
Dentro de unas horas, una nueva función del documental Las Cinéphilas de la directora María Álvarez dará comienzo seguramente a nuevas historias de espectadores-y más que espectadores- relacionadas con el cine. En Las Cinéphilas se habla de películas, de diálogos que quedan en el recuerdo y también del paso del tiempo y de la vida. En esta entrevista express continuamos hablando con María Álvarez de hacer películas, quien además de dirigir practica esa extraña costumbre de ir al cine para encontrar personajes e historias de vida.
Pablo E. Arahuete: ¿Saliste en busca de estos personaje o ellas te encontraron?
María Álvarez : -Desde mis años de estudiante de cine, vengo compartiendo las funciones de la tarde con señoras mayores. Las veo siempre en los sitios donde las fui a buscar. Allí estaban, y aún están, “las cinéphilas”. Todos las vimos y las vemos siempre. Yo decidí filmarlas.
P.E.A. ¿Tomaste la decisión de no mostrar fragmentos intercalados de las películas que mencionan en base a un criterio conceptual o pensaste en privilegiar la mirada de cada una de ellas frente a las películas que recuerdan?
María Álvarez: No quería hacer un documental sobre películas. Las películas y el cine son dos cosas distintas. Y el cine es una (gran) excusa para contar otra cosa.
P.E.A. Sólo apareces una vez a lo largo del documental y como reflejo de un espejo, más allá de tu voz, a veces presente ¿lo buscaste dentro de la estructura narrativa o surgió de manera espontánea?
María Álvarez: Me fui sacando a mí misma del documental durante el montaje, digamos que me borré completamente excepto dos o tres sombras y reflejos que dejé como sugerencia de esa proyección que busco de mí misma en las protagonistas.
P.E.A.: Lucía, una de tus cinéfilas, te confiesa que gracias a esta película va a trascender ¿considerás que el cine es el mejor antídoto contra el olvido?
María Álvarez: La imagen en movimiento tiene muchísima potencia. Cuando ves una película con Marcello Mastroianni pasás un rato con él. El cine lo devuelve a la vida. Más que un antídoto contra el olvido es un antídoto contra la muerte.