Por Pablo Arahuete
Hay un estilo y una diversidad evidente en cada una de las propuestas de la Usina creativa de UN3TV. Los géneros pueden ser un horizonte a seguir pero también el descubrimiento de explotar el formato Web para contar historias a riesgo de experimentar formas, estilos, rupturas de convencionalismos, con la libertad creativa en primer orden. Y pareciera que tras el éxito de la serie Un año sin nosotros tanto en audiencia como en premios, con Los mentirosos, una nueva serie que muy pronto intentará construir una vidriera internacional en Cannes, la vara sube un nivel.
La música y las canciones son el elemento unificador de otra historia de amores y despechos, cuyos personajes se relacionan con lo musical desde sus oficios. Sin embargo, el tronco dramático y conflictivo abre un triángulo amoroso en el que la falsedad o la mentira (de ahí el título) ocupan el centro.
Estructurada en episodios de menos de diez minutos y con un track o la versión libre de ese track como acompañamiento, las viñetas de Los mentirosos amalgaman la riqueza de personajes creíbles y muy bien escritos, que se adaptan perfecto al aspecto lúdico que propone Alejandro Jovic, guionista, director, quien nuevamente saca a relucir uno de sus personajes para interactuar con Paula Carruega, en este caso quien deja de amar a Lucas y recupera el viejo amor de Vicente.
Los tironeos entre el despechado Lucas en la piel de Ezequiel Ronconi, tal vez traicionado por Malena (Carruega) y Vicente (Jovic) se acumulan entre lo cotidiano, las inseguridades de volver a apostar a otro amor y un dato que no es menor y que agrega un conflicto a la propia protagonista la posibilidad de convertirse en madre.
En un momento determinado entre ella y Vicente se establece el diálogo de todo idílico romance cuando el hombre ante la pregunta de si en realidad la ama esgrime el argumento hasta el cielo. Amar hasta el cielo, o sea sin ningún límite, funciona como un indicio de la primera mentira cuando la franqueza y la debilidad pueden jugar una mala carta en el juego del amor, la lealtad y la amistad, o la aparición repentina de un comodín ligado al pasado como Vicente.
La melancolía de Los mentirosos dialoga tal vez sin proponérselo con ese cine que apuesta hacia adentro para hablar de las cosas que le pasan a personajes creíbles y queribles; que sufren como cualquier otro o se enamoran para desenamorarse al escuchar la banda de sonido de su propia vida.
