Por Pablo Arahuete
La difícil tarea de cruzar la frontera de lo documental y transitar los caminos de la ficción fue el principal desafío asumido por Ezequiel Yanco en su film La vida en común (ver crítica). En esta entrevista exclusiva charlamos con el director sobre la experiencia de trabajar y filmar la vida cotidiana de niños y adolescentes de la comunidad de los Ranqueles.
Todas las cuestiones que cruzan la película siempre se encuentran bajo la mirada de los niños
Pablo E. Arahuete: -¿Por qué en tu película los adultos ocupan un segundo plano o hasta se encuentran fuera de campo?
Ezequiel Yanco: -Creo que hay dos razones por las que finalmente terminé trabajando con los chicos en la película porque a lo largo del proceso de rodaje me di cuenta que con ellos era más fácil trabajar la mezcla entre la vida real y la ficcional y, además como suelo trabajar sin guion, eso se fue armando durante el rodaje. Se hizo a lo largo del tiempo, iba, filmaba, volvía, después editaba y volvía a viajar. Así, el material se fue depurando y comenzaron luego a aparecer las líneas narrativas y eso nos dio más consignas para filmar. Me di cuenta que los niños tenían vidas más interesantes en términos narrativos, como por ejemplo la vida en comunidad ó la vida de los indígenas hoy en los territorios de la Conquista del desierto. Todas las cuestiones que cruzan la película siempre se encuentran bajo la mirada de los niños. También, los conflictos internos de la comunidad como el cacique que se robó el dinero. Los niños lo tomaron como un juego la filmación y se fueron acostumbrando a la cámara. Ellos no actúan, no intentan impostar una actuación y tampoco sobreactuarla, no se vuelven solemnes, simplemente están ahí con su presencia, habitan la cámara, habitan la escena. Por todo esto decidí que los adultos no aparezcan.
P.E.A.: -¿Cómo coexisten en vos tu rol de historiador con el de director de cine a la hora de pensar en una película?
Ezequiel Yanco: -Los uní para esta película. La idea de trabajar con la Conquista del desierto. Comencé a investigar territorios, pobladores, pero lo más importante fue preguntarme cómo viven hoy. El caso particular fue San Luis y esta comunidad en la actualidad; preguntarme por la forma de vida de los Ranqueles hoy. Sus tradiciones y costumbres, si seguían o no vigentes. A la vez en el registro del presente aparece una evocación del pasado permanentemente. Es por eso que prefiero trabajar con personas reales y no con actores. En el presente de cierta forma se evoca en estas vidas la Conquista del desierto.
P.E.A.: -¿Cómo fue el trabajo con los niños de la comunidad dada su nula relación con los códigos de la actuación?
Ezequiel Yanco: -Son niños y adolescentes de la comunidad Ranquel. Jugamos con la idea que tienen de la cacería del puma que acecha la comunidad. Existen pumas en el lugar pero en ese momento no había. Fue un recurso de ficción, al puma lo tuvimos que agregar. Con los chicos se trabajó filmando sus rutinas con equipos pequeños en varios rodajes. Específicamente éramos el director de fotografía Joaquín Neira y el asistente de dirección Nacho Ceroi y yo. Logramos crear una intimidad con los chicos, filmar su rutina con naturalidad para luego sí introducir algunas ideas o líneas de ficción, con la variable tiempo y la idea de que fueran familiarizándose con la cámara.
P.E.A.: -¿Tu proyecto de filmar a los Ranqueles tuvo origen en el registro documental o ya tenías en la idea base la presencia narrativa con los elementos ficcionales?
Ezequiel Yanco: –Tenía claro que iba a trabajar con elementos ficcionales con fines narrativos, pero no cuáles iban a ser. Sí que iba a ser la vida cotidiana de la comunidad mezclada con una ficción. Fui descubriendo la película a medida que filmaba. Partí de la idea de usar como base de la ficción siempre lo biográfico. Mi interrogante mayor era cuáles elementos narrativos iban a atravesar lo biográfico, me propuse llevar lo documental hacia otras zonas. Quería, por otro lado, documentar esta forma de vida de los Ranqueles y hacer de esa documentación una ficción, donde mezclar elementos mitológicos, una fábula, con materiales de archivo, históricos, filmaciones caseras que ellos mismos me fueron dando.
P.E.A.: -Al tomar contacto con tu película uno advierte que en esos niños no hay tanta recurrencia en los juegos o por lo menos escasea ese ritual lúdico habitual para esas edades. ¿El pasaje a la madurez para ellos llega más temprano en relación a los otros niños de la provincia?
Ezequiel Yanco: -No tengo esa percepción de alejamiento de la infancia. Creo que tienen sus juegos y son los que están filmados. Por ejemplo hay un niño que tiene una colección de dinosaurios con los que juega todos los días, juegan a la pelota, dibujan, hacen los juegos más comunes de chicos de esa edad. También tienen los juegos propios de un espacio rural, cazar pajaritos, buscar animales. Es cierto es que tienen mayor relación con la naturaleza, la viven con mucha más naturalidad que alguien que no está acostumbrado a o viene de la ciudad.