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viernes, 19 abril 2024
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Entrevista a Pablo Marini: Me enorgullecen el fanatismo tanto del público como de los que hacen mis películas.

En el marco del Buenos Aires Rojo Sangre, nuestro colaborador Juan Samaja tuvo la oportunidad de entrevistar a uno de los directores argentinos de mayor convocatoria en el evento. En esta entrevista con Pablo Marini nos introducimos en el universo bizarro y en modelos de producción independientes con todas las letras.

Por Juan Samaja

Juan Samaja: ¿Qué es la comedia bizarra?

 Pablo Marini: Sé que hay algo del bajo presupuesto, que hace que las cosas terminen quedando bizarras, hay algo de ideología y las cosas de las que se hablan en estas películas. Yo a veces siento que estas películas son como memes pero que duran una hora y  media, tienen como ese mismo impacto: una boludez hecha con un poco más de tiempo donde la idea es hacer reír por medio de una ironía sobre algo; no sé, una cara reconocida diciendo una frase que lo saca de contexto pero que te hace reír el conjunto de la cosa. En realidad nunca me puse a analizar qué cosa es la “comedia bizarra”.

JS: Mirando tu filmografía se advierte claramente una preferencia por las comedias, y esto se nota, y esto se aprecia ya desde tu primer corto (Hicimos un trato 2005: https://www.youtube.com/watch?v=9lBXCSaC0ME&t=444s), en la inclusión inesperada de la danza tanguera en la pelea de la secuencia final, en donde claramente se advierte un pensamiento cómico. ¿Cuándo te diste cuenta de que ese podía ser tu perfil como realizador?

PM: Siempre me gustó. Igual, lo del tango es muy gracioso, porque ese corto fue la tesis de la facultad, y se propuso que la temática de ese año fuese el tango, y nosotros el tango nos chupaba un huevo, entonces decidimos poner algo de tango, como para que los chabones dijeran “acá hay tango” y se dejen de romper las pelotas, y nosotros poder hacer el corto que queríamos. Y hay dos o tres boludeces: está la música y el chabón que cuando mata a uno, hace un pasito de tango y lo mata.

Entrevista a Pablo Marini: Me enorgullecen el fanatismo tanto del público como de los que hacen mis películas. 1
Grasa, dirigida por Pablo Marini.

JS: Es muy gracioso el momento en que aparece la danza, porque es verdad que la música está más presente en el relato, incluso cierta poética urbana podría ser asociada con el mundo del tango… pero la danza resulta muy inesperada y marca un cambio de tono en el desenvolvimiento mismo del relato, algo que no encaja, que está raro, etc.

PM: Sí, nadie espera ahí un paso de tango. ¿puede ser bizarro? Puede ser bizarro. Puede ser algo loco pero también algo real, porque la realidad tiene esa cuota de locura.

JS: ¿Cómo llegas a este tipo de producciones? ¿Cómo entraste en contacto con Germán Magariños y la gente de Gorevisión?

PM: Cuando hice estas películas se las mostraba a 20 ó 30 personas, las pasaba en el BARS, y después no pasaba más nada. Y éramos muchos los que teníamos esa problemática; entonces con un par de pibes, con los que hice 2 Locos en Mar del Plata (Lojo Matías y Marini Pablo; 2009: https://www.youtube.com/watch?v=iEiYvL-Ran4&t=35s), y con un chileno que estaba dando vueltas por acá, creamos una distribuidora y ahí comencé a conocer a todos los realizadores que hacían cine independiente en el país. Mucha investigación, mucho laburo y mucha camaradería. Y ahí, de alguna manera, empecé a pegarme a algunas personas que estaban más cercanas a mi manera de hacer cine, y estas producciones últimas tienen mucho de mi juntada con Pablo (Parés) y Magariños; tienen esa degeneración del cine de Gorevisión y de lo Fantástico del cine que hacía Farsa (la productora  de Pablo Parés y Hernán Sáez). Y a eso se le suma lo mundano del cine que hacía yo. Me parece que va por ahí la manera en la que llego a estas películas.

JS: ¿Cómo se realizan este tipo de películas cuando no se cuenta con el apoyo financiero de entidades como el INCAA?

