Por Fernanda Gómez
En el salón Patagonia del hotel Panamericano se llevó a cabo la presentación oficial del inicio del rodaje de la nueva película de Gastón Duprat, “Mi obra maestra”, protagonizada por Guillermo Francella, Luis Brandoni y Antonio Gasalla. Con la producción de Mariano Cohn y el guion de Andrés Duprat (“El ciudadano ilustre”, “El hombre de al lado”), los protagonistas de la nueva comedia dramática, junto a su director, brindaron una conferencia de prensa donde no se escatimaron curiosidades, chistes y revelaciones.
Duprat abrió la conferencia agradeciendo a toda la prensa que se congregó en el salón, informando que la película tendría un rodaje de 7 semanas, donde una de ellas tendría lugar en Rio de Janeiro (Brasil). Según el director, esta película es la más concentrada, dinámica y potente que las anteriores que habían realizado, ya que “han aprendido algunas cosas y pudieron plasmarlo ahora con esta nueva producción”. A la vez, elogió la labor de los actores durante los ensayos, por su “capacidad para hacer convivir el drama y la comedia en un mismo lugar”.
Luego de las palabras de Duprat, los protagonistas del filme presentaron sus personajes, abordando un poco la historia, sin caer en spoilers, o al menos, evitándolos lo más posible.
La rueda de preguntas comenzó y tanto los actores como los realizadores dieron su punto de vista acerca de la película próxima a rodarse.
-Qué fue lo que les llamó la atención de sus personajes para que aceptaran participar de este proyecto?
Francella: Yo creo que cuando tenes una buena historia detrás, te moviliza mucho interpretarla. Cuando hay un buen guion detrás, es todo mucho más sencillo. Confío mucho en Gastón (Duprat) para dirigir esta película, conozco su filmografía y me gusta. Esta es una obra diferente en cuanto a su producción, su tecnología, pero el libro de verdad es muy interesante.
-¿Cómo surgió la idea de hacer este filme y por qué pensaron en el trio Francella/Brandoni/Gasalla para llevarlo adelante?
G.Duprat: La idea la trajo Andrés (Duprat), quien es el guionista. Con Mariano (Cohn) siempre tratábamos de convencerlo para que escriba, porque nos gusta mucho los guiones que hace. Para mí, esos guiones tienen la frescura que le da el no pertenecer al mundo del cine de manera directa, una frescura que la misma gente que se dedica al cine no tiene. El guion de Andrés relata un mundo que él conoce muy bien, por su trabajo como director del Museo Nacional de Bellas Artes.
Por más que este guion sea corto, no hay ni una escena que sobre, es muy muscular, hay mucho causa y efecto, y es muy cómodo filmar así.
-¿Cómo es volver a hacer una película después de “El ciudadano ilustre”?
Cohn: Hay un aprendizaje de nuestra parte, porque nosotros no somo académicos del cine, venimos de otro lugar. Todos los premios que obtuvimos con “El ciudadano ilustre” nos potencian para poder filmar más fácil. Queremos darle a nuestras películas un carácter más sofisticado, que nos vayan conociendo mejor en otros sitios más allá de Argentina y que en los festivales puedan seguir teniendo la misma relevancia.
-Para Antonio Gasalla: ¿puede ser que hayas reconsiderado tu participación en el mundo del cine después de un tiempo? ¿Cuánto influyó el hecho de tener que trabajar con figuras de alta jerarquía actoral como Francella y Brandoni?
Gasalla: Lo primero que influye es que me formé en la Escuela de Arte Dramático y mi especialización es el teatro fundamentalmente. En cine hice cosas muy pequeñas al comienzo, en general era participaciones de humor, luego vinieron otras películas donde había más compromiso y sentimiento. No es que yo me dedique al cine, siempre me ofrecen algo de vez en cuando, y si puedo y tengo tiempo lo hago.
-¿Cuál sería el retrato que deja sobre los argentinos esta película?
G.Duprat: Yo pienso que es ese retrato profundo que es más allá de la historia que cuenta una película, todos los autores lo terminan plasmando en el relato más allá de la trama del filme. Este proyecto me parece uno de los más optimistas que hicimos, pero igual tiene una posición sobre la realidad muy dura, aunque la verdad uno termine haciendo esa reflexión por más que no quiera.
