Por Maximiliano Curcio
Se trata de una de las tantas inolvidables películas que nos legara la prodigiosa década del ’60, gran epopeya del cine que marcó de forma imborrable una época a generaciones. Doctor Zhivago (1965) es la adaptación fílmica de una de las obras literarias más célebres de todos los tiempos, escrita por Boris Pasternak.
Siguiendo el estilo occidentalista de otros autores soviéticos destacados como Tolstoi o Turgueniev, quienes han dado grandes novelas que el cine ha hecho propias, como “Anna Karenina” o “La Guerra y la Paz”, Pasternak escribió en pleno siglo XX esta afrancesada historia de amor ambientada en la revolución rusa. En tono contrario a la literatura rusa eslavista de cuya corriente son ejemplos de autores como Pushkin, Gogol y Dostoievski, esta obra cabal se sitúa en plena revolución rusa, en 1917.
David Lean la dirigió magistralmente gracias a sus dotes de narrador de grandes historias, y Omar Sharif consiguió el papel más recordado de su carrera, recreando la de un atormentado médico-poeta que se vio envuelto en una de las batallas más cruentas de la historia moderna.
Ambientada dentro de aquellos turbulentos años, el autor consigue mantenerse neutral a un terreno político efervescente, mostrando luces y sombras de ganadores y perdedores al momento en que describe las aventuras y tribulaciones de su protagonista. Desde su infancia a su madurez, el arco evolutivo del personaje del doctor Yuri atravesará los horrores de la mencionada revolución.
La belleza de la nevada estepa rusa, la cuidada fotografía, y la inolvidable banda sonora que nos acompañará a los espectadores durante la travesía y por siempre, son algunos de los pocos elementos que hacen a este film tan rico en rubros técnicos depurados. Una puesta en escena a la altura de tales características nos entrega imágenes repletas de nostalgia y melancolía, gracias a la artesanal tarea de Lean quien complementa a la perfección su tarea para adaptar una novela al cine y dotarla de personalismo. Aún teniendo en cuenta que en este tipo de trasposiciones siempre existen matices que se pierden y, puntos de vista que difieren de su versión original.
Sin embargo, en Doctor Zhivago persiste una virtud a la hora de explicar la revolución rusa y su contexto socio-político, haciendo especial mención en cómo se insertan en ella los personajes, resultando este aspecto didáctico e ilustrativo. Omar Sharif interviene en un papel consagratorio que lo ratifica como un intérprete de moda por aquellos años, mientras Julie Christie luce brillante en su rol de enamorada, atrapada en un destino cruel.
Siempre que nos encontramos analizando la adaptación de una novela, se nos plantea el problema de la fidelidad y el respeto hacia una obra. La adaptación, cuando resulta demasiado sumisa al texto, traiciona el lenguaje cinematográfico que pretende recrearla y, por otra parte, la adaptación demasiado libre en su traslado difiere del espíritu literario que le diera origen. Solo el equilibrio artístico entre sendas expresiones habrá cometido con éxito su transición lingüística.
Es oportuno mencionar, que todo tipo de obra es adaptable al cine y la adaptación es el terreno catalizador de la eterna rivalidad/comunión entre cine y literatura. Este hecho parte de la necesidad que el cine necesita de nutrirse de historias que se alimentan de otras obras y Doctor Zhivago no es la excepción, conservando con objetividad la mirada que Pasternak buscaba otorgar a su novela.
Esta colosal producción se enmarca en los cánones de un film que transita la épica pura que desarrolla una compleja historia de amor, narrándonos la revolución rusa como pilar histórico del punto de inflexión de un pueblo atravesando una profunda transformación, como lo plasmaría la prolífica vanguardia rusa del cine mudo de los años ‘20.
Doctor Zhivago se posiciona como un claro estandarte del cine entendido como la máxima expresión audiovisual posible. Majestuoso ejercicio del lenguaje que constituyen el sello autoral de Lean, tal como lo muestran otras obras maestras de su autoría: El Puente sobre el Río Kwai (1957) o Lawrence de Arabia (1962).
Título: Doctor Zhivago.
Título Original: Idem.
Dirección: David Lean.
Producción: Carlo Ponti para Metro-Goldwyn-Mayer.
Guión: Robert Bolt, sobre novela de Boris Pasternak.
Dirección de fotografía (Color): Freddie Young.
Música: Maurice Jarre.
Montaje: Norman Savage.
Diseño de producción: John Box.
Intérpretes: Omar Sharif, Julie Christie, Geraldine Chaplin, Alec Guinness, Rod Steiger, Tom Courtenay, Ralph Richardson, Siobhan McKenna, y Rita Tushingham.
Género: Drama, Épica, Romance.
Duración: 197 minutos.
Origen: EE.UU. / Italia / Reino Unido / Liechtenstein.
Año de realización: 1965.