PM: Con mucho huevo, mucha camaradería. Conozco a estos pibes desde hace 6 ó 7 años y tengo una relación con ellos de amistad; ya he hecho varias películas, los he ayudado a ellos en varias de las suyas, ellos me han ayudado en las mías, y también es real que me tienen una confianza a estas alturas, porque una cosa era hacer la película cuando tenía 20 años y que te sigan los gatos, y otra es hacerla a los 35 y que todavía te sigan en tus proyectos. Eso te respalda a la hora de hacer y de cerrar los proyectos; cuando las cosas quedan en el aire, vas perdiendo a tus soldados. Y se hacen de esa manera, pidiendo cosas a los demás, y dándoles un producto que les divierte tanto hacerlo como mirar la película en sí.

En estas películas pasa algo que es hermoso: el fanatismo tanto del público que nos sigue como de las mismas personas que hacen la película, y eso es algo que a mí  me encanta y me enorgullece. Si hay una función, tanto los actores, los técnicos y los fanáticos de estas películas van todos a verla y a bancarla, porque son fanáticos de su propio trabajo. Y creo que eso va más allá del ego de cada realizador, porque no es la actitud de “voy a ver mi película”, sino que se trata de compartir el espacio con toda esa gente, y saben también que reciben el cariño del público que ve la película, y esa es la paga que los realizadores recibimos. Porque está claro que acá nadie gana un peso. Esa actitud, ese compromiso de los pibes bancando las producciones, a mí me parece hermoso.

Entrevista a Pablo Marini: Me enorgullecen el fanatismo tanto del público como de los que hacen mis películas. 2

JS: ¿Cuál es el camino en términos de exhibición que transitan estas producciones que no circulan por las salas comerciales?

PM: Festivales, el propio BARS acá en Buenos Aires, y lo que hicimos nosotros con Grasa (Marini y Parés; 2015: http://www.lacuartapared.com.ar/2017/07/todavia-no-la-viste-hoy-grasa.html), y queremos hacer lo mismo con Malvineitor (Marini y Parés; 2017), es hacer varios contactos con centros culturales y espacios en donde se pasa cine sin ser una sala propiamente. Y la película se pasa ahí, deben haber unos 30 lugares que pasan películas, y tenemos contactos con todos ellos, y voy armando fechas.

JS: ¿Cuáles son estos espacios?

PM: Hay un ciclo de cine que se llama “Muere, monstruo muere” (https://www.facebook.com/Muere-Monstruo-Muere-726389420742587/), que se hace por Humberto 1°; hay otro que se llama Mondo Trasho (https://www.facebook.com/mondotrashotrasho/), que está por Villa Crespo; está La nave de los sueños (http://www.naveonline.com.ar/), eso es una biblioteca nacional, pero es un espacio que siempre nos dio lugar.

 JS: ¿La película sale a festivales más allá del BARS?

PM: Sí, ha pasado por Rosario, Córdoba, Salta, en Bariloche, Mar del Plata. Yo soy medio nerdo-internet, y ahí te contactás con la gente y vas generando las funciones, y lo hacemos hasta que la gente ya no va más, y ahí la subimos a la red.

JS: Es como la lápida de la película.

PM: Claro. Igual, como te decía con estas últimas la idea es guardarla un poco más y que la gente la busque; sacar a la gente de sus casas y que vaya a verla al cine o salas, para volver un poco a esa forma del cine clásico. Porque también es real que estas películas funcionan en esos espacios, en las salas y con un público más guerrero. Las funciones en salas son geniales. Bueno, de hecho ahí nacen un poco Grasa y Malvineitor. Los de Gorevisión empezaron a sacar Goretech. Bienvenidos al planeta hijo de puta (Magariños, Germán; 2012: https://www.youtube.com/watch?v=QbGBrZXSjKM); Sadomaster (Magariños, G; 2005: https://www.youtube.com/watch?v=WD_EKvT20-8); Los Superbonaerenses (Magariños, Germán; 2014: https://www.youtube.com/watch?v=XsTeth72Hd4), que fueron funciones que en el festival se llenaban de gente y eran una degeneración. Era como ir a la cancha. Y si bien las películas de ellos a mí me hacen re cagar de risa, entiendo que para el público normal son difíciles. Entonces la idea mía con Pablo fue llevar este tipo de cine un poco degenerado a que una persona la pueda ver y se cague de risa hasta el final de la película… más allá de que las degeneraciones sigan estando; conservan el espíritu, pero un poco más diluido, pero no sólo pensando en un público más amplio, también por un gusto personal. Porque a mí me pasa con las películas de Gorevisión, que si bien me cago de risa, por momentos necesito lo clásico del cine para poder seguir la historia, para no reírme en momentos aislados y de distintas cosas, sino cagarme de risa, pero me tomé un bondi que me que me va llevando por esa hora y media.

