Por Laura Pacheco Mora
Un adolescente que no confía en su padre da lugar a una búsqueda, quizás como excusa, para hallar la verdad y lo que en realidad sucede detrás de vidas que esconden su auténtica identidad. Contrastes muy interesantes para profundizar en la relación padre-hijo, alimentada de hipocresía y mentiras.
Sin dejar huellas (Fleuve Noir, 2018), una película de Érick Zonca, relata la historia de la familia Arnault, conformada por un matrimonio y sus dos hijos: una niña discapacitada y un adolescente, Dany, que desaparece en misteriosas circunstancias. François Visconti (Vincent Cassel), Comandante de policía, es llamado a investigar el caso debido a su pericia. Es así que comienza la búsqueda del adolescente, descuidando incluso a su propio hijo, Denis, de dieciséis años, que está involucrado con el narcotráfico. Yann Bellaile (Romain Duris), profesor particular de Dany, se entera de la desaparición de su ex alumno y ofrece sus servicios al comandante, interesándose e involucrándose mucho en la investigación, tal vez demasiado…
Vincent Cassel es un actor de gran carácter, que nos tiene acostumbrados a brillar en pantalla grande por su talento, en este caso hace maravillas para darle vida a este policía alcohólico, obsesionado con su trabajo, que atraviesa un momento de poca lucidez profesional, y que arrastra su vida como si le pesara, completamente derrotado en lo personal -esto reflejado hasta en la manera de caminar, su vestuario e interactuar con los demás-. Romain Duris, por su parte, le da forma a un profesor y novelista fracasado, perverso, con una doble vida y ciertos puntos en común que lo acercan a Visconti en relación a la paternidad y lo alejan a su vez por las características del policía, un hombre derrotado, pero genuino. El personaje del profesor está muy bien logrado, representa al típico reprimido social, que oculta sus verdaderas miserias detrás de una apariencia inocente y confiable, engañando y manipulando a todos.
Con respecto al guion, nos encontramos con una trama oscura y retorcida, caótica, pero relatada desde una óptica diferente e interesante, que resulta ingeniosa, aunque engañosa para el espectador, aunque sin subestimarlo. Esto resultará atrapante para los que disfruten del género policial, ya que nos hace partícipes de la investigación, conduciéndonos hacia un final impredecible.
Cuenta con locaciones atractivas, como el bosque misterioso en donde se desarrolla la búsqueda del joven y algo más. La dupla Cassel – Duris nos entrega contrastes de vida y personalidades muy interesantes, sugiriéndonos a través de personajes bien construidos e interpretados, características muy marcadas de personas oscuras, obsesivas, fracasadas y que claramente, no viven la vida que alguna vez añoraron, transmitiéndole así, ese fracaso a sus hijos. Cassel es un policía alcohólico y agresivo -aunque auténtico-, que busca en el fondo acercarse a su hijo sin resultados; y Duris, un profesor frustrado y perverso que reniega de su paternidad, su verdadera identidad, -viviendo en un mundo de apariencias y locura- engañando a todos y guardando un profundo odio en su interior. Ambos personajes dan volumen y legitimidad al policial negro, dado su trasfondo dramático.
Título: Sin dejar huellas.
Título Original: Fleuve Noir.
Dirección: Erick Zonca.
Intérpretes: Vincent Cassel, Romain Duris, Elodie Bouchez, Sandrine Kiberlain, Charles Berling, Christophe Tek, Lauréna Thellier y Sadek Bourguiba.
Género: Thriller.
Clasificación: P/m 16 años.
Duración: 113 minutos.
Origen: Francia / Bélgica.
Año de realización: 2018.
Distribuidora: Impacto.
Fecha de estreno: 22/11/2018.
Puntaje: 7 (siete)