Por Pablo Arahuete
En Mujer medicina la directora Daiana Rosenfeld (Salvadora) nos propone ser testigos de una experiencia espiritual a partir de una mirada entre la subjetividad de su protagonista.De ese viaje ella nos cuenta en exclusiva cómo la afectó emocionalmente.
Pablo E. Arahuete: -Proyectos de estas características implican largos viajes ¿Qué fue específicamente lo que te dejó el proceso de gestación de este documental y sobre todo la experiencia de contacto con la protagonista?
Daiana Rosenfeld: –Mujer Medicina fue un proceso intenso, de mucho aprendizaje. Es una película que me interpeló y me permitió vivir una experiencia transformadora. A Fedra la conocí hace algunos años cuando me acerqué a sus trabajos de sanación. Desde ese momento, supe que quería, de alguna forma, encarar un proyecto que indagara en esta temática. Viajé durante un tiempo sola por la selva amazónica antes de decidir el rumbo concreto de la narración, me acerqué a la comunidad shipiba y conocí personas con enfermedades que se fueron sanando a través del trabajo con los curanderos y las plantas.
En el devenir de la película y la investigación, viví todo tipo de experiencias: no me resultaba fácil como occidental adentrarme en este mundo sin preguntarme desde dónde me estaba parando para contarlo. Pasé por muchos desafíos, frustraciones, limitaciones y autolimitaciones, todos procesos intensos, pero de pura sanación.
P.E.A: –¿Cómo convenciste por así decir a los chamanes para participar de forma más activa en esa trama de rituales sin invadir el proceso transformador?
Daiana Rosenfeld: -Fedra, la protagonista, hace años que viaja al Amazonas junto a su marido Li Chi. Los curanderos son sus maestros, y se conocen hace muchos años. Eso fue un factor fundamental. Fue muy importante trabajar el respeto, la humildad. Si bien éramos un equipo muy muy pequeño en el rodaje, la cámara se sentía muy presente. Creo que el compromiso más interesante fue estar atenta a percibir la energía que estaba ocurriendo en cada momento, saber cuándo frenar, tomar distancia, dar un respiro y volver al ruedo. Siempre ocurre esta dinámica en el cine documental, pero nunca la viví tan intensamente como en esta película.
P.E.A: -Supongo que transmitir visualmente y cinematográficamente experiencias donde entra en juego la percepción de la realidad y la subjetividad -más allá de lo discursivo- es sumamente difícil ¿Cuáles fueron tus criterios y conceptos para crear un universo sensoríal desde los elementos y recursos narrativos a tu alcance?
Daiana Rosenfeld: -Pasé por todos los estados. Al estar tan involucrada con la temática de la película, por momentos me resultó un desafío muy fuerte y por momentos me enredaba, sobre todo en la etapa de montaje. Los estados alterados de conciencia con plantas maestras son experiencias puramente subjetivas, propias, de sanación. Si bien mi deseo era transmitir, desde lo sensorial, un pequeño esbozo de lo que es vivir esas experiencias, lo cierto es que no quería caer en el lugar común de que las plantas maestras son sinónimos de alucinación. Porque ciertamente no lo son. Me interesaba compartir, a través del documental, ciertos estados más ligados a la contemplación y la meditación, como forma de autobservación y transformación personal.
P.E.A: -En la película se explora el camino de la Ayahuasca como etapa iniciática ¿Viviste esa experiencia personalmente?
Daiana Rosenfeld: -Hay muchas formas de vivir experiencias y procesos de transformación y cada una, cada uno, elige el camino o la experiencia en la que se sienta más afín,de Carl Jung que dice nte ermedad es un stro tipo de sanacila que se sienta m lo que puede llegar a ser vivir esas experiencias, en un momento determinado de su vida. Para mí, trabajar y entrenarme para logar una conexión espiritual es muy necesario, y más en los tiempos en los que vivimos. Diría que es urgente. Y este tipo de experiencias como las ceremonias, los ayunos o estar en el campamento de la búsqueda de vision, me facilitaron un poco más el camino y me ayudaron en el trabajo de la película.
P.E.A: -¿Por qué, según tu opinion, las medicinas no tradicionales generan mayor confianza en la gran mayoría de la gente que padece de ciertas enfermedades o se deben someter a enormes tratamientos sin resultados curativos?
Daiana Rosenfeld: -Hay una frase muy interesante de Carl Jung que dice: “La enfermedad es el esfuerzo que hace la naturaleza para sanar al hombre”. Y para mi, está ligado a lo emocional y a lo espiritual. No sé si generan mayor confianza las medicinas alternativas, pero sí tienen una visión más integral del ser humano, diferente a la medicina alopática u occidental.
Poco a poco, se está gestando un cambio de paradigma, donde los humanos empezamos a ser considerados como seres completos, fiísicos, psíquicos, emocionales y espirituales. Donde no hay enfermedades, sino enfermos.
Muchas veces las medicinas no tradicionales, como las que practican en el chamanismo o el trabajo con plantas maestras, apuntan a la causa, a la comprensión y a la integración como forma de sanación, sin dañarnos y sin consencuencias negativas para nuestro cuerpo. Otras veces, la medicina alopática sentencia que no hay cura a ciertas enfermedades, cuando sí las hay, pero no desde la lógica que la alopatía las trata.