Por Vicente I. Sánchez, corresponsal Cine Nueva Tribuna, España
La película colombiana Los reyes del mundo ha sido la ganadora de la Concha de Oro en la 70 edición del Festival de San Sebastián. Se trata del segundo largometraje de Laura Mora en el que realiza una radiografía de la sociedad colombiana a través de una especie de road movie en el que un grupo de chicos de la calle de Medellín emprenden un viaje en busca de un mundo mejor. Se trata de una película sincera, emotiva y muy bien rodada que desde su estreno en el festival se situó entre las favoritas de la crítica y público. No se encontraba entre lo mejor de la edición, pero sí es una película con mucho poder de evocación y con algunos momentos de poesía visual muy interesantes.
De esta forma, el jurado presidido por el productor argentino Matías Mosteirín (recordemos que se incorporó tras la caída de Glenn Close) ha querido escapar de la polémica y ha concedido una Concha de Oro que gusta a todo el mundo y que parece una apuesta segura de público en su pase por cines. Se aleja totalmente de la radicalidad y polémica que suscitó la película ganadora del año pasado, Blue Moon, que tras sus malas críticas ni siquiera ha encontrado distribuidor en España para su estreno.
Un poco más de riesgo recayó a la hora de premiar a Runner con El Premio Especial del Jurado. El debut en la dirección de Marian Mathias es una película ambientada en la América profunda en la que una chica debe emprender un largo viaje para enterrar a su padre. Se trata de una película tan plástica como críptica, con momentos de gran belleza, pero también de cierto tedio y repetición. Sus 76 minutos son una trampa ya que para nada estamos ante una historia corta que pueda verse de forma sencilla. No se puede negar en cualquier caso que estamos ante una propuesta distinta dirigida especialmente hacia este tipo de festivales.
Quizás algo excesivo fue La Concha de Plata a la Mejor Dirección para Genki Kawamura por A Hundred Flowers. El propio director reconoció que no esperaba dicho premio y que se encontraba en Bilbao comiendo jamón cuando lo llamaron. Yo tampoco esperaba que el festival entregara el segundo galardón más importante a una película tan plana y anodina sobre el alzhéimer y la perdida de la memoria. Sí, es una película emotiva, pero también una historia que ya hemos visto demasiadas veces en pantalla.
El premio ex aequo a la Mejor Interpretación fue para dos intérpretes menores de edad cuyos trabajos han dado mucho que hablar en esta edición. Por un lado, la debutante Carla Quílez desprende furia y arrogancia en la magnífica La Maternal, de Pilar Palomero. La segunda película de la directora de Las niñas nos habla sobre la maternidad precoz y sobre los centros de acogida y tutelaje, centrando su mirada en una niña que se queda embarazada y deberá salir adelante en una sociedad que no la comprende y que la margina. En mi opinión, La Maternal merecía estar más presente en el palmarés y era, posiblemente, una de las cintas más redondas y emotivas de esta 70 edición.
Paul Kircher recibe el Premio a la Mejor Interpretación por Le lycéen, película que nos habla sobre la muerte del padre y que se puede ver sin generar demasiado entusiasmo y aburrimiento.
Tampoco entiendo muy bien por qué se ha dado un premio a un chico y a una chica si recientemente se ha eliminado el género en este tipo de galardones. ¿En qué quedamos?
El resto de premios de la Sección Oficial son de lejos lo más discutible del palmarés. Renata Lerman, también menor, recibió la Concha de Plata a la Mejor Interpretación de Reparto por El suplente, una película tan correcta como olvidable y en la que su interpretación solo puede ser definida como anecdótica. Igual de insustancial fue el premio a la Mejor Fotografía para Pornomelancolía, película excesiva sobre la industria porno gay y en la que lo que menos destaca, si es que destaca algo, es la fotografía.
El aburrido y recargado drama chino Kong Xiu (A Woman) se hizo con el galardón al Premio al Mejor Guion. Nada que destacar ni comentar.
Resulta curioso que en un año en el que se ha hablado tanto de cine español (y muy bien), el jurado presidido por Matías Mosteirín y formado por la cineasta francesa Antoinette Boulat, la guionista danesa Tea Lindeburg, el artista visual Lemohang Jeremiah, el director Hlynur Pálmason y la periodista Rosa Montero, solo haya dado un premio a La Maternal, olvidando así a películas de Sección Oficial tan interesantes como La consagración de la primavera o Girasoles silvestres.
Una prueba más de que crítica y público no suelen coincidir ni estar en la misma frecuencia. También ha faltado valentía para premiar a una película tan polémica, pero al mismo tiempo tan brillante, como Sparta de Ulrich Seidl. Si llega a venir sin polémicas habría sido la clara Concha de Oro.
