life, donde además trabajó como presentador, es otro claro ejemplo de ello.
El espejo roto
No resulta extraño que el primer capítulo de la primera temporada sea un drama político si pensamos en cómo la clase dominante se ha servido de los medios de comunicación y las redes sociales en los últimos años. En “El Himno Nacional”, el primer ministro británico es chantajeado a través de un video subido en internet que muestra a una mujer de la realeza secuestrada. La amenaza resulta demencial: el político debe tener sexo con un cerdo mientras es filmado y transmitido en vivo por televisión si quiere que la princesa viva. Una pequeña muestra de hasta dónde puede llegar una persona para conservar su poder y la aprobación de la opinión pública.
¿Qué pasaría si absolutamente todos tus recuerdos estuvieran al alcance de un clic?, el tercer capítulo, “Toda Tu Historia”, pone a prueba esa hipótesis. En una realidad no tan distinta a la nuestra, las personas llevan un implante atrás de la oreja desde que son bebés y aquel aparato permite grabar cada segundo de sus vidas. No habría forma de modificar los recuerdos, de adornarlos o afearlos como solemos hacer con aquellas situaciones almacenadas en la memoria. Todo sería fácil de comprobar y en una relación de pareja eso podría ser exasperante. Sin dudas, el registro incesante de nuestro día a día en el ciberespacio nos hace pensar que tal vez no estemos muy alejados de esta invención.
Mucho más oscuro
“Oso Blanco” es uno de los capítulos de Black Mirror más desesperantes y violentos. La historia comienza cuando una mujer despierta en una casa sin recordar nada de su vida. Alrededor suyo hay pastillas tiradas, por lo cual ella cree que ha intentado suicidarse, y fotos de una nena que presume que es su hija. Pero al salir de esa casa a buscar ayuda se encuentra con que todas las personas la están filmando con sus teléfonos celulares.
De ahí en más, tratará de correr por sobrevivir, sin darse cuenta de que todos sus movimientos están perfectamente planeados. Este thriller dramático que forma parte de la segunda temporada aporta una dura crítica hacía las formas más crueles de entretenimiento.
¿Dulce Navidad?
Si Charles Dickens despertara en este siglo, probablemente hubiera sido un espectador más de este capítulo. Black Mirror tuvo su especial navideño en 2014 y no escatimó en suspenso e impacto. Bajo el título de “Blanca Navidad”, el capítulo tiene lugar en una cabaña aislada donde dos hombres conversan sobre su oscuro pasado. De allí se desprenderán tres historias paralelas que por supuesto tendrán como eje el uso que los humanos dan a la tecnología.
¿Alguna vez se te ocurrió que podías bloquear a una persona en la vida real como lo hacés con tu teléfono? La serie explora en este especial las terribles consecuencias de un mundo en que sí sucede.
Heaven is a Place on Earth
Este año Brooker lo hizo nuevamente y con un poco más de optimismo (¡por primera vez hay un final feliz en una de sus historias!) consigue reinventar la serie. La tercera temporada de Black Mirror, estrenada a través de Netflix, nos invita otra vez a deslumbrarnos con esas historias futuristas a metros de distancia.
Los seis episodios de esta última entrega han provocado profundos debates, pero sin dudas el público demostró su favoritismo por uno de ellos. “San Junipero” es la verdadera joya del 2016 y posiblemente uno de los mejores de la serie hasta el momento.
Para alegría de los nostálgicos, el relato nos ofrece un viaje por distintas épocas, dando inicio en la maravillosa década de los ’80 en California. La música pop, la vestimenta, los peinados, entre otros detalles, otorgan a esta historia romántica cierta peculiaridad, además de lo paradójico que resulta ver paisajes del pasado en una serie como Black Mirror. La pregunta que enmarca la historia es la que el hombre se ha hecho desde el principio de los tiempos: ¿Qué hay después de la muerte? A aquella filosófica inquietud, el guionista le agrega: ¿Y si pudiéramos crear nuestro propio cielo? A partir de aquí nacerá el amor entre Kelly y Yorkie.
El futuro llegó hace rato
Tal parece que el Indio Solari no se equivocaba cuando pensó esa frase. Lo cierto es que algunos de los inventos tecnológicos que han tenido lugar en el universo futurista de Black Mirror están entre nosotros.
Al igual que el último capítulo de la tercera temporada donde existen abejas robóticas que controlan a los ciudadanos sin que ellos lo sepan, en Estados Unidos la DARPA (Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada del Departamento de Defensa) ha estado trabajando en la creación de moscas robóticas que sirvan en las batallas militares y en los entornos urbanos. Estos microrobots de vigilancia podrían grabar y perseguir a alguien sin ser descubiertos.
Hasta el momento no sabemos de personas que lleven un dispositivo debajo de la piel que les permita grabar sus recuerdos, pero quizá no estemos tan lejos de ese paso. En la actualidad, existen ciertos aparatos como el famoso Narrative Clip, una cámara personal en formato miniatura que registra tus actividades diarias. Este dispositivo se adhiere a tu prenda de ropa y toma una fotografía cada 30 segundos durante 30 horas. Todo un documental en primera persona.
En uno de los capítulos de la segunda temporada, una mujer que recientemente pierde a su marido en un accidente, decide “revivirlo” mediante un programa que lo imita a partir de la recopilación de datos guardados en la red. En los últimos años ha crecido bastante el uso de los chatbots, aquellos programas de conversación que simulan estar hablando con una persona pero que en realidad se trata de inteligencia artificial. Pero la aplicación Luka Inc decidió ir todavía más allá: con la ayuda de la información que queda en las redes sociales, cualquier usuario puede “charlar” con un ser querido fallecido.
Una nueva etapa
Este 2016, Black Mirror ha pasado a ser una más dentro las interesantes producciones que presenta la plataforma Netflix. Los cambios que esta decisión trajo aparejado han sido sutiles, pero la fandom de la serie les ha prestado una merecida atención.
En primer lugar, se trata del doble de capítulos que el equipo de Black Mirror acostumbraba realizar. A simple vista y para muchos esto parece un aspecto positivo, sin embargo la necesidad de agregar más historias puede ser contraproducente en cuanto a la calidad de los mismos.
Por otro lado, esta temporada se ha caracterizado por poseer una narrativa más cercana al espectador común e historias menos arriesgadas. El primer capítulo, “Caída en picada”, que sigue a una empleada obsesionada por obtener buenos puntajes en sus interacciones sociales, es el mayor ejemplo de este cambio.
Tanto la fuerte crítica social como algunos aspectos visuales continúan manteniendo la esencia de Black Mirror. No sabemos qué pasará con la cuarta temporada, pero queda más que claro que la serie ha pasado por un agudo proceso de americanización.