Por Francisco Nieto, corresponsal Cine Nueva Tribuna, España
La compra de Marvel por parte de Disney supuso el desvanecimiento de un filón comercial para Sony. El estudio, viendo el incansable éxito de sus superhéroes, pretende mantenerse en pie con lo que pueda para seguir aprovechando el insaciable hambre del público ante los seres extraordinarios.
Venom es su intento de recuperar el espacio arrebatado con las migajas que la empresa del ratón pueda ofrecerles, explorando el origen de uno de los villanos más célebres de Spiderman. Aunque no sea el plato principal, de antemano el personaje de Venom y su entorno despiertan suficiente interés para articular una historia a su alrededor, al basarse en uno de los grandes temas narrativos como es el desdoblamiento de la personalidad, mezclado con la mutación corpórea y esa “Nueva carne” que despertaron tanto furor en la segunda mitad del siglo XX.
En su tratamiento, Venom se mueve en esencia en los parámetros que establece Marvel, es decir, una fórmula convencional sin el dramatismo y la oscuridad de DC Comics y aderezada con un humor simpático. A este último, Venom le añade un punto más de irreverencia, hecho para el cual se confió en Ruben Fleischer, cuya ya lejana Zombieland (2009) era una muestra de locura y descaro, pero con respeto al género y al espectador, en pleno cine mainstream. Pero en Venom no encontramos al Fleischer distendido de la cinta de zombies, sino a alguien perdido entre el encorsetamiento de Gangster Squad (2013) y un descuido confundido con la espontaneidad, remotamente alejada de la de Zombieland.
Venom pretende formar parte de la corrección del elenco de películas de Marvel pero sus resultados están más cercas de fiascos como El motorista fantasma (Mark Steven Johnson, 2007) o Catwoman (Pitof, 2004). La película luce extremadamente plana y con algunas carencias visuales para lo que cabía esperar de algo de esta envergadura y las tijeras de montaje supuran por todo el metraje, dando lugar a incoherencias y a un desarrollo de personajes más pobre que los motivos por los que llevaron a aceptar el papel a Michelle Williams. Fleischer y los suyos priorizan la acción y la energía a un cierto reposo que dotaría de fuerza e interés a un conjunto intrascendente y desaprovechado, más enervante que divertido.
Sin rumbo también vaga el tono del film, que a veces se toma demasiado en serio a si misma –pese a tener una dimensión psicológica marcada a brochazos de tópicos-, y tampoco termina de explotar su comicidad, pena porque son los momentos en los que funciona mejor el desastre. Si lo han visto actuar, la presencia de un absolutamente desacomplejado Tom Hardy –con máster ya en dualidades tras Bronson (2007) y Legend (2015)-, en medio de un reparto desganado es el único aliento vital de este producto de serie B construido sobre un presupuesto alto. La sustancia de Venom no sólo expande su toxicidad por los personajes, esta también ataca algo más grave: el cine y la inteligencia del espectador. No hace falta ser un conspirativo fan de Lady Gaga para darse cuenta de esto y, por humanidad, manifestarlo.
Título: Venom
Título Original: Venom
Dirección: Ruben Fleischer
Intérpretes: Tom Hardy, Michelle Williams, Woody Harrelson, Riz Ahmed, Jenny Slate y Scott Haze
Género: Fantasía, Basada en Comic
Clasificación: Apta para mayores de 13 años
Duración: 112 minutos
Origen: Estados Unidos
Año de realización: 2018
Distribuidora: UIP
Fecha de Estreno: 04/10/2018
Puntaje: 3 (tres)