 JS: Recién mencionaste que las películas de Gorevisión son difíciles para un público más tradicional ¿con qué asociás esa dificultad? ¿con un estilo de hacer humor; ciertas convenciones genéricas, de las que el público general puede no participar; o guiños y referencias demasiado personales entre los realizadores y el público que los sigue?

PM: Creo que hay un poco de todo eso, pero además agregaría que el público general está acostumbrado a la película yanqui, que se ve bien, se escucha bien, es decir, que tiene todos los rubros técnicos bien resueltos, y en cambio en estas películas justamente esa es la pata que falla, y esa falla se nota, y bastante. Por ese motivo la propuesta con Grasa y Malvineitor fue darle un acabado tal que en ningún momento esa cuestión te saque del relato, y que estés metido en la trama de la película; no te digo que te las vas a confundir con una superproducción norteamericana, pero tampoco está tan lejos. Por momentos te comés que estás en una película de guerra, y cuando no ocurre tampoco es que lo que sucede sea tan delirante que te saque de la trama.

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Malvinator,película presentada recientemente en el BARS 18.

JS: Creo que lo que se nota desde Grasa, pero sobre todo con Malvineitor, es una apuesta por la autonomía del relato. En Grasa, por ejemplo, la escena de la muchacha queriendo estacionar, incorporada a la secuencia de montaje, me parece un hallazgo que vale la pena destacar (1:07:39). En una primera apariencia parecería remitir ésta a aquella inclusión de la danza de tango como elemento inesperado a que hicimos referencia en el caso de tu corto; sin embargo allí -como vos lo decías- ese elemento aparece de modo inorgánico, sin justificación por parte de la premisa, y como pura distracción, pura visualidad. La escena de Grasa presenta dos diferencias importantes: por un lado, la repetición mecánica de una situación llevada al paroxismo, por medio de la cual el inserto no queda reducido  a una mera digresión sino que se entifica como un motivo;por otro lado, -y esto es lo notable para mí- el material queda justificado por la premisa de un relato que hace de la provocación -políticamente incorrecta- su motivo permanente. Y creo se magnifica en Malvineitor, sobre todo porque este film propone de entrada una premisa de tal potencia cómica (Un Macri que, eternizado en el poder, decide invadir las Malvinas en busca de recursos naturales) que permite articular con gran facilidad cada uno de los momentos cómicos individuales, otorgando al mismo tiempo una entidad singular que hace al momento cómico, pero también ubicando ese momento en una totalidad de la diégesis en la cual su propio sentido cómico se realza. En síntesis, lo que se advierte en estas últimas producciones es una mayor autonomía del elemento narrativo, y una dependencia del material cómico a los componentes internos del relato, y en mucho menor grado a las situaciones extradiegéticas, sean éstas digresiones como participaciones por parte del público (Sobre este particular, ver nota sobre Goretech: https://cinefreaks.net/2023/2016/11/21/informe-xvii-festival-internacional-de-cine-de-terror-fantastico-y-bizarro-bars-2016-lo-extrano-y-lo-desaforado/). Podría decirse, que ha disminuido el nivel de autoenunciación del relato y aumentado la estrategia de la invisibilización de la producción, que, como vos mencionabas, es un rasgo característico del cine clásico. La pregunta que me surge es si esto ha sido un proceso consciente en tu filmografía.

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Malvinator: sátira, humor y futurología.

PM: Sí. Malvineitor, desde un primer momento cuando la escribí con Pablo, definimos que era una película dramática; si bien estábamos haciendo la misma bizarreada de siempre y cagándonos de risa, se trataba de una película dramática,  y había que estar el 100% de las veces con la idea de que esto era una cosa seria, lo gracioso estaba en el guión, en los textos, pero la película es dramática. Es un chabón que está pasando por un momento de mierda, y más allá que está en medio de la guerra, está pasando por un conflicto personal zarpado. Por eso tenía que tener un relato lo más clásico posible para que vos vivas ese drama.

