Por Pablo Arahuete
El realizador Marcelo Schapces concretó un proyecto conectado con la literatura de H.P. Lovecraft, uno de sus escritores favoritos así como esos cuentos con atmósferas y donde la premisa del miedo a lo desconocido alimenta los monstruos personales. Necronomicon, el libro del infierno es el resultado de un interesante desafío y es además la primera película de terror argentina que asume el universo Lovecraftiano y hace de ese universo una versión personal y con identidad argenta. En esta entrevista el director y también productor nos introduce en el mundo del Necronomicon.
Pablo Ernesto Arahuete: – Es conocida tu admiración por H. P Lovecraft, tu ligazón directa con ese universo literario y además con el género. ¿Tuviste siempre presente el desafío que implicaba la transpolación al cine de un mundo enriquecido desde las sensaciones que transmite su prosa, más que en lo visual propiamente dicho?
Marcelo Schapces: – Tenía claro que íbamos a hacer cine, y más allá de la raíz indudablemente literaria, teníamos que concentrarnos en crear y organizar un universo visual propio que naturalmente iba a ser deudor de Lovecraft. Como lo leo y releo desde hace más de 40 años no tengo complejos con vincularme con ese mundo, no lo sentía como una responsabilidad añadida porque para mí hablar del mundo sobrenatural de Lovecraft y sus confines es lo más natural del mundo. Después, como siempre, a cada quien le puede gustar más o menos.
P.E.A.: – ¿En qué aspectos de ese modo de entender el terror y el miedo te sentiste identificado para concretar el proyecto de Necronomicon, el libro del infierno?
Marcelo Schapces: – Tanto a mí como a los guionistas Luciano Saracino y Ricardo Romero nos interesaba esa construcción del “fuera de campo” que hay en el horror del mundo lovecraftiano. Aquello que no puede nombrarse, lo indescriptible. Son conceptos que te obligan a generar atmósferas permanentemente, a darle un tono específico a los ambientes y a la forma de desenvolverse de los personajes en esos ambientes.
P.E.A.: – ¿Qué te aportaron Luciano Saracino y Ricardo Romero, quienes trasladaron a un guión tus ideas y cuento, es decir tu historia desde su mirada, y también desde su confesa admiración por Lovecraft?
Marcelo Schapces: – Básicamente Saracino y Romero aportaron una mirada de una generación diferente a la mía (ambos tienen unos 20 años menos que yo) y eso era fundamental para mí para actualizar mi propia mirada y tener un guión más ágil y dinámico sin tanta cita literaria o cinéfila que seguramente le hubiera agregado yo, más allá de que luego en el rodaje podía agregar y quitar, pero sobre una estructura menos personal y encorsetada. Y como además ellos son tan fanas del género como yo, no había posibilidad en que se pierda identidad sobre el material.
P.E.A: – De acuerdo a tu experiencia como lector y espectador, ¿el origen del terror proviene de algo sobrenatural o de una reelaboración de mitos y leyendas deformadas por la mente?
Marcelo Schapces: – Yo creo que desde el origen mismo de la humanidad, los seres humanos han creado sus miedos. Imagino que en el comienzo de la especie, la aparición del fuego o el solo hecho de tener un cielo que va del día a la noche sobre la cabeza de los antiguos humanos debía generar inquietud, desasosiego y miedo. Las mitologías se construyen para organizar aquello que es desconocido o inexplicable. Y como bien escribe Lovecraft, el miedo a lo desconocido es uno de los más antiguos y peores miedos de la humanidad.
P.E.A.: – ¿Qué cosas te causan miedo?, ¿Cuáles te lo causaban de chico?
Marcelo Schapces: – A mí muchas películas de miedo (algunas incluso aún hoy) me causan miedo para verlas solo y de noche. El miedo irracional que paraliza creo que siempre tiene que ver con la muerte, al menos en mi caso, o con la extrañeza o transformación del otro, cercano a uno: te levantás una mañana y notás que tu pareja es la misma pero ha cambiado, ya no es ella y es una extraña. Lo siniestro de esa situación (y mucho más cuando se trata de niños) a mí me provoca miedo. Y debo decir que en la literatura, más allá de algunos cuentos de Poe, El que susurraba en las Tinieblas de Lovecraft es uno de los relatos que más miedo real me provocó a leerlo.
P.E.A.: – Imagino que la dificultad de construir atmósferas es uno de los factores que tuviste presente en tu propia idea visual y además desde tu rol de director. ¿Cómo te manejaste con los actores para amalgamar tu visión y la de ellos en la interpretación de sus personajes?
Marcelo Schapces: – Trabajé con cada uno de los actores y actrices de manera personal y de modo diferente según cada quien. El trabajo con Diego Velázquez fue en una dirección, hablando mucho sobre lo que le pasaba al personaje en cada momento de la historia, y el trabajo de construcción de Judith, la hermana, interpretada por María Laura Cali, fue diferente, y ella propuso muchas de las características del personaje porque necesitaba hacerlo propio desde ese lugar. Todos igualmente se pusieron a disposición de unos personajes y de un modo de moverse de esos personajes que es particular porque transitan una aventura alejada del costumbrismo y lo cotidiano.
P.E.A.: – Contanos un poco de qué se trata el libro que lanzás junto con la película.
Marcelo Schapces: – Es una idea que trajo Saracino y que llevamos adelante con Alejandro Viktorin, de la editorial Utopía., que edita básicamente historietas. La idea fue que Saracino, Romero y yo trabajásemos unos textos que estuvieran ligados al argumento y a los personajes de la película, generando una genealogía específica para dar cuenta de la existencia de un ejemplar del Necronomicon en la Biblioteca Nacional. Agregamos un texto de Nico Campi, un estudioso de la lingüística, que ha colaborado con quienes crean los lenguajes de la serie Game of Thrones o Avatar, y que en nuestro caso generó unos fonemas específicos para la película partiendo de los textos de Lovecraft. A este material se le sumaron todas las ilustraciones que Aldo Requena había hecho especialmente para el Libro que utilizamos en la película, y todos los bocetos e ilustraciones que Salvador Sanz realizó para el concepto artístico de personajes, escenarios y criaturas. El resultado es un libro hermoso y único, que seguramente le va a encantar a todos los fans del género.
P.E.A.: – Borges y Lovecraft. ¿Si tuvieras que trazar una línea que los una desde su estilo literario, qué elementos estarían presentes más allá de los laberintos y el ajedrez que implica batallar con el azar y el destino, resguardarse entre peones que se sacrifican por deseos de grandeza o tal vez luchas contra monstruos mucho más poderosos que nosotros mismos?
Marcelo Schapces: – Realmente son prosas muy distintas. Lovecraft no era un buen constructor de diálogos y su barroquismo a veces puede parecer torpe, pero era un creador de atmósferas maravilloso y con una imaginación portentosa para hacer verosímil una cosmogonía de dioses y criaturas monstruosas que siempre se intuyen más que mostrarse. Borges era un genio de la palabra y de la paradoja. Es cierto que ambos poseían una gran erudición y compartían el gusto por las culturas medievales, germanas y nórdicas en especial y por toda mitología fantástica existente. Borges decía de sí mismo que era un escritor del siglo XIX (había nacido en agosto de 1899) y Lovecraft, que había nacido casi exactamente nueve años antes, decía que él hubiese querido ser un escritor del siglo XVIII. Esos son senderos que no se bifurcan, sino que confluyen entre ambos escritores.