Por Giuliana Bleeker
Basada en la novela homónima de Claudia Piñeiro, la historia sigue los pasos de Pablo Simó (Joaquín Furriel), un arquitecto de mediana edad con innovadoras ideas pero que se limita a diseñar los emprendimientos del estudio para el que trabaja. Lleva 20 años de casado junto a Laura (Laura Novoa) con la que tiene una hija adolescente llamada Francisca. La estructura de su vida rutinaria comienza a desmoronarse con la llegada de una joven (Sara Sálamo) al estudio de arquitectos preguntando por Nelson Jara, nombre que remite a un hecho oscuro de su pasado en el que tanto él como su compañera de trabajo y su jefe están implicados.
El filme dirigido por Nicolás Gil Lavedra (Verdades Verdaderas, 2011) es un thriller con una abierta crítica social que se propone reflexionar sobre los dilemas morales, el estancamiento profesional, la crisis matrimonial y la pérdida de la inocencia. Al igual que otros policiales de Piñeiro también llevados a la pantalla grande como Las Viudas de los Jueves (2009) y Betibú (2014), la película navega sobre los oscuros secretos de las clases medias y altas que se cubren tras una fachada de cotidianidad y profesionalismo. ¿Qué sucede cuándo nos damos cuenta de que los cimientos donde hemos edificado nuestra vida están repletos de grietas? ¿Somos capaces de dejar a un lado la comodidad y empezar de cero? En torno a estas preguntas se abre paso la historia.
A modo de flashbacks, conocemos al personaje de Nelson Jara (Oscar Martínez), quien se presenta en el estudio de Borla & asociados para denunciar como la construcción de uno de sus modernos edificios ha provocado una grieta en la pared de su departamento. Jara busca ser damnificado con una importante suma de dinero y para ello intenta erróneamente poner a Simó de su lado a través del concepto de justicia social.
Nos encontramos ante un relato simple, predecible y cargado de situaciones que no aportan nada ingenioso a la trama. Peca de ser reiterativa y por momentos se pierde en subtramas intrascendentes que le quitan suspenso. Probablemente, la película se hubiera visto enriquecida sin ese empeño por querer respetar la novela a rajatabla, imprimiéndole una visión más personal por parte del director.
En cuanto al reparto, tenemos a un Furriel convincente en su papel de tipo común y alienado que resguarda los intereses de los peces gordos. Por otro lado, Oscar Martínez como el hombre misterioso y a su vez típico ventajista porteño se muestra sólido y perturbador. También es menester destacar a Laura Novoa que en su rol estereotipado de esposa quejosa y madre controladora nos ofrece unos inesperados pasos de comedia y Soledad Villamil, quien juega con la ambigüedad de Marta, compañera de Simó. La mayoría de las interpretaciones cumplen a pesar de los diálogos forzados y el corto vuelo imaginativo.
Las Grietas de Jara es una pequeña anécdota sobre la corrupción y la mediocridad de los estratos sociales más privilegiados que resultará disfrutable para todo aquel que vaya con las expectativas bien controladas.
Título: Las Grietas de Jara
Director: Nicolás Gil Lavedra
Intérpretes: Joaquín Furriel, Oscar Martínez, Soledad Villamil, Sara Sálamo, Laura Novoa, Zoe Hochbaum, Santiago Segura.
Género: Thriller
Clasificación: apta para mayores de 13 años.
Duración: 100 minutos.
Origen: Argentina
Año de realización: 2018.
Distribuidora: Buena Vista
Fecha de estreno: 18/01/2018.
Puntaje: 5 (cinco)