Y también es real que es una película que tematiza un momento actual. Te descuidás dos minutos y eso podría estar pasando. Y eso me parece que les de un poco más de fuerza a estas películas; con Grasa pasó lo mismo: nosotros hacíamos todo este chiste del “menenismo, el menemismo, y fue justo cuando asumió Macri, porque en el fondo ya nos dábamos cuenta que se venía. Y acá no se vino una guerra, pero estamos en guerra, los que tenemos una línea de pensamiento distinta. Y está vomitado un poco todo eso ahí. Creo que ahí es donde se hace fuerte la película, donde uno, desde esa mirada, se identifica con la película. De hecho la colaboración con Pablo Parés surge un poco de ver esas películas en el BARS que nos parecían maravilloso todo lo que se generaba, pero al mismo tiempo sentir la necesidad de hacer más digerible las producciones. Entonces dijimos de hacer una película que estuviera cuidada técnicamente; Pablo es un chabón que labura la técnica del cine… zarpado; yo no tenía tanta idea pero aprendí muchísimo de hacer Grasa con él. Yo soy una esponja: paso por todos los procesos, aprendo de todos los procesos.

JS: En una entrevista pasada sobre Grasa hacías referencia a las provocaciones que resultaban graciosas para ciertos espectadores y sólo provocaciones, sin ser graciosas, para otro público. Como si en estas últimas producciones ya no estuvieras pensando sólo en el público de siempre, el que te sigue desde el inicio, con el cual te une esa complicidad y a la cual le brindás esos guiños, sino también en otro público más amplio que puede estar iniciándose.

 PM: Sí, tal cual. Ese otro público es al que quiero seducir. Porque yo como realizador lo que más quiero es que mi película la vea todo el mundo, aunque no a todos les guste. Lo que me pasa, como ya dijimos, es el problema de la distribución, y no me refiero a la distribución casera que hacemos, si no esa distribución que hace que un producto sea visibilizado por el colectivo, tratando, por supuesto, de no traicionar jamás a mi primer público.

JS: No, no se trata de traicionar, pero es evidente que en la medida en que querés acceder a un público diferente, tenés que negociar y acomodarte a la nueva situación de recepción.

PM: Bueno, a Malvineitor yo le habré sacado fácil 5 o 6 minutos de chistes que había y que yo veía no funcionaban. Ya de por sí es una película larga por ser comedia, porque las comedias suelen durar 80m, y Malvineitor dura 100m. Yo soy una persona que en las películas siempre busco ritmo, el ritmo no puede caer, y menos en una comedia. Una comedia a la que se le cae el ritmo es una cagada. Así que ya era terrible pensar que estaba haciendo una película de 100m, y originalmente duraba 110m, y tuve que empezar a sacar cosas que vas viendo que no funcionan, o al menos yo pensé que no funcionaban. Y me dolía cada cosa que sacaba, porque eran cosas que yo decía “pero este chiste es espectacular”. En una de las escenas del acantilado en donde el personaje frena y el otro sigue de largo y cae, originalmente había una primera secuencia ahí en la que el personaje lo agarraba al otro, y sosteniéndole la mano en cierto momento le decía “pará, no puedo más, no puedo más”, y en ese momento se tiraba un pedo. Pero al final lo saqué a la mierda, porque me cortaba el ritmo dramático de la situación de que el tipo se estaba cayendo. Y esto que vos me decías de los personajes que miran a cámara, al final también había un chiste en donde uno de los personajes le decía al protagonista “Bien Malvineitor”, y éste respondía “Malvineitor… ahora que lo pienso no suena tan mal, es una mezcla de Malvinas y los Extermineitor” y ahí miraba a cámara, y era como un chiste clásico de los Exermineitors, que a mí me encantaban las películas de los Bañeros, los Extermineitors, soy fanático de esa basura; sé que son una mierda pero a mí me encantaban. Y entonces había pensado que ahí había que hacer un homenaje a eso, incluso había un sonidito clásico de esas películas también.Y todo eso lo fui sacando.

JS: ¿Cómo es el proceso de filtrado desde el rodaje a la película final de situaciones que pueden ser muy divertidas, y hasta hilarantes, para quien está en ese momento participando del rodaje, a lo que suponés que funcionará con el público que no participa de la producción?

PM: Lo ves, se lo mostrás a otro. Una cosa que yo hice cuando mostré la película por primera vez, fue mostrarle partes por separado a distintas personas, y me quedaba al lado de ellos viendo de qué se reían y de qué no se reían, qué comentarios me hacían, y en base a eso yo después corregía. La construcción de la posproducción es todo, y la verdad es que hay que tratar de salir de uno mismo para que la cosa funcione. La posproducción de esta película última la hice con un chico que se llama Juan Oyharçabal , y que también estuvo en el rodaje, y sin ser el director él me decía “ché, esto hay que sacarlo, esto hay que sacarlo, esto hay que sacarlo”. Todas estas cosas que dije que fui sacando eran estas cosas que el chabón me decía que sacara y la falta de respuestas de los espectadores seleccionados que consultábamos. Por ahí pasaban dos días y yo decía “no, no lo voy a sacar”, y lo pensaba, lo pensaba y después de un tiempo lo terminaba sacando.

