Por Pablo Arahuete
La maternidad adolescente y la desprotección de niños muy pequeños es uno de los caminos sinuosos por los que transita Hogar (ver crítica). Un film de aprendizaje desde dos puntos de vista, el de una madre adolescente y el de una joven monja. Charlamos en esta entrevista exclusiva con su directora Maura Delpero.
La maternidad adolescente me pareció interesante porque se le suma a esa edad intensa la intensidad de la maternidad. Lo paradójico es que todo pase en el mismo cuerpo.
Pablo E. Arahuete: -La idea de esta película, ¿Surge motivada por tus inquietudes respecto a la maternidad y las maneras de afrontarla?
Maura delpero: -Sí, en principio fueron mis preguntas sobre la maternidad, cuya respuesta siempre era un poco contradictoria. Tenía sentimientos contradictorios, por un lado una fuerte atracción pero por otro lado miedos por lo cual decidí profundizar al respecto contestando esas preguntas con mi arte. El primer paso fue hacer entrevistas con madres y así me di cuenta que los sentimientos contradictorios no eran solamente míos sino muy comunes. Por lo tanto algo que nació desde una necesidad personal y artística se transformó en el deseo ideológico y político que diera a luz la complejidad de este fenómeno humano.
P.E.A.: -Supongo que en un hogar manejado por religiosas coexisten mujeres que se despojan del instinto maternal con otras que lo llevan tatuado en su ADN sin siquiera preguntarse por el deseo de ser madre, ¿Se puede reprimir el instinto sin consecuencias para los niños que se traen al mundo?
Maura Delpero: –Me cuesta generalizar porque estuve trabajando cuatro años en hogares donde encontré muchas madres y la verdad muy diferentes, muy diverso. Algunas no aceptaban a sus hijos y por eso les costaba estar atentas mientras que otras a pesar de tener dificultades les daban absoluta prioridad a sus niños. Me cuesta tanto generalizar como juzgar y la película creo que tampoco abre juicio al igual que yo en la vida. Ninguno de nosotros fue madre adolescente por lo tanto creo que no se puede juzgar. Sin embargo, sí es objetivo que ser madre adolescente es muy difícil y complejo, es una edad de muchas inquietudes y la maternidad es muy demandante. Necesita de mucha ayuda, por eso los hogares serios, con equipos psicológicos, son muy importantes tanto para las madres como para los hijos.
Respecto a las religiosas es algo similar, me encontré con algunas que no sintieron la necesidad o deseo de ser madres, otras que si bien lo sintieron fue más fuerte la vocación, no les costó tanto reprimir ese deseo, pero conocí a monjas a las que realmente les costó reprimirlo y en esas nos inspiramos para construir al personaje de Sor Paola, inclusive la actriz que la encarna también había conocido a una Sor Paola, una monja italiana que dejó la orden por no poder soportar la presión. Yo quería contar en la película la lucha interior de esta mujer, algo que me parecía muy fuerte.
P.E.A.: – ¿Qué representa para vos como directora el universo adolescente y más si se trata de madres adolescentes?
Maura Delpero: –Lo conozco muy bien porque mi primer trabajo fue como profesora de secundaria. Es una edad que me gusta mucho por su intensidad. Por eso la maternidad adolescente me pareció doblemente interesante porque a la intensidad de la adolescencia se le suma la intensidad de la maternidad, me resulta paradójico y movilizante que eso pase en el mismo cuerpo.
P.E.A.: – ¿Cuál fue el criterio de convocar actores profesionales con no actores en un mismo espacio cinematográfico?
Maura Delpero: -Me gustaba que estos dos mundos opuestos también tuvieran la diferencia entre profesionales y no, pero la decisión no era radical. Al principio tuve también la idea de un casting de actrices jóvenes para los roles de madres adolescentes. A lo largo de los castings me di cuenta de que necesitaba caras verdaderas. Al haber trabajado en hogares sentía que había cosas a las que una actriz no puede llegar y entonces finalmente se dio un cast neorrealista que mezcla profesionales con no profesionales. Siempre la idea fue que sea un mismo mundo y con el mismo canto.
P.E.A.: – Tengo entendido que tenés una experiencia directa con hogares de mujeres solas, ¿Cómo fuiste construyendo vínculos y ganando confianza sin correr el riesgo de que no compartieran experiencias o actividades cuando se plantean representaciones ya sea con un registro documental o de ficción?
Maura Delpero: -Es una cuestión de confianza, quería que desde el principio entendieran quién era yo; que no tenía una mirada morbosa sino delicada, respetuosa. Yo cuento lo que me gusta cuando le tengo cariño y respeto y ellos entendieron. Entré sin cámara, yo había trabajado casi cuatro años donde llegaron a conocerme bien. La clave fue la relación de recíproca confianza.
P.E.A.: – ¿Cómo fue el trabajo con los niños que también forman parte de Hogar?
Maura Delpero: -No fue muy largo, teníamos que elegir niños que vivieran cerca de la locación por un tema de producción. Se armó tarde porque dependía de la confirmación de las locaciones y muy próximo al rodaje. Se tuvo que hacer mucho trabajo en set. Obviamente tuve ayuda de coach. Por ejemplo, la niña que elegí era muy chiquita, tenía cuatro años. Yo necesitaba esa edad para poner en conflicto a Sor Paola, una niña para proteger. En realidad, hicimos una película de niños dentro de la película en sí, porque había que pensar escenas para ellos o situaciones exclusivas para ellos y luego integrarlas a la parte de la película con adultos. Fue un rodaje muy influenciado por la presencia de niños pero estoy muy satisfecha.