Por Pablo Arahuete
El director Daniele Incalcaterra vuelve al Chaco paraguayo tras varios años de ausencia y con el lazo afectivo de acompañante para intentar la utopía de su proyecto Arcadia. Sin embargo, la codicia y la locura del capitalismo salvaje, la devastación del ecosistema y un estado ausente se imponen sobre cualquier intento de cambiar la rueda de la destrucción del único planeta que tenemos. Algo de eso aparece en nuestra entrevista con el director de Chaco.
Pablo E. Arahuete: -¿Quién es Tranquilo Favero y hasta dónde llega su poder hoy por hoy en el Paraguay?
Daniele Incalcaterra: -Tranquilo Favero es uno de los poderosos hombres del Paraguay. Es el principal productor de soja y de carne del Paraguay. A diferencia de los otros productores de soja, tiene un sistema proprio de producción de semillas (no precisa de la Monsanto). Sus semillas están vendidas a más de 2000 productores de soja en el país que a su vez las abonan con las cosechas. Lo mismo los agros tóxicos necesarios a la producción están producidos en sus tres plantas químicas. Como los pocos hombres de poder en Paraguay su poder tiene un enorme peso específico en la economía y política del país.
P.E.A: -Cuando finalizó en el 2012 su documental El Impenetrable, ¿alguna vez había pensado en regresar a la desidia, la indiferencia de un Estado que sospecho es un tanto diferente a cualquier país de Europa?
Daniele Incalcaterra: -Si hablamos de “desidia” sobre ciertos argumentos, no se crea que la del Estado paraguayo sea muy diferente de la de los países europeos. Cuando los fuertes intereses económico impactan fuertemente en los Estados no hay ninguno que se salve. La única esperanza en las viejas democracias europeas es que los poderes, por ahora, están bien separados. Hablo del poder legislativo y del poder judicial. Eso por lo menos permite que la “desidia” no se cristalice en todos los niveles.
P.E.A: -¿Considera Ud. que la explotación de un recurso natural puede hacerse de manera responsable y a la vez rentable a intereses de privados y del propio Estado?
Daniele Incalcaterra: -Si, además hay estudios que, no solamente aportaron resultados positivos, explican cómo pueden ser implementados. Eso no puede funcionar sin un real compromiso entre los intereses privados cuyas explotaciones y producciones tienen que respetar las reglas ambientales, con un Estado que pueda controlar en forma independiente manteniendo como eje principal de su acción los intereses del medioambiente y del desarrollo social de los habitantes. Un rol activo manejado por cuadros de alto nivel de formación en distintas disciplinas necesarias para poder llevar adelante un monitoreo de las producciones agropecuarias.
Pienso que para mejorar el sistema productivo necesitamos de una clase empresarial consciente del impacto medioambiental de sus actividades encontrando las soluciones adecuadas, sostenibles, y que pueda enfrentarse con un Estado que al mismo tiempo les reconozca sus logros productivos, con los debidos reconocimientos.
P.E.A: -¿Cuál es, según su opinión, el villano de la película si tuviésemos que contar su experiencia desde la ficción donde Kafka y Fellini se darían la mano seguramente?
Daniele Incalcaterra: -No hay dudas que es el Estado, un ente inexistente, y que en su nombre los distintos gobiernos lo llenaron de leyes, de burocracia, de reglamentaciones, de planos sociales educativos y económicos. Donde la propiedad privada de la Tierra se volvió inviolable. Poniendo en marcha un sistema que nos aleja siempre más de la Tierra. Para que esta al final quede en las manos de pocos que puedan a su vez controlar e decidir el uso de la misma, sin ningún control. Poniendo al hombre al centro del creado, nos olvidamos que somos parte del mismo.
P.E.A: -¿Tiene pensada una tercera parte en otro documental que lo involucre desde su pasado con el nexo de su padre y desde el presente con el ultrajante desprecio por la ecología más allá de los países y los niveles de desarrollo cultural?
Daniele Incalcaterra: -No, sinceramente, espero no meterme en una tercera película.
Cuando veo que, hoy día, son los chicos de las escuelas primarias de ciertos países europeos que se sientan enfrente de los Palacios del Poder, reclamando urgentes soluciones al medio ambiente. Es más que evidente que llegamos al límite, no falta mucho en pasar la frontera del no retorno. Y que los chicos son mucho más que conscientes del peligro en el cual estamos estrellándonos.
P.E.A: -¿Qué nivel de apoyo espera a partir del debate que puede abrir su documental Chaco?
Daniele Incalcaterra: -Pienso que las películas no pueden solucionar los problemas que nos afectan. Las películas pueden abrir debates, proponer caminos posibles e ideas. Las soluciones son los gobiernos y la sociedad civil que tienen que encontrarlas. Chaco, como otras películas, puede abrir debates, nada más.