Por Pablo Arahuete y Laura Pacheco Mora
Carlos Sorín tiene un largo recorrido en la industria del cine argentino desde aquellos lejanos tiempos de La película del rey (1986), hasta su afianzamiento tras el enorme impacto que tuvieran Historias mínimas (2002) y El perro (2004), quizás sus obras más populares hasta el momento. Con motivo de la 2° edición del Ficsur, el realizador de El camino de San Diego (2006) se avino a responder varias preguntas con su habitual prestancia y amabilidad en esta entrevista que CineFreaks comparte con Uds.
CineFreaks: -Uno de los tópicos recurrentes en su filmografía se vincula emocionalmente con la idea del desamparo como ocurría en el film El Perro por citar el más representativo ¿Joel bucea las mismas zonas, pero desde el lugar de la paternidad y su ausencia o cree Ud. en otra cosa?
Carlos Sorín: –Es posible, pero no llego a esas conclusiones a través de análisis y deducciones. Cuando estoy trabajando en la próxima película todo apunta a la historia, a que la historia se sostenga y que de alguna forma hable de temáticas que no me son indiferentes. En general siempre tuve una fuerte atracción por los perdedores. Pensaba que las historias de perdedores se acercaban más a los temas esenciales de la condición humana. Reconozco en esto la influencia de Carver, uno de los escritores que leo permanentemente. Creo que hubo un punto de inflexión cuando murió mi padre. Siento que La Ventana fue casi un homenaje. A partir de ahí la relación padres-hijos (que en mi vida personal es muy importante) inundó mis historias. Mi próximo film vuelve a lo mismo.
CF: -Existe un dato preocupante de la realidad sobre el alto porcentaje de padres en condiciones de adoptar que eligen edades menores y rechazan propuestas de pre- adolescentes con las mismas carencias y necesidades que un niño pequeño ¿Qué papel le cabe a la sociedad en su conjunto y a la cultura en general para que esa brecha se acentúe y cuál es la responsabilidad del Estado en materia de justicia social y educación con igualdad de oportunidades?
CS: –No soy un experto en el tema de adopción. Sólo toco de oído. Pero me parece que tanto el Estado como la sociedad en su conjunto tienen sus límites en lo que tenga que ver con la justicia social y la igualdad de las oportunidades que son las verdaderas causas de los problemas de adopción. Se pueden encontrar soluciones paliativas a través de la concientización o de las leyes. Pero los problemas de fondo tienen que ver con la naturaleza misma del sistema capitalista. No sé si el otro camino, el socialismo, el que no fué, hubiese sido mejor. Quiza hubiese solucionado lo de la igualdad de oportunidades pero hubiese sido débil otros flancos.
CF: -En el universo de su cine, el protagonismo de los hombres o la construcción de héroes anónimos dejaba al rol femenino un tanto relegado. En el caso de su nueva película, la voluntad y espíritu de lucha cae en las espaldas de una mujer y el desplazado en cierta medida es el hombre. ¿A qué se debe el cambio?
CS: –Cuando filmé El Gato Desaparece me dí cuenta las posibilidades que se abrían al trabajar con una actriz, además talentosa como Beatriz Spelzini. La zona de lo no-textual (los gestos, las miradas, los silencios que para mi es la esencia misma del cine) se ampliaba enormemente.(¿Será algo que tenga que ver con el género?). De ahí que cuando comencé a trabajar en Joel lo no negociable era que el punto de vista del film debía ser el de una mujer. La adopción y la discriminación en Joel son sólo detonantes pero la verdadera temática es el drama de una mujer por ser lo que todavía no es.
CF: – ¿Cuál fue su interés directo acerca de los sistemas de adopción y qué experiencia cosechó luego de investigar al respecto para sentar las bases de esta historia?
CS: –Había trabajado en el tema e la adopción muchos años atrás en un guión que no llegó a filmarse y con Joel me puse a recopilar información sobre los aspecto formales, legales y personales de la nueva ley de adopción. Hice muchas entrevistas pero como no se trataba de un documental todo esa información iba a pasar a traves del filtro de la historia. Hago un tipo de ficción realista pero tomo las licencias que sean necesarias para que el relato sea eficaz.
