Pablo Ernesto Arahuete : -Dado tus orígenes en el campo del video arte, ¿qué terrenos te propusiste explorar en el campo cinematográfico propiamente dicho y de la ficción?
Graciela Taquini: -Para mi fue un dasafío pero Cohn-Duprat me garantizaron mi trabajo en una producción profesional con un equipo importante. La idea original de un nuevo formato para analizar una obra de arte me fascinó, obviar el tradicional documental con reportajes a expertos, con las convenciones solemnes e intelectuales y deslizar la información en una historia individual me pareció interesantísima, de eso se trata de experimentar y para eso me llamaron. Trabajé en un ida y vuelta con el guion durante cinco meses, se realizó en cuatro semanas y más de ocho meses de postproducción. Yo fui guía de museo y me sentí identificada enalgunas cosas, intenté romper con la idea de frustración y valorar el hecho de que el guía y protagonista Elio Montes es un apasionado que hace las cosas bien. Hendler le otorgó unos matices increíbles, una cuota de locura y obsesión, resulta para mí un personaje entrañable. Todo el mundo de Le Corbusier fue discutido con Gastón Duprat, que había estudiado arquitectura en La Plata, yo también fui docente en La plata. La película tiene muchos guiños. Muchas capas. Su recorrido por La Plata tuvo un tratamiento que consistía en romper con el espacio realista, hay ideas también de Jerónimo Carranza, que sostuvo toda la parte técnica y organizativa.
P.E.A.:-¿Cómo fue el trabajo con los Duprat y Cohn, pero particularmente con Andrés, encargado del guión?
Graciela Taquini: -Fue fantástico, Andrés eligió los textos de LC (N de E: Le Corbusier)y finamente con el aporte de Hendler todos decidimos que ese fantasma sólo hablara por sus textos. Me interesó la clase con diapositivas, es impresionante cuantos tipo de imágenes hay, la filmación de las visitas, la foto fija de Mario Chierico que es una especie de relato omnisciente, las diapos, las fotos que saca LC. Y la posibilidad de crear un espacio diferente en la parte de LC.
P.E.A.: -Sería injusto para la propuesta enmarcarla en una clase de didactismo, propio de un estilo documental, pero también no encontrar indicios de ideas de divulgación artística con el pretexto de Daniel Hendler como anfitrión de lujo. ¿Considerás que este híbrido novedoso puede funcionar como plataforma para indagar problemáticas culturales, sin caer en las cabezas parlantes o eruditas que explican todo?