JS: Pienso que hay algo en el arte que está vinculado a esto que vos denominás “salirse de sí mismo”, pero en el sentido, no de anular la subjetividad, sino de desconfiar de las primeras impresiones de las decisiones creativas. Todos podemos estar en una noche estrellada, en la playa frente al mar y con vaso de whisky y balbucear unos versos, tocar unos arpegios en la guitarra, etc. y todo eso puede tener en ese momento un impacto emocional muy grande, pero la emoción puede no provenir del arpegio o de los versos, sino del mar, de las estrellas, o de todo eso embebido por el alcohol del whisky. Los versos y el arpegio tienen que poder funcionar sin esos elementos externos, si al día siguiente, sin el whisky, sin las estrellas, sin el mar, e incluso sin la mina, el arpegio y el verso también funciona, entonces es un buen material y vale la pena trabajarlo. Lo importante reside, finalmente, que la obra de arte pueda recrear en cada representación su contexto particular, abstrayendo los elementos locales en las que ha sido originado eventualmente. Pienso que esta cuestión es la que se juega fundamentalmente cuando tenés que traspasar el contexto del rodaje a la eficacia de la proyección.

PM: Sí, estoy completamente de acuerdo. Es como distanciarse de la obra para poder ver mejor. Pasa que es muy difícil y más para uno mismo, que está tan arraigado a lo que está contando. Igual esto que pasa en torno a la posproducción ya pasa en la fase del armado del guión; cuando nosotros escribimos los guiones, estamos todo el tiempo exponiéndolo a terceros para ver qué les parece, y tomamos esas cosas , y se va modificando lo que originalmente habías pensado, en el momento en que el guión está a la mitad del proceso y se vuelven a tomar sugerencias y hacer modificaciones hacia el final del proceso, y también cuando estás rodando. Porque el rodaje es tan libre, si bien estás siguiendo una línea que es la que propone el guión, no obstante hay una flexibilidad para que, tanto los actores como los que están detrás de cámara, propongan algo más gracioso en el momento.

JS: En una de las entrevistas que te hicieron, ante la pregunta de si alguien se ofendió por la temática o la parodia al guerrero de Malvinas, vos respondiste que quien ha visto la película no puede ofenderse, pues está del lado correcto. Y la pregunta que se me ocurrió para ir cerrando es ¿cuál es el lado correcto para hacer comedia?

PM: No sé que quise decir con el “lado correcto”. En realidad pienso que estas películas no tienen lado, se paran desde un lugar como para bardear la realidad, criticarla, como la tercera oposición, esa crítica que tampoco construye, se burla de lo que sucede. Pararme desde un lugar y criticar desde ahí; sin decir lo que tendría que ser, pero sí criticando lo que para mí está mal. Parándome desde lo que está mal para mí. El personaje de Malvineitor es un facho que desprestigia a las mujeres todo el tiempo, o la discriminación constante hacia todo, pero exponiendo eso, no haciéndose la película misma portavoz de esos valores. Creo que eso se nota, que es una ironía y que no estoy dando una bajada facha.

JS: Para finalizar, ¿cuáles son tus proyectos actuales? ¿En qué estás trabajando ahora?

PM: Ahora estoy escribiendo la nueva película de la polémica que es sobre el caso Nisman; es una película de superagentes, pero con Nisman. Todo lo que quisiste saber de la muerte de Nisman, y los medios no te contaron. Porque creo que uno de los ganchos principales es agarrar un tema que a todo el mundo le interese o que esté en boca de todos, y a partir de ahí hacé lo que quieras. Porque después la película tiene su propio mundo, y Malvineitor es eso: Malvinas, la guerra, y vos decís “uy, otra película sobre la guerra de Malvinas”, y después la película no tiene nada que ver, es otra guerra, es en el futuro. Y con esta nueva película también, la idea es hacer chistes sobre todo, bardear películas de Bond. Creo que va a ser como Malvineitor pero con Nisman, porque a mí me gusta hacer siempre la misma película, cambiando las cosas como para que vos pienses que es distinta, pero en realidad es siempre la misma. No me quiero esforzar más. Ja, Ja.

 

 

 

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