Por Aleix Sales, corresponsal Cine Nueva Tribuna, España
Tras presentarse al mundo con Girl (2018), aquel retrato de una bailarina de 13 años transgénero que removió (para bien y para mal) a todo aquel que fue testigo, Lukas Dhont sigue instalado en el álbum de la adolescencia con otro coming of age en clave queer. Ambientada en la campiña belga, Close empieza narrando el idílico verano entre dos chicos, Léo y Rémi, que acaban deviniendo uña y carne a raíz de la mágica complicidad que surge entre ellos. Septiembre llega, y con él la vuelta a la escuela, donde el contacto con los otros estudiantes y las habladurías transformarán la relación entre ambos.
Uno de los mayores alicientes de Close es, precisamente, el tratamiento sobre cómo se modifica un vínculo entre dos al estar expuesta a los ojos y juicio de los otros, y más en una época de constante inseguridad como la pubertad, en la cual la aceptación por la masa social –muy enmarcada en las convenciones- es lo que uno anhela para sentirse protegido. Dhont resigue esta evolución con un estilo naturalista embellecido, mediante el cual expone situaciones en los que más de uno se puede ver reflejado como esas acusaciones de los compañeros, que vierten las ganas de etiquetar o definir a la gente en un momento vital donde aún está descubriendo su identidad, síntoma del trabajo que todavía queda por hacer en un mundo que fluye más pero que mayoritariamente continúa anclado en disyuntivas arcaicas.
La cotidianidad se quiebra al someter a sus protagonistas a una situación extrema con la que agitar su ya tocado mundo interior e impulsar su crecimiento a través de un hecho traumático contundente difícil de comprender.
A partir de este momento, la historia se vuelve más oscura y deprimente, pero el cineasta belga mantiene la coherencia formal y visual, en la cual hay espacio para una poética medida que no choca con el conjunto. Es en su desarrollo donde Close plantea más debilidad, ya que su trama resulta previsible y por momentos reiterativa, a pesar de no apostar por el subrayado evidente. El ritmo se resiente con la insistencia en, por ejemplo, las escenas de los partidos de hockey, que no aportan demasiado a la exteriorización emocional de Léo, restando a un todo que, sin embargo, regala momentos de altísima sensibilidad.
A la cercanía de la cámara de Dhont cabe añadir un intérprete de pasmosa madurez ante el objetivo como Eden Dambrine, tiernamente acompañado de la mano por Gustav De Waele y bien secundado por el resto de intérpretes, donde sobresale Émilie Dequenne.
Como los personajes de sus obras, a sus 31 años Dhont está en proceso de maduración como cineasta y debe refinar sus tics más efectistas, pero en su segundo largometraje mantiene su propia voz y avanza con la misma firmeza con la que irrumpió en el panorama cinéfilo. Una mirada cargada de sensibilidad para narrar una época de autoconocimiento vital desde el corazón.
Título: Close.
Título Original: Idem.
Dirección: Lukas Dhont.
Intérpretes: Eden Dambrine, Gustav De Waele, Émilie Dequenne, Léa Drucker, Igor van Dessel, Kevin Janssens y Marc Weiss.
Género: Drama.
Clasificación: Apta para mayores de 16 años.
Duración: 104 minutos.
Origen: Bélgica/ Países Bajos/ Francia.
Año de realización: 2022.
Distribuidora: Zeta Films.
Fecha de Estreno: 02/03/2023.
Puntaje: 7 (siete)