CF: -Tengo entendido que uno de los detonantes de la génesis de este proyecto se conecta con un hecho real acaecido en el jardín de infantes donde concurre su nieto, con un niño portador de VIH, que despertó recelo en los padres por temor al contagio de sus hijos sanos. Si bien la trama de Joel avanza por otros senderos distintos, que también movilizan a la comunidad para exigir el desplazamiento del alumno no regular ¿Dónde encontró similitudes respecto a las reacciones negativas entre el hecho real y el ficticio?
CS: –Acabo de leer en un periódico ayer una noticia en la cual una madre cuenta que había organizado la fiestita de cumpleaños de su hijita de 6 años, invitó a los compañeritos del colegio y no fue nadie. Ella lo atribuye a que eran pobres o al menos más pobre que el resto. Es problable que haya sido así. El final de Joel, cuando mandan al niño a una escuela rural para sacárselo de encima está basado en un hecho que sucedió en La Pampa. En aquel caso el motivo para enviarlo a una escuela rural era que el niño era boliviano. La escuela refleja en forma dramática y sin tapujos los sentimientos discriminatorias de la sociedad.
CF: -En su rol como director y fiel a su método de trabajo con actores no profesionales ¿Qué prevalece a la hora de organizar una historia bajo los preceptos de un lenguaje audio visual?
CS: –Depende del proyecto y cómo pienso en ese momento. Soy muy cambiante. En las últimas películas me propuse como dogma lograr la mayor eficacia dramática con la menor cantidad de recursos narrativos y establecer una cámara que pase inadvertida o sea invisible. Pero me parece que en la próxima no va a ser exactamente así. Nunca supe si era bueno repetirse o si era más de lo mismo.
CF: – ¿Quién y cómo es Joel en la vida real? ¿Cómo llega al casting?
CS: –El Joel real es muy parecido al Joel de la película. Casi se solapan. Yo llegué a rodaje con una idea muy general de cómo era el niño por lo tanto podía adaptarme a lo que Joel real me ofrecía. En el guión todo lo referente a Joel eran como espacios a llenar durante el rodaje. Apareció por azar. No en el casting sino en una panaderia en la que yo estaba tomando café y él esperando que los clientes le regalen una factura.
CF: – ¿Qué determina, siguiendo con la misma idea de su método de trabajo, la elaboración de un diálogo teniendo presente que la persona que debe decirlo no está acostumbrada a expresarse de manera actoral?
CS: –Es que el niño y prácticamente todos mis no-actores no actúan. Porque para actuar llamo un actor. Ellos son lo que son delante y detrás de cámara. Y los textos son de su cosecha. Mi labor, en todo caso, es inducirlos. A veces les digo que me gustaría que digan algo y otras veces no les digo nada. Jamás les doy un texto escrito. Luego hay que rodar mucho material y algo siempre sirve. La construcción del personaje con un no-actor es trabajo de edición.
CF: -Hay en su película, si me permite el atrevimiento, cierto aire a las películas de los belgas Dardenne. ¿Se siente identificado con el cine realista y social que promueven estos realizadores y algunos directores europeos que siguen corrientes parecidas en cuanto a la frontera entre documental y ficción?
CS: –Sin la menor duda. Las películas de los Dardenne en este momento como fueron las de Kiarostami en la época de Historias Mínimas son mis referencias imprescindibles a la hora de pensar en mis films.
CF: – ¿Cree ud. y sin espoilear que si la historia de Joel hubiese ocurrido en una gran urbe en vez de ocurrir en una comunidad de la Patagonia se hubiera llegado a los mismos niveles de conflictividad entre padres, autoridades y nivel de visibilidad? ¿Cuáles fueron los condicionantes de haber filmado en ese espacio geográfico y en qué medida lo obligó a adaptarse para no perder la esencia de su historia?
CS: –Sí, no sería esencialmente distinta la historia. Muchos casos de discriminación que encontré durante la preparación del guión sucedieron en Capital y alrededores. Lo que pasa es que en una gran ciudad hay otras posibilidades, como escuelas más especializadas para niños en conflictivos. Pero, bueno, a mi me gusta rodar en lugares lejanos. Por otro lado la idea de comunidad, que creo que en la película es importante, está más presente en un pequeño pueblo y mas diluida en una